Di un vistazo desde los ventanales del bar buscando a Jinx entre la multitud; estaba peculiarmente lleno para ser un jueves. Temí que gracias a ello nuestra cita estuviera arruinada.
En todas las ocasiones en las que visité el bar, aun cuando estaba a explotar el primer fin de semana universitario, no vi a Jinx ser ayudado por nadie en el bar; tan solo los chicos de la cocina que permanecían siempre en la cocina.
Él se encargaba de cobrar y llevar los pedidos a las mesas, así que realmente no sabía cuales eran sus planes para nuestra noche.
Intenté buscar mi celular en la cartera, descubrí que como ya me era de costumbre lo dejé en mi habitación.
Esperaba ver si él dejó algún mensaje para mí advirtiéndome, pero yo no me molesté en revisar el móvil en toda la tarde.
Me resigné a ingresar al bar y bailar entre la multitud de personas que se apretujaban en el lugar.
Era obvio que el aquel bar era uno de los preferidos en la cuidad, incluso parecía que todo el mundo estuviera allí.
Logré llegar a la barra prácticamente golpeando mi abdomen bruscamente contra él. Varios chicos medios borrachos me dieron una mirada lasciva de pies a cabeza. Yo podía enterrar mi puño en su cara.
― ¡Disculpa! ―grité cuando un chico delgado con un trapo en su hombro pasó frente a mí al otro lado de la barra, no lo conocía, aunque estaba segura de que no se trataba del cocinero que solo llegué a ver durante un segundo.
El chico me ignoró, me pasó de largo y le sirvió a otros mas allá en la barra. Entendía que el caos podía ayudar en su desentendimiento hacia mi.
No obstante, mi paciencia se acabó cuando recibí una nalgada de uno de los tantos chicos a medio tomar que rondaban. Me volteé y planté mi puño en su cara, solo se escuchó su trasero precipitarse al suelo con un montón de personas en una perfecta cadena de dominó.
― ¡Oye chica! ¡Buena derecha! ―dijo el chico delgado de al otro lado de la barra, inclinándose hacia mí, yo exhalé y quité el cabello de mi cara.
Él tenía unos hermosos ojos incomparablemente azules, una linda sonrisa coqueta y los colmillos ligeramente salidos, lo que le deba un poco más de seducción a sus gestos.
Tenía tatuajes a cada lado del cuello y uno de sus brazos completamente tatuados, el otro tenía uno que otro de aquí por allá. Aunque era una delicia para mi mirada, no causaba efecto alguno en mí.
― ¿Sabes dónde está Jinx?
― ¡Eres la chica! ―Chasqueó sus dedos y me señaló, enderezando su espalda.
―Si ―grité, el bullicio iba en aumento atentando con dejar sordo a todo el mundo.
Él delgado chico al otro lado de la barra señaló con su cabeza la puertilla de la división de la barra, así que fui hasta ella y él la sostuvo para que yo pasara.
Lo vi tomar el hombro de otro chico al un lado de la barra y decirle algo que el atronador sonido del bar no me dejó escuchar.
―Ven conmigo ―pidió, sorprendiéndome cuando se atrevió a tomar mi mano para jalarme a través de la oscuridad del lugar.
No me solté de él ni tampoco temí caminar de la mano de un chico desconocido entre la oscuridad de un bar lleno de chicos borrachos y acosadores manoseadores.copy right hot novel pub