Lilibeth

Me he quedado dormida después del parto sin darme cuenta, cuando abro los ojos me encuentro en una habitación bastante amplia y linda, giro a mi derecha y me encuentro a Massimo dándome la espalda mientras carga a nuestra bebé, esta tan concentrado hablándole que no sé ha dado cuenta que ya desperté.

- ¿Cómo está mi princesa? Sabes me dieron un susto de muerte mamá y tú, por un momento pensé que les pasaría algo malo, pero el doctor me dijo que no querías dejar a tu mami, eres hermosa gracias a Dios que te pareces a ella, es hermosa igual que tú espera a que la veas y me darás la razón. Tú mamá, tú hermano y tú son mi vida entera -Luego comienza a mecerla y darle besitos en su carita, se ve tan tierno que no quiero interrumpirlo, cuando se gira hacia mí y ve que estoy despierta observando todo se pone rojo de la vergüenza es algo lindo ya que nunca lo había visto en esta faceta tan tierna.

- ¿Cómo te sientes amor? -Pregunta un poco más serio, yo por mi parte le sonrió y extiendo mi mano para tomar la suya, pego su mano a mi cara y luego se la beso.

-Bien, aunque un poco cansada, quiero ver a mi bebé -Me la tiende y la veo es realmente hermosa no puedo evitarlo y rompo en llanto una vez más mientras la beso -Eres hermosa, espera a que conozcas a tu hermanito, sé que él te querrá mucho -Comienza a llorar y es tiempo de amamantarla y después de estar satisfecha se vuelve a dormir.

Permanecemos en el hospital otro día más y después Carlo me da el alta dado que no hay ningún riesgo de que ambas regresemos a casa. Una vez que hemos llegado a casa Massimo nos lleva a la habitación donde ya nos está esperando mi hermoso Alex, le he pedido a Massimo que agreguen la cuna de mi bebé dado que no quiero separarme de ella, quiero estar cerca de ella en todo momento.

Me siento en la cama y tomo a mi pequeño Alex entre mis brazos mientras Massimo tiene a nuestra bebé Rachel entre los suyos.

-Mira amor ella es tu hermanita Rachel -Le digo a Alex quien solo la mira y sonríe, después de un rato ambos hermanitos se quedan dormidos, por lo que Massimo deposita a Rachel en su cuna y yo acuesto a Alex entre su padre y yo, así dormimos durante toda la noche (como una verdadera familia lo que somos ahora), aunque de vez en cuando mi bebé se despertaba con un poco de hambre.

Massimo

Cuando llegó a la habitación de Lilibeth la veo profundamente dormida que me siento incapaz de despertarla, debe de estar agotada después del parto por lo que decido dejarla dormir; después de unos cuantos minutos tocan a la puerta y es una enfermera la cual lleva una incubadora donde se encuentra nuestra pequeña bebé.

En cuanto nos deja a solas me acerco y cargo a mi princesa, me deja sin aliento verla tan pequeñita, frágil y hermosa como lo es mi bella Lilibeth. Comienzo por platicar con ella quien me mira como si reconociera mi voz por todas las veces que hable con ella mientras estaba en el vientre de su madre, le cuento lo que sufrí hace unas horas esperando noticias por ellas cuando me doy la vuelta veo a mi preciosa esposa mirándonos con tal amor que me siento un poco avergonzado. Le muestro a nuestra pequeña bebé e inmediatamente derrama lágrimas de felicidad y le comenta sobre nuestro Alexandre haciendo que reafirme más, que ella es la única mujer capaz de cuidar de mi hijo como si fuese su verdadera madre y no puedo estar más que agradecido por ello.

Permanecemos otro día en el hospital y después le dan el alta a mi mujer y mi princesa, llegamos a la mansión nos dirigimos a nuestra alcoba donde nos espera Alexandre, quien está encantado de volver a ver a Lilibeth ella lo toma entre sus brazos y lo mira con tanto amor igual a como mira a nuestra pequeña Rachel que estoy seguro de que ella no hará ninguna diferencia entre ellos y que lo seguirá tratando como si fuese su verdadera madre, después de un rato nuestros pequeños se duermen y nosotros los imitamos en cuanto los acostamos en sus respectivos lugares.

Han pasado tres meses desde el nacimiento de Rachel y ahora me siento nuevamente completo a lado de la mujer que amo y la única que es capaz de ser dueña de mi corazón, me estoy dando una ducha mientras Lilibeth esta amamantado a nuestra bebé cuando de repente siento como unos brazos se enredan alrededor de mi cintura.

- ¡Hola, amor! -Dice mientras besa mi espalda desnuda y una de sus manos baja hasta mi hombría comenzando a subir y bajar su mano tratando de estimularme lo cual no tarda demasiado, escucho una pequeña risa cuando se da cuenta que ha logrado su cometido - ¡Gírate! -Me ordena y sin vacilar ni un solo segundo hago lo que me dice, acto seguido mi mujer se agacha y posa sus suaves labios en mi miembro el cual ya está bastante hinchado.

Comienza a besarlo y después se lo mete a su boca como si fuese el caramelo más delicioso que ha probado en su vida, su boca hace maravillas y sin darme cuanta comienzo a mover mi cadera hacia adelante y atrás mientras con una de mis manos la tomo por el cabello para que mantenga un ritmo, cuando siento que estoy a punto de venirme intento alejarla de mí, pero ella continúa y me corro en su boca, tragándose hasta la última gota, me mira sonriente para después levantarse.

-Este fue uno de tus regalos de cumpleaños amor, espero que te haya gustado -La abrazo y comenzamos a besarnos, bajo mi boca hasta posarme en sus senos y los beso con delicadeza mientras ella arquea su espalda con total satisfacción.

-Es el mejor regalo que he recibido en toda mi vida -Acto seguido la cargo para que ella enrede sus piernas en mi cadera, bajo una de mis manos hasta su feminidad y la penetro lentamente haciendo que gima y murmure mi nombre una y otra vez, con mi otra mano doy ligeros pellizcos en sus pezones los cuales se encuentran bastantes sensibles por estar lactando y me doy cuenta que esto la vuelve loca, cuando siento que esta lista la penetro, pero ahora con mi hombría, mis embestidas son fuertes y rápidas por lo que siento como entierra sus uñas en mi espalda mientras besa mi cuello, después de un rato ambos nos dejamos liberar hasta fundirnos en uno solo.copy right hot novel pub