Eduardo llevó a Lydia a la empresa.
En el camino, no miró el paisaje fuera de la ventana, ni revisó su Facebook y Twitter como antes.
—¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? —preguntó Eduardo de repente. Era la duodécima vez que Lydia le miraba.
—No. No. Eduardo, ¿cómo podría un hombre como tú permanecer soltero durante todos estos años? —Lydia bajó la cabeza y jugueteó con sus uñas. Sus hermosas manos eran finas y finas. De vez en cuando miraba a Eduardo, como si esperara su respuesta.
Eduardo era tan sobresaliente. Parecía que podía hacer cualquier cosa bien. Debían de ser muchas las chicas que le perseguían allá donde iba.
Al pensar en esto, Lydia no pudo evitar sentirse un poco perdida.
—¿Soltero? Estoy casado.
—¿Qué?
—Sí —Eduardo miró a Lydia y parecía estar mirando a un tonto:
—¿Qué te crees que eres?.
—Puf...
Lydia se dio cuenta de lo que quería decir Eduardo. Inmediatamente se sintió muy avergonzada y se sonrojó.copy right hot novel pub