Al día siguiente, Lydia se estiró al despertarse, con su cálida y suave mejilla rozando la comodidad de su almohada.
De repente, recordó algo.
Al instante siguiente, se sentó como un rayo, con la manta cayendo hasta su cintura. Parpadeando, miró el reloj de la pared. Bien, bien, sólo eran las siete y media...
Pensó que iba a llegar tarde.
Lydia se levantó de la cama, frotándose los ojos, y se dirigió al baño para lavarse. Dejando la pasta y el cepillo de dientes, vio el cepillo de Eduardo al lado del lavabo... eh, le pareció un poco sugerente poner su cepillo al lado del de él.
Lydia dejó su cepillo de dientes alegremente, pero se congeló al llegar a la puerta.
¿En qué estaba pensando?
¿Qué tenían que ver las cosas personales de Eduardo con ella? Sólo estaban en un acuerdo...
Lydia reprimió sus emociones. Juana estaba preparando el desayuno. Al ver que Lydia bajaba del piso superior, se apresuró a decir:
—Señora, el señorito ha salido a correr.copy right hot novel pub