El ambiente me tenía en un estado hipnótico, la música sonaba lo suficiente fuerte para resonar en mi pecho y me había encontrado con las ganas de salir a la pista y dejarme llevar como Isak y su compañera lo hacían, sin tantas restricciones, sin muchos pensamientos pero ello requería un estado de ebriedad más allá del que estaba dispuesto a aceptar esta noche.
- Te toca contar una historia, Scrott. Ya escuchamos la vez en que Shawn se quiso tirar de paracaídas pero todos temieron que fuera muy pesado para que pudiera funcionar. – dijo Mark con una plena sonrisa extendiéndose en su rostro mientras agitaba un poco su trago.
- Prefiero escucharlos esta noche. Se tan poco de ustedes…¿qué hay de ti? Seguro que hay una historia detrás del cabron que eres. – le respondí cruzando de brazos y piernas, esperando por escucharla.
Todos esperaron por una respuesta de él mientras tenía la miraba fija en mí.
Estaba segura de que me iba a mandar al diablo o insultar por lo menos pero tomó un largo sorbo de su bebida que olía diez veces más fuerte que el vodka que había tomado y dijo:
- ¿Quieres escuchar una historia triste o feliz?
Me encogí de hombros descruzando mis brazos.
- Sorpréndeme.
Se lo pensó rascándose un poco la barbilla. Su mente iba en muchas direcciones intentando encontrar algo bueno mientras todos los demás lo observábamos expectante. Luego de un rato enfocó la miraba hacia delante, viendo más allá de mí.
- Cuando me casé con ella. – dijo señalando a mis espaldas hacia donde Scar debía de encontrarse. Me gire y la observé ser arrastrada por Isak a la pista de baile algo avergonzada pero muy animada.
- Era un cadete menor cuando ella llegó a la base donde estaba alistado, peleaba todas las noches en los círculos de pelea intentando crearme una reputación, volverme lo suficiente duro y fuerte para que los de arriba me vieran. Esa noche ella estaba entre ese grupo observando la pelea, fue una de las buenas noches donde no me dieron una paliza y gané, cuando terminé y me di la vuelta ella estaba allí con los brazos cruzados y el ceño fruncido observando el pedazo de carne y sangre que era, todo por ganarme un renombre. Un lugar entre las estrellas. Era tan hermosa que me pasé el resto de la noche persiguiéndola como un cachorro esperando por su atención, sabiendo que una niña rica, privilegiada y orgullosa como ella tal vez nunca me haría caso. Después de un tiempo me había cansado de pelear todas las noches intentando demostrarles a los demás quien era, quien podía ser para ellos, me cansé de intentar encajar en sus moldes y renuncié a ello. Cuando pensé que mi vida solo sería vagar y mantenerme alejado de la mortandad llegó a mí preguntándome que si ya me rendía. Sus palabras exactas fueron: “Si ya terminaste de derramar sangre, puedes invitarme a cenar y demostrarme que eres capaz de ganar algo más una pelea.”
- De alguna manera le había gustado, aunque nunca durante esos meses que la perseguí me había dado señal alguna. Fue cuando renuncié a mi ego que tuve un chance con ella. Nos casamos seis meses después y creo que desde entonces ningún gobierno, ningún trabajo ha sido para mí tan importante como protegerla.
El amor que sentía por ella se estrelló contra mí como si fuera una roca, con demasiada fuerza que hasta podía palparlo, una sensación que hacia mis nervios explotar como si me hubieran derramado con agua bendita. Era tan determinado y profundo que me sentía incomoda de es-piar en un sentimiento ajeno, tan personal como el suyo.
Todos los demás lo observaban con respeto pero aun así no había sentido esa misma chispa de emoción que me había tocado, solo veían los ojos de un hombre que estaba dispuesto de entregar todo su mundo para mantener a esa mujer segura. Creo que nunca había sentido tanto res-pecto hacia él, pero también sentía celos. Por qué él sí podía tener, proteger, a quien amaba a pesar de todo.
Desvié la miraba del grupo intentando que mis ojos no se humedecieran al recordar a Vidra pero esa sensación también me hizo recordar otras cosas que también amaba además de ella, que añoraba. El sol calentarme el rostro, los hombros, la luz inundarlo todo penetrando en cada uno de los detalle y la tierra, su sensación sobre mis dedos. Podía quedarme toda una noche sobre ella con el cielo abierto sobre mí.
Me tomé unos segundos para recuperarme aprovechando que ellos se habían distraído un poco con una nueva ronda de licor y el escándalo que hacían los otros en la pista. Aunque no podía escapar de la miraba penetrante de todos; Lykar estaba teniendo un buen detalle conmigo en lucir como si no notara nada en mí.
- No sabía que te habías casado con ella, pero no me extraña el que se portara dura contigo. Luce como su manera de ser. – dije ofreciendo mi vaso para que Shawn lo re-llenara con cualquier cosa que estaban tomando.
- Lo que no te está contando es quien lo enseño a pelear. – dijo este dándole un puñetazo en un costado del estómago a Mark. – estuvimos juntos en las Islas oscuras, 7 de 10 peleas quedaba hecho trizas conmigo. Las otras sentían tanta empatía por su trasero que iba suave.
Eso causo un pequeño revuelvo entre ambos hombres y Jordán y yo tuvimos que retroceder un poco para no vernos involucrados en su cambio de insultos y algunos golpes “juguetones”
- Como sea, eso fue hace años. Tal vez me haya oxidado un poco en la pelea. – aseguró Mark con un simple encogimiento de hombros. – ¿pertenecías a alguna unidad antes de nosotros Scrott? Cuéntanos.
Miré a Lykar de soslayo pero este solo se disculpó inventando alguna excusa sobre ir a decirle algo a Mells para dejarme lidiar con eso. No tenía muchas oportunidades de escaparme fácil-mente sin llamar la atención así que tuve que darles por una respuesta.
- Lo hacía, yo era la Líder. – dije tomando un sorbo del trago y desechando de in-mediato, esto de seguro pondría mi cabeza a dar vueltas en minutos y era lo que menos quería.
- ¿Y? – esperaron por más detalles. Así que me las ingenie en darle algo para satis-facer su curiosidad.
- Éramos siete, tres mujeres y cuatro hombres. En realidad yo no tenía mucho apego a ellos, servimos juntos en 52 expediciones antes de separarnos. Pero supongo que la falta de cariño era reemplazada por el respeto, era una unidad respetable, era lo que necesitaba para ir y venir, y soportar cada una de las duras pruebas. Estuvimos cuando fue el incendio masivo en Sacramento- California hace cuatro años para un entrenamiento de campo, se nos cerró el paso por las medidas de emergencias y estuvimos varados cuatro días dentro de la zona de expedición.copy right hot novel pub