Modo oscuro
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Tormenta de antaño

Capítulo 7 (Parte III): Tres en imitación a Josie

Durante todo el resto de la mañana me sentí acosada. Mis acosadoras eran tres chicas: una rubia de cabello escandalosamente ondulado, el cual era obviamente falso, una chica de cabello rubio mas oscuro, el que también era falso, y una cabello negro, el que si era real.

Las tres vestían como muñecas Barbie, zapatos altos, extra-maquillaje, joyería como para abrir tu propia venta de segunda y su ropa era ajustada.

Entre clases me seguían de largo como intentando analizarme si yo era o no era la persona que realmente querían seguir. Cuando entraba a clases ellas desaparecían, pero cuando salía de estas estaban esperándome a la distancia.

Para la hora de almuerzo me rendí. Caminé mucho mas rápido que de costumbre y de pronto me detuve, así que ellas quedaron a dos pasos de distancia detrás de mi espalda; me volteé y las miré con sentencia.

Allí estaban, mudas, mientras yo las analizaba a arriba hacía bajo.

Parecían querer ser una copia de mi madre.

¡Ah!

¡Así que eso era!

― ¿Puedo ayudarles en algo? ―pregunté, mirándolos con una ceja en alto y una expresión calculadora.

―Les dije que era ella ―repuso la rubia de los rulos falsos excesivos.

― ¿Quién se supone que soy? ―pregunté indiferente a ellas y su populosa presunción.

―La chica octubre ―respondió la pelinegra, la de los rulos excesivos puso la mano abierta en dirección a la rubia teñida, esta, casi de inmediato, como un perrito asustado, le pasó una revista a la rubia de los rulos.

―Haz salido en la portada de la revista Bestemming los últimos cuatro años como la chica octubre. ―La rubia de los rulos la sostenía la carátula hacia mí.

― ¿Enserio? ―pregunté como burla, y ellas fruncieron el ceño de manera automática como si estuvieran programadas de manera sincronizada, le quité la revista de las manos a las chicas y la miré como si no supiera de lo que hablaba, luego reí―. Si, soy yo, gracias por decirme lo obvio ―le extendí la revista de nuevo con una sonrisa sarcástica.

― ¿Es verdad que los dueños son tus padres? ―preguntó la rubia falsa, un segundo mas tarde, la de los rulos la abofeteó con la mirada.

―Si, de Bestemming y de agencia de modelos Stil dhe Shndrit ―respondí como si realmente me importara esta conversación.

―Tienes que juntarte con nosotras ―dijo de manera enérgica la rubia de rulos, tomándome el brazo.

― ¿Por qué?

―Eres la persona más importante que hay en nuestra universidad; eres toda una celebridad, tienes que juntarte con personas de tu nivel, como nosotras ―alegó la pelinegra.

― ¿Cuándo firmé para eso?

―Es la ley de la vida―bufó la rubia falsa.

― ¿A quien tengo que demandar para que me dejen en paz?

―Pero… ―intentó objetar la de rulos, yo extendí mi mano abierta a su rostro.

―No me agradan, así que vuelen pajaritos, quizá alcancen sus sueños de esa forma; no cuentan conmigo. ―susurré con desprecio y diversión.

Las tres chillaron al mismo tiempo, ahogándose en su propio orgullo.

Yo sonreí, me abrí camino entre ellas, empujándoles para seguir con mi vida.

―Eres una presumida ―acusó la rubia de rulos, no la veía, pero sabía que era ella.

Yo solo extendí mi mano derecha y la alcé, enseñándoles mi dedo del medio.

Ellas ahogaron una exclamación sonora bastante audible. Varias chicas me aplaudieron al salir.

Típicas chicas populares para las que la amistad no era más que un negocio lucrativo.

No contarían conmigo.

Me encaminé al edificio de las chicas, durante el camino me propuse enviarle un mensaje de texto a Tania preguntándole por mi vestido para la cita.copy right hot novel pub

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