Violet
Kale me mira expectante a mi respuesta.
— No. — respondo haciendo que el semblante de su rostro decaiga notablemente.
— ¿No? ¿Quieres que me vaya? — pregunta mirándome dolido.
Ruedo los ojos con exasperación.
— Sí, quiero que te vayas porque llevas un mes aquí y tú Manada esta allá sola, desprotegida — cuestiono con el ceño fruncido.
— Vine porque ambos nos debilitamos sin la presencia del otro. — dice sin dejar de mirarme.
— Si, solo que por alguna razón tú estabas intacto, la única afectada fui yo, te pido que te vayas a hacerte cargo de tu manada. — le pido preocupada, si llega a haber un ataque todos están frágiles sin su Alfa.
— Pero tú eres mi Luna, te necesito allá. — responde en un susurro.
— Puedes usar a Melanie. — respondo con rencor.
A pesar de que pasó un mes desde lo ocurrido yo aún no lo perdonaba en absoluto.
— No juegues con eso, no quiero irme y dejarte aquí, en la misma situación, tal vez en la próxima no la cuentes. — responde.
Ruedo los ojos y lo levanto empujándolo hacia la puerta.
Se va a las buenas o las malas.
Abro la puerta y le doy un empujón para que salga.
— ¡Violet! — grita, me pongo detrás de la puerta por si intenta abrirla pero gracias al cielo se fue.
Suspiro aliviada y cierro los ojos un momento.
Su presencia me ha puesto en tensión todo el pinche mes.
Ya me tenía harta. Que vaya a molestar a perranie.
— ¿Feliz? — escuchó la voz de Lerón frente a mí.
— ¿Yo? Pfff claro que no. — respondo y miro su expresión de "¿es enserio?"— Vale debo admitir que estaba bastante intenso el lobito. — respondo caminando hacia la cocina para buscar una manzana.
— Desde que casi mueres hace un mes. — responde sin quitarme la vista de encima.
Lerón seguía intimidándome un poco, su mirada era como la de un depredador que ve a su presa.
— Corrección, me debilite. No estaba al borde de la muerte. — digo tomando la manzana y llevándola a mi boca.
— ¿No ha pensado en rechazar a su mate? — pregunta de repente.
Dejo de masticar algo descolocada por su pregunta y suspiro mirando a la nada.
— Lo he pensado, pero no vale la pena. Lo rechazo y no tendré la oportunidad de perdonarlo y seguir adelante. Quedaré sola y con 20 gatos. — digo volviendo a mi postura normal — ¿Quieres acompañarme a ver cómo van las cosas en el hospital? — pregunto mirándolo.
Este nota mi radical cambio de tema pero asiente en respuesta.
No necesito esas presiones ahora.
Llegamos al hospital, vinimos caminando ya que el día está precioso.
La manada fue restablecida y todo marcha de maravilla.
Entramos y vemos que hay varias personas alrededor, unos son trabajadores y otros pacientes.
Parece este todo en orden, nada grave.
Escuchamos un estruendo y vemos cómo rápidamente entran con un chico en una camilla
Este lleva la mitad del brazo quemado, miro a Lerón con preocupación y suspiro acercándome a él.
— Mi Reina, lo llevaremos a... — empieza un doctor.
— Espere. — digo levantando mi brazo. Este se detiene y el chico me mira confundido, aunque la herida sana, lo hace muy lento y eso hace que duela. Extiendo mi mano hacia su brazo y creo una capa de hielo, el chico hace una mueca de dolor pero aprieta la mandíbula aguantando.
— Eso hará que no duela tanto. — digo y me giro hacia la salida, ya vi suficiente.
Al salir unos guardias nos interceptan.
— Reina. — dice uno bajando la cabeza.
— ¿Qué ocurre? — pregunto.
— Alguien la busca a los límites de la manada. — responde.
Suspiro y camino con ellos hacia allá.
Al llegar una chica con una caja, de color negro, como la anterior.
Ella me la entrega y se va.
Abro la caja y miro el contenido, otra nota y otra esfera.
Mi pulso de acelera y empiezo a sospechar que el antiguo gobernante no murió.
Definitivamente aún debe vivir, nadie más que yo puede hacer esto.
Lerón mira con desconfianza la caja y me la quita abriendo la nota.
«Estoy más cerca de lo que piensas»
Lee.
Suspiro calmándome y pienso las probabilidades.
Si de verdad está vivo.
¿Porque abandono la manada?
Tantas preguntas sin respuestas me dejan en una encrucijada, que no parece tener salida.
— ¿Quién cree que puede estar enviando estás nota Alfa? — pregunta Lerón caminando a mi lado.
— El antiguo Alfa está vivo.
Afirmo.
(...)
Miro la luna en todo su esplendor, estoy en la piscina del castillo, si, tiene piscina, una muy grande. Pero yo solo estoy con los pies dentro de ella y mi cuerpo en el borde.
Definitivamente todo esto está muy raro.
Pero decido no pensar tanto en eso, hablare con Syran y Sandler para ver qué podemos averiguar.
Escucho el sonido de unos pasos, pero no me alarmo, solo levanto mi mano congelando a quien quiera que venía en mi dirección.
— Tranquila fiera, solo soy yo. — habla el.
— Se te está haciendo costumbre venir sin avisar. — digo sin abrir mis ojos. Este se acerca a mí y se pone de cuclillas a mi lado, su aliento rozando mi nuca, poniéndome sumamente nerviosa.
— Me gusta asustarte, pero veo que está vez no funcionó.copy right hot novel pub