Las horas pasan y pasan, Jared no se ha movido de su lugar después de haber visto a Daf, sus padres tampoco lo han hecho y aunque Amanda esta molesta por no poder ver a Dafne sigue aquí.
Por momentos veo a Jared limpiar sus mejillas, le duele la situación y verlo así sólo me refuerza lo dicho antes, él la ama más de lo que todos nos imaginamos. Es un amor de verdad, uno de esos que ya casi no hay, lo que hubiese dado hace algunos años por tener a alguien que se preocupara así por mi. En cambio, tuve que sufrir sola cuando más necesité al hombre que dijo amarme.
Una sensación de tristeza se instala en mi pecho, sólo el recuerdo me hace daño, pero no dejo de traerlo a mi mente a cada momento, es como algo que pasa automáticamente recordándome que el amor duele y te deja hecho mierda cuando menos lo esperas.
Las imágenes de lo ocurrido llegan a mi mente...
Recuerdo...
Mi respiración se hace rápida, mis manos tiemblan y las lágrimas caen, mi corazón acelerado bombea rápidamente, tanto que puedo sentirlo en mis oídos. En el suelo, se encuentra el vigilante, sin vida a causa de mi arma.
—¡Lo mataste! Ese no era el plan. –sisea molesto.
—Yo... yo no... quería.
—¡Pero lo hiciste Nayeli! sólo debías amenazarlo. ¡Estupida! –me grita mientras patea la silla.
—Iba a dispararte. –me defiendo–. No podía dejar que lo hiciera.
—Pues entonces ya estarás contenta, ahora cargaras a un muerto en tu consciencia...
—¿Nelly, estás bien? –cuestiona Jared.
—Sí, yo... estaba distraída. –limpio mis mejillas–. ¿Te han dicho algo sobre Daf?
—Nada aún, ¿quieres algo de tomar?
—Lo que sea que traigas para ti.
Jared asiente y se va.
Él no me merecía, no era bueno.
Es por eso que cuando veo a Jared llorar por Dafne, me doy cuenta que no todos los hombres son como mi ex. Jared ama de verdad a mi amiga y me alegro por ella.
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Siento los ojos pesados, mi cuerpo duele como si una manada de elefantes hubiese bailado tango encima de mi. Mi visión es borrosa y me arden los ojos. Trato de levantarme pero una voz firme y demandante me lo impide.
—No te muevas.
Lo miro detenidamente y él me mira también con el ceño fruncido.
—¿Qué...qué sucedió?
—Tuviste un accidente, tu padre esta alla afuera desde ayer, llegaste con él.
—¿Mi padre? -cuestiono.
—El señor. –revisa los papeles–, Jared Karuse.
—No es mi padre, es mi prometido.
Él me mira sorprendido pero pronto cambia de expresión.
—Vaya prometido, casi te mata y va a la cárcel por ello. –dice serenamente.
—¿Qué carajos dice?
—Que por poco tu prometido va a la cárcel, llegaste muerta señorita Marín, ¿qué esperabas?
Trato de levantarme y vuelve a gritar.
—¡Te he dicho que no te levantes! ¿Es tan difícil de entender? Tienes fracturas en las costillas niña.
—¿Es usted doctor? –cuestiono incrédula.
Él me mira con una ceja alzada y la comisura de sus labios se levanta.
—¿Por qué lo dudas? –ríe.
—¿Por qué eres un... un...
—¿Un?
—No lo sé, eres un idiota prepotente con tus pacientes.copy right hot novel pub