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Una madre para mi hijo

14. PLANES

Salimos de las bodegas y justo como le sugerí al señor Lombardi, si los accesos siguen siendo los mismos comenzará con los movimientos de dinero como acordamos, y dado que estamos a poco tiempo para la boda de Massimo quiero que todo lo hagamos antes de esa fecha, así los últimos de los cuales nos vengaremos será de los Salvatore, Palmieri nos alcanza por la tarde y me informa que siguió al pie de la letra mis indicaciones, ahora solo queda esperar ya que hemos hecho nuestro primer movimiento.

Luciano

Han pasado varios días desde la última vez que vi a Lucrecia y como mi prometida ha estado bastante pesada debido a que desconfía de mí, intento hacerle creer que solo voy a ese casino para apostar, casi siempre apuesto contra el tipo que me informó que alguien me seguía es un hombre bastante amable, solo me ha contado que su trabajo es proteger a Lucrecia en todo momento y que todo esto lo hace por la lealtad que le tenía a su difunto marido y ahora esa misma lealtad se la tiene a ella, me ha contado que en México tiene un restaurante bastante famoso y para mi desgracia también me informó que hay algunos hombres detrás de ella, pero que ella se ha rehusado a salir con ellos debido al dolor que le provocó la pérdida de su esposo, por lo que al mismo tiempo me siento afortunado de saber que conmigo es diferente.

Hoy estoy por ir a apostar cuando esté hombre me informa que Lucrecia está esperando por mí en la suite sin perder tiempo subo hasta allí, pero no la encuentro por lo que me toca buscarla hasta en el baño que es precisamente donde se encuentra, está dentro de la tina y tiene los ojos cerrados en un intento por relajarse, decido darle una sorpresa así que me desvisto fuera del baño y después entro a la tina, cuando ella siente el movimiento del agua pega un grito y abre los ojos por el susto, pero en cuanto se percata de que soy yo veo como se tranquiliza de inmediato, me disculpo con ella por haberla asustado y comienzo a masajear sus hombros en un intento por hacer que se relaje un poco más.

Hay algo que me ha estado rondando por la mente, sobre todo en los días en que no puedo verla, así que me he decidido a ser sincero con ella.

-Lucrecia hay algo que quiero pedirte –Le comento muy serio y siento como se tensa un poco antes de responder.

-Dime -Responde con voz temblorosa.

-Quiero huir contigo, no me quiero casar con mi prometida no la amo, no sé a dónde solo sé que cualquier lugar a tu lado para mí sería como vivir en la gloria -Suelto todo esto que me ha estado carcomiendo desde el momento en que me sincere con ella y le dije que la amaba, estoy realmente seguro de lo que siento por ella, por lo que no quiero casarme con mi prometida y atarme a un matrimonio sin amor y solo por obligación, ya que así es como me siento, en el fondo sé que Maritza me está obligando a casarme con ella, lo cual me hace sentir como una marioneta.

-A mí también me gustaría huir contigo, pero no creo que sea correcto por el momento -Responde tan segura de sí misma, que lo primero que cruza por mi mente es que ella no me ama tanto como yo la amo a ella.

- ¿No quieres estar a mi lado? O ¿Se debe a que no me amas lo suficiente? -Pregunto bastante dolido por su respuesta y siento como mi voz denota mi ánimo en este momento.

-Nunca dudes del amor que siento por ti -Responde sin vacilar ni un segundo, después se gira hasta quedar sentada sobre mí, toma mi cara entre sus manos y con solo este acto siento que está tratando de demostrarme todo el amor que dice tenerme - ¿Confías en mí? -Pregunta mirándome a los ojos con un brillo especial.

-Claro que confío en ti, siempre lo haré, tanto así que si mi vida dependiera de ello no dudaría en dejarla en tus manos -Ella sonríe ante mi declaración y une nuestras bocas en un beso tan apasionado que me siento incapaz de controlarme y la atraigo más hacia mí en un intento de prolongarlo un poco más.

-Me alegra saber eso, te amo demasiado nunca lo olvides y no te preocupes no dejaré que te cases con esa mujer, tu solo debes de asistir a tu boda ese día y dejarlo todo en mis manos -Y así sin más esta mujer me tiene en sus manos, porque estoy seguro de que buscará alguna solución no sé cuál, pero sé que ya debe de estar planeando algo para lograr zafarme de ese matrimonio.

La cargo para llevarla hasta la cama y hacerle el amor como nunca se lo había hecho, porque ahora estoy completamente seguro de que esta mujer en verdad me ama y el vínculo que ahora nos une es tan fuerte que nadie podrá romperlo, ni siquiera mi prometida.

-Sabes por un momento tuve miedo de que me pidieras no volver a vernos -Comenta Lucrecia quien esta recostada sobre mi pecho.

-Nunca te pediría algo así -Levanto su rostro y deposito un delicado beso en sus labios -Quiero hacer una vida contigo, es más porque no en un futuro tener hijos contigo, eso me haría el hombre más feliz de la vida. Te imaginas una mini versión tuya corriendo por ahí, sería lo más hermoso del mundo -Ella sonríe nerviosa y hunde su cara en mi pecho nuevamente.

-O una mini versión tuya, que tenga esos ojos tan hermosos que tienes, también sería muy lindo de ver -Por el tono en que lo dice es como si ya estuviese imaginando a nuestros futuros hijos.

- ¿Por qué no seguimos practicando? -Me giro hasta tenerla debajo de mí y me vuelvo a perder en esos sensuales labios que tanto la caracterizan y que me vuelven loco, ella enreda sus brazos en mi cuello y nos volvemos uno solo hasta quedar completamente agotados.

Tomamos una ducha juntos y nos vestimos con prisa ya que es bastante tarde y no quiero que Maritza sospeche nada, nos damos un último beso de despedida en el ascensor y cada uno sale para su casa, cuando llego a la de mi prometida para mi gran suerte no se encuentra, al parecer está en una cena de negocios con el tal Grimaldi, es un tipo de la edad de su padre, no sabría explicarlo, pero él al igual que el señor Salvatore tienen algo que no me agrada, además de que este me mira raro por lo que siempre que viene a cenar trato de no estar en casa. Subo hasta mi habitación, me quedo mirando el techo pensando en todo lo que me dijo Lucrecia y después de un rato caigo rendido.

Lilibeth

Han pasado algunas semanas después de lo acontecido con Grimaldi y por lo que hemos podido enterarnos al parecer los Salvatore han doblado la vigilancia en sus propiedades, lo cual es inútil, ellos nunca sospecharan que están albergando al enemigo en casa; los hombres del señor Lombardi han logrado hacer los movimientos de dinero que planeamos y al parecer el padre de Maritza es tan imbécil que no cambio los accesos a sus cuentas, dándonos una gran oportunidad para lograr que comience a desconfiar de todos sus allegados.

Por su parte la señora Rinaldi tuvo que mudarse con sus hijos, cuando tuvimos que despedirnos mis hijos lloraron como nunca dado que se la pasaban jugando con Giovanni y Bianca, pero como bien dijo en su momento el señor Lombardi es por seguridad de ambas familias, he hablado con ella para ver cómo le ha ido en su nuevo hogar y al parecer se encuentra muy contenta ya que no teme que en cualquier momento lleguen los hombres de Salvatore para hacerles daño.copy right hot novel pub

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