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Tormenta de antaño

Capítulo 14 (Parte II): Cambios y perturbaciones.

El resto de mi día consistió en la monotonía de un estudiante universitario. Un día aburrido y decrepito, una perdida total de los minutos, horas y días de mi vida. Mientras mas pasaba allí, mas me daba cuenta de que no quería estar allí. No lo necesitaba, definitivamente, no lo quería.

Lo único que me hacía no revelarme y regresar a casa, dándome de rogar y suplicar porque no me hicieran volver, era, en cierto sentido, el sentimiento de pertenencia que, al fin y al cabo, logrado formar en el lugar.

No vivir con Ángeles ahora se me hacía difícil de creer; así como no tener a Jinx cruzando la calle a pesar de que prácticamente había roto con él. Además de lo que ya era obvio, tenía mucho por descubrir de mi misma; aun no quería meter a mis padres en esto, y que ellos estuvieran a una distancia prudencial de mi me hacía sentirme segura, al menos un poco. Aunque estaba allí, en clases, mi mente era el último lugar al que se le ocurría recurrir.

Pensaba en tantas cosas, tenía tantas preguntas e inquietudes y tan pocas respuestas; necesitaba hacer algo con ello, y aunque intenté hacer lo posible, parecía no ser suficiente.

El último timbre del día sonó, así que yo era oficialmente libre hasta la mañana próxima.

Tomé el celular de mi bolsillo, respondí a los chismes de Josh sobre las modelos y diseñadores de Stil; respondí los mensajes de papá diciéndome que me amaba y deseándome suerte en clases. Continué con los de la Tía Tania acordando alguno que otro detalle sobre el desfile y la sesión de fotos.

Miré extrañada un mensaje inesperado proveniente del tío Gareth, el hermano de mamá, reprochándome el no haberlo ido a visitar desde que me vine a vivir a Essen; secundado por Nahomi, su esposa, quien me advertía que esperaba yo no hubiera usado una lavandería pública para universitarios teniéndola a ella dispuesta a ayudarme con, según le había dicho mamá: “Ropa que necesitaba atención especial”, posteriormente advirtiéndome que no dejara pasar otra semana ya que quizá mis montañas de ropa sucia eran algo grave para estas instancias de mi estadía en la universidad

¡Madres! ¡Tías!

¿Por qué siempre tenían que preocuparse tanto por cosas como esas?

Tania era la única tía en el mundo a la que no le importaba nada. Aun con dos grandes presumidos mellizos que tenía por hijos. Madge y Michael no eran para nada parecidos a ella; de hecho, Michael solía decir que yo debía ser hija de Tania y que ellos debían ser hijos de Josie.

Yo me parecía mucho mas a la Tania que a mamá, ambas teníamos una cierta forma de ser muy similar, ojos verdes y cabello de color oscuro, entre otras cosas.

Mamá era rubia, con ojos de color café chocolate, más como Madge y Michael, pero yo no estaba dudosa de si mi madre no era mi madre, yo sabía que lo era.

Las fuerzas de lo sobrenatural lo dictaron con mas seguridad que un examen de ADN certificado por el mejor laboratorio a nivel mundial. Otra persona que demostraba los verídico que podía ser la herencia de genes era ella, ese pequeño demonio de catorce años que decía ser mi prima y llamarse Chiara.

Fue lo único en lo que pude pensar cuando una humo gris espeso golpeó mi rostro al abrir la puerta de mi habitación en la residencia.copy right hot novel pub

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