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Una madre para mi hijo

16. EL PADRE DE MIS HIJOS

Lilibeth

Como se lo prometí al señor Lombardi todos estos días he permanecido en la mansión sin salir a ver a Massimo, solo espero que el confíe en mí y haga lo que le pedí hace tiempo, asistir a su boda y dejar todo en mis manos, sin darme cuenta ya me estoy arreglando para asistir a la supuesta boda de mi marido y no puedo evitar sentirme bastante tensa, trato de tranquilizarme por mi bien, pero me es imposible en este momento, todo lo que suceda en esa iglesia es como lanzar una moneda al aire, no todo está asegurado así como pueden resultar las cosas bien puede ser que no sea el caso.

Para la ocasión opto por un hermoso vestido de seda en color champagne, escote en v y corte trompeta, es como si en verdad fuese una más de las invitadas que van a presenciar la unión de dos personas que realmente se aman, tomo una mascada del mismo color que mi vestido, así como unos lentes oscuros y me los coloco, quiero darle una sorpresa de infarto a Maritza en cuanto me vea.

Fuera de la iglesia veo una cantidad infinita de hombres custodiando los alrededores, pero da la casualidad de que todos estos hombres son de Giuseppe, así como los Salvatore lo hicieron en su tiempo ahora nosotros infiltramos gente nuestra entre sus filas, los cuales nos mantenían informados de cada uno de sus movimientos, bajo de la camioneta con Palmieri cuidándome en todo momento y después me planto ante esas enormes puertas de madera, bastante nerviosa por lo que sucederá a continuación.

Estoy esperando hasta que sea el momento adecuado para entrar cuanto escucho el ahora jefa, abro esas puertas de madera y alcanzo a escuchar la última frase del padre “O calle para siempre”- ¡Yo me opongo! -Grito frente a toda esta multitud de hipócritas que están reunidos en la iglesia, me quito los lentes y la mascada que cubre mi cabeza dejando al descubierto mi verdadera identidad.

Camino por el pasillo hasta pararme a una distancia prudente, veo como Maritza esta pálida de verme ahí, no se esperaba que siguiera viva y menos aún que arruinara su boda con mi marido.

-Tú… tú ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? -Pregunta la muy maldita haciéndose la tonta.

-Vaya padre, pero que descarado es, mire que intentar casar al padre de mis hijos con esta tipa, eso si no tiene perdón de Dios y más aun sabiendo la verdadera identidad de él -Le lanzo una sonrisa a Maritza, a su lado Massimo parece desconcertado, si bien le había dicho que haría hasta lo imposible por impedir esa boda su cara delata que tal vez creía que lo había abandonado a su suerte.

- ¿Cómo que el padre de tus hijos? ¿Qué significa esto Lucrecia? -Pregunta este bastante incrédulo ante mis palabras.

-Ella no es Lucrecia, su verdadero nombre es Lilibeth -Brama Maritza y después se cubre la boca cayendo en cuenta del error que acaba de cometer, a lo que yo sonrió satisfecha ante lo que acaba de suceder.

-Vaya hasta hace un momento decías no conocerme, pero bueno si mi amor respondiendo a tu pregunta tú eres el padre de mis hijos, aunque lo más acertado es decir nuestros hijos -Por acto reflejo acaricio mi vientre -Tu verdadero nombre no es Luciano De Angelis eres Massimo Carluccio y yo soy Lilibeth Carluccio tu esposa, legítima esposa, así que es imposible que te puedas casar con ella mi amor -.

-Cállate eres una maldita, no permitiré que me arrebates a mi prometido -Grita Maritza, antes de que pueda responderle algo su padre intenta sacar su arma y dispararme ahí, sin embargo, soy más rápida que él y tomo una de las armas de Palmieri para después dispararle en la mano haciendo que chille de dolor y los invitados que hasta el momento habían permanecido en silencio, comienzan a gritar con desesperación intentando levantarse de sus asientos.

-Papi ¿Dime que estas bien por favor? -Chilla Maritza pretendiendo acercarse a su padre, pero antes de que dé un solo paso la apunto con mi arma al igual que todos mis hombres, muchos de los cuales estaban disfrazados como sus propios guardaespaldas, dejándola totalmente sorprendida ya que no se esperaba algo como esto, también apuntan a los invitados quienes se quedan quietos en su lugar y dejando de gritar al instante.

-Si intentas dar otro paso más créeme que no dudaré en dispararte, creo que no se vería bien tu lindo vestido blanco con una enorme mancha roja ¿no crees?, esto también va para usted intenta hacer alguna idiotez como la de hace un momento y no dudaré dos veces en liquidar a su hija ¿puede ver esa pequeña luz roja a la altura de su corazón? Bueno si ya la vio sabe lo que debe de hacer, con la mujer de Carluccio nadie juega, no soy la misma muchacha ingenua a la que intentaron asesinar hace tiempo -Este me mira con ojos llorosos mientras se retuerce del dolor tumbado en el piso.

-Bien regresando al tema de que es tu prometido, ¿cómo puede ser tu prometido cuando aún sigue casado conmigo? Eres mala Maritza mira que aprovecharte de la pérdida de memoria de mi esposo para intentar casarte con él, pero mira al final no te saliste con la tuya -.

-Tú lo abandonaste a su suerte, en cambio yo estuve con el todo el tiempo que estuvo hospitalizado, yo soy su familia, yo vi por él todo ese tiempo -Brama en un intento por hacerle creer a Massimo que ella es la buena en toda esta historia y no al contrario.

-Claro que cuidaste de él, pero por tu propio beneficio, además hicieron creer que mi marido había muerto en ese accidente que ustedes le provocaron al arrojarlo a ese barranco, al igual que regaron el rumor de que todo fue obra de Giuseppe Lombardi -Contesto con toda la calma que soy capaz.

- ¿Ellos provocaron ese accidente? No me habías dicho que sufrí un atentado debido a tus negocios, que ellos querían desquitarse de ti y por eso perdí la memoria y que el responsable de todo eso era el tal Lombardi, que por eso era mejor mantenerme alejado de él -.

-Que sarta de mentiras le metiste en la cabeza a mi marido Maritza, no puedo creer que seas tan vil, no te importa nada más que tu supuesta felicidad, aunque al final de nada te sirvió, todo este tiempo cuidaste a un hombre que no siente absolutamente nada por ti -.

-Estas equivocada él me ama -Responde segura de sí misma haciendo que suelte una sonora carcajada que resuena por todo el lugar.

- ¿En verdad te crees eso? Bueno déjame contarte que desde hace meses mi marido se volvió a enamorar de mí -Veo su cara de confusión ante lo que acabo de decirle -Tanto así que ahora soy la amante de mi propio marido -Sonrió ampliamente al ver su cara de enojo.

- ¿Cómo que hace meses? ¿Qué significa eso Luciano? -Explota sin poder contener su furia y es justo lo que quiero que pierda la poca cordura que mantiene en este momento.copy right hot novel pub

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