Luciano
Hoy es el día de mi boda con Maritza y si bien confío en las palabras de Lucrecia no quiero asistir a esa boda, si de mi fuera no dudaría en huir y dejarla en el altar, pero tal como se lo prometí iré a esa iglesia esperando con toda mi alma que la mujer de mi vida se aparezca y dé una buena razón para no casarme con mi prometida.
Me visto con un esmoquin totalmente blanco, bajo la escalera y a los pies de esta ya me esperan los hombres de Maritza, tal parece como si pensará que en algún momento saldré corriendo de ahí y por eso los mando llamar, para obligarme a asistir a mi propia boda, subimos a la camioneta que ya nos está esperando y nos encaminamos a la iglesia, entro y esta poco a poco se va llenando de invitados muchos de los cuales ni siquiera sé su nombre, después de unos minutos de espera aparece mi prometida colgada del brazo de su padre.
Cuando la veo no puedo evitar pensar en todo lo que he leído sobre que, cuando ves aparecer a la mujer de tu vida en ese pasillo para unir sus vidas por la eternidad, tus ojos se llenan de lágrimas de la emoción de verla así, sin embargo, este no es el caso, se ve mona por así decirlo trae un vestido bastante pomposo y escotado como le gusta lucir todo el tiempo y para rematar una tipo corona de la cual pende el velo que cubre su rostro.
Su padre me da un sermón al cual no le prestó atención y después nos giramos hacia el padre, quien comienza con su plática habitual en este tipo de uniones y al igual que hace un momento no le prestó atención a todo lo que dice, dejo que mi mente vague por todos esos momentos que he compartido con Lucrecia desde el momento en que la conocí y una autentica sonrisa recorre mi rostro, por el rabillo del ojo veo como Maritza me mira de vez en cuando, en cuanto se percata de mi sonrisa una sonrisa más amplia aparece en su rostro supongo que debe de imaginar que se debe a nuestra unión, pero no pienso desmentirla en este instante.
Cuando el padre esta casi por terminar la ceremonia y pregunta si hay alguien que se oponga a nuestra unión estoy esperando que un milagro suceda y que por fin aparezca Lucrecia como me lo prometió hace días, el padre dice la frase más importante de todas “Si hay algún presente que se oponga a este matrimonio que hable ahora,…” después se escucha como se abren las puertas y el grito de una mujer diciendo “Yo me opongo” y en el aire queda suspendida el resto de la frase “O calle para siempre” todos nos giramos y cuando esta mujer está a una distancia considerable muestra su rostro y es Lucrecia, no puedo creer que en verdad este aquí, estoy deseando correr hasta ella y estrecharla entre mis brazos como tantas otras noches lo he hecho, sin embargo, todo lo que sucede a continuación me deja sorprendido ¿Soy el padre de sus hijos? Y ¿No soy realmente Luciano De Angelis? Todo esto me tiene bastante confundido.
Cuando le dispara al padre de Maritza puedo ver un profundo odio en su mirada contra este hombre, así como contra su hija, nunca me hubiese imaginado que ella sería capaz de algo así siempre la he visto como alguien fuerte sí pero muy delicada, ellas siguen discutiendo mientras yo estoy procesando todo lo que me está sucediendo, intento enfocarme nuevamente en su conversación cuando mencionan el atentado que sufrí hace más de un año y que resulto que tanto Maritza como su padre fueron los responsables de mi pérdida de memoria, enterarme de todo esto que me han estado ocultando me hace enfurecer de inmediato.
Me pierdo nuevamente entre tantas cosas que acabo de conocer, pero me sacan de mi trance cuando escucho la voz histérica de Maritza exigiendo mi atención.
- ¿Cómo que hace meses? ¿Qué significa eso Luciano? -Pregunta bastante alterada.
-Yo la conozco desde hace un tiempo -Trato de ir hacia Lucrecia, Lilibeth o como sea que se llame, pero Maritza me lo impide al tomarme por el brazo -Suéltame, no tienes ningún derecho a retenerme aquí, necesito respuestas y ella es la única que puede dármelas -Me zafo de su agarre y me acerco a Lucrecia, la tomo del rostro y le doy un profundo beso -Quiero que me cuentes todo lo que sabes -.
-Bien es un poco largo, pero aquí vamos. Hace más de 3 años estabas casado con Katherina Carluccio se separaron y después de que firmaron su divorcio alguien la asesino cuando me refiero a alguien es a Maritza, ella fue la responsable, no conforme con eso también intentó asesinar al hijo de ambos pero ese día yo lo salve, así fue como nos conocimos después de un tiempo nos enamoramos y nos casamos, tuvimos una hija y cuando tenía 3 meses de edad alguien nos embosco, tú te habías enterado de todas las atrocidades que habían hecho y fuiste a buscarlos, mientras mis hijos y yo nos encontrábamos en la mansión esperando por ti, nosotros alcanzamos a escapar de ahí, no tuvimos noticias tuyas por horas, después tus hombres me dijeron que habían visto explotar tu camioneta en un barranco por lo que delante de todo el mundo nos dieron por muertos a todos, tanto tú como mis hijos y yo, resulta que nuevamente la autora de ese accidente fue Maritza, ella se aprovechó de un altercado que tuvimos con Giuseppe Lombardi haciéndoles creer a todos que él fue el responsable de dicho atentado, dado que ella nos culpó a nosotros por la muerte de su hijo Renzo Lombardi y bueno lo demás ya lo sabes -Termina su relato y después se gira hacia Maritza.
-Por cierto, Maritza no deberías de confiar tanto en tus amantes mira que ellos con tal de ser libres me proporcionaron todas las pruebas de tu culpabilidad, ¿Recuerdas a Alonzo Moretti? Nos contó todos los detalles sobre la muerte de Renzo… -No termina de hablar cuando una de sus damas de honor se acerca a ella y le da una cachetada que resuena por toda la iglesia dejándonos sin habla.
-Eres una maldita zorra Maritza -Trata de salir, pero los hombres de Lucrecia se lo impiden.
-Vaya eso me dejó sin palabras, bueno en cuanto a tu otro amante el señor Grimaldi, por cierto que mal gusto es como de la edad de tu padre, en fin me proporcionó todos los documentos sobre el fraude que le hicieron a mi esposo así como tú responsabilidad sobre la muerte de Katherina -Puedo ver el terror en sus ojos ahora que todo lo que ha hecho ha sido expuesto y no puedo creer que durante todo este tiempo me sentía culpable de serle infiel a mi prometida, cuando en realidad ella me estuvo engañando desde que desperté.
-Por último, te traje un pequeño regalo de bodas, aunque no pudiste casarte aun así te dejo tu regalo y espero que lo disfrutes -Gira hacia las puertas de la iglesia, las cuales se abren una vez más y dejan ver a un hombre de unos 60 años, canoso y de ojos verdes, en cuanto Maritza lo ve comienza a retroceder.
-No, no te atrevas a acercarte, que están esperando hagan algo -Grita a sus hombres los cuales han sido sometidos fácilmente.
-Ya saben que hacer -Declara el hombre que acaba de llegar y los hombres que llegaron con Lucrecia comienzan a revisar a todos los invitados y les quitan sus celulares, cámaras, así como cualquier cosa que sirva para grabar, después los dejan salir quedando solo nosotros 6 así como muchos de sus hombres.
-Me voy señor Lombardi, hay muchas cosas que aún debo explicarle a mi marido -Lucrecia se despide de este hombre, me toma por el brazo y salimos dejando a mi supuesta prometida y su padre en compañía de este señor.
-No me puedes hacer esto Luciano, yo soy tu prometida te amo, eres el amor de mi vida -Grita Maritza, pero la ignoro no quiero saber nada de esta mujer me siento asqueado al saber de todo lo que ha sido capaz con tal de casarse conmigo, en cuanto salimos, las puertas de la iglesia se cierran y así es como dejo atrás una parte de mi pasado. copy right hot novel pub