―Mamá. ¿Qué sentiste cuando miraste a papá por primera vez? ―pregunté mientras giraba en la silla de escritorio de su oficina en Dusseldorf, en el departamento legal de Bestemming.

Tomé una de las fotografías que tenía en la estantería detrás de la silla, girando mientras la desempolvaba con la manga de mi abrigo de lana.

Mi madre, Josie Shäfer, puso sus anteojos rosa de pasta gruesa en su cabeza, echando hacia atrás sus ondas rubias.

Solo para mirar la pared y sonreír con el recuerdo.

Era la misma sonrisa que tenía en la fotografía de aquel verano, cuando se habían conocido y compartieron sus vacaciones juntos en España.

―Supe que ese era el hombre con el que quería pasar el resto de mi vida ―respondió.

―No me refería a eso, ―suspiré y di un nuevo giro, dejando la fotografía sobre mi pecho mientras la aferraba con mis manos―. Quería un relato mas especifico de todo lo que sentiste, todo.

― ¿Todo? ―preguntó, mirándome con sus tan comunes ojos café.

Amaba sus ojos café.

―Bien, lo vi ingresar a última hora al avión, lo primero que vi fue su larga melena castaña abofetear a una de las sobrecargos de la puerta ―rió―; le eché un vistazo, pero no era suficiente, quería ver más. Así que cambié de lugares con la sobrecargo de la clase turística, busqué cada excusa posible para hablarle; no lo logré hasta que no se abrochó los cinturones. Ahí fue cuando realmente lo vi, él me miró, con esos encantadores ojos que tiene, lo admiré, cada facción, cada línea de expresión, la forma de sus labios, la intensidad en su mirada. Volé tan alto como podía llegar y caí a tierra tan fuerte como podía caer; nací, morí, reviví y morí de nuevo en medio minuto. Nada se ha comparó a ello, hasta que lo vi por primera vez, de nuevo, luego de haber perdido la memoria. Dos veces, y solo él podía lograrlo.

―Ya veo ―sonreí y di un nuevo giro con la silla.

Pensando en ese momento.

Pensando en si era el indicado.copy right hot novel pub