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Una madre para mi hijo

18. MEMORIA RECUPERADA

Antes de subir a la camioneta que está esperando por nosotros se escucha a lo lejos unos gritos seguidos de unos cuantos disparos, para luego quedar todo en silencio.

-Quiero que me expliques todo, sigo sin entender muchas cosas -Me giro hacia la que se supone es mi esposa y la miro esperando su respuesta, por un lado, estoy molesto con ella por ocultarme todo esto desde el momento en que nos conocimos y por otro estoy feliz de conocer toda la verdad que me habían ocultado.

-Como te lo dije frente a todos tu y yo estamos casados, cuando sufrimos ese accidente yo pude salir ilesa gracias a la ayuda de tus hombres, después igual que a los demás me informaron que habías muerto y como yo no tenía el poder suficiente aquí decidí marcharme a México que es donde ahora vivo con nuestros hijos, hace algunos meses me habló un conocido de aquí y fue como me enteré de que aún seguías vivo, al principio pensé que nos habías abandonado, pero cuando nos vimos el día de tu compromiso me di cuenta que no tenías ni un solo recuerdo mío -Llegados a este punto comienza a llorar lo cual me parte el corazón.

-Pero aun, así ¿cómo pudiste ocultarme todo esto? -Le reprocho dolido por cómo me engaño todo este tiempo.

-Porque yo no sabía si al principio estabas enamorado de Maritza, cuando me di cuenta de que no la amabas no tuve el valor de decirte la verdad, pensé que no me creerías, además que era muy peligroso hacerlo hasta no estar segura de que ellos no serían una amenaza para nosotros -Sigue llorando y baja su rostro, me volteo y me quedo pensando en todo lo que me ha dicho.

Llegamos a una mansión bastante elegante, cuando bajamos nos dirigimos a la entrada principal ya dentro de esta en la sala veo unos niños pequeños uno de ellos es de tez blanca, cabello negro y ojos azules iguales a los míos, a su lado se encuentra una niña morena, cabellera castaña y ojos color almendra iguales a los de Lucrecia o mejor dicho Lilibeth.

-Mis amores papi ha regresado, él estuvo un poco enfermo como ya les habíamos dicho y por lo tanto aún no nos recuerda, ellos son nuestros hijos mi hermoso Alexandre y mi hermosa Rachel -Los niños se levantan y se pegan a las piernas de su madre mirándome como si me estuviesen evaluando, la pequeña es la primera en hablar.

-Hola papi -Mira a su madre quien le asiente con la cabeza, suelta su pierna y se acerca a mí tambaleándose un poco, me agacho hasta quedar a su altura y deposita un beso en mi mejilla para regresar a lado de su madre, no sé cómo explicarlo, pero sentí una conexión especial y sin darme cuenta mis ojos se inundaron en lágrimas, después se acercó mi hijo e hizo exactamente lo mismo que su hermana.

-Señora Marion podría llevar a los niños arriba por favor -Suben de la mano de una mujer mayor y quedamos solos -Bien hay algo más que quiero confesarte -Me dice mi mujer y siento raro pensar en ella de esta forma, pero se siente bien es algo que no sabría explicar, aunque sigo molesto con ella le prestó atención, la veo un poco nerviosa y evita mirarme a los ojos.

-Vamos continúa -La ánimo mirándola fijamente.

-Bien pues mmm yo…. Bueno estoy embarazada, tengo poco más de dos meses -Me mira expectante mientras yo proceso lo que acaba de decirme.

-Es… ¿Es mío? -No sé qué más preguntar, pero en cuanto veo la expresión de su rostro me arrepiento de lo que acabo de decir.

-Por supuesto que es tuyo ¿Qué clase de mujer me consideras? Acaso creíste que no me daba cuenta de que todas las veces que estuvimos juntos no te protegías -Noto como me mira con frialdad y sus manos en puños son una clara advertencia de que desea golpearme por lo que acabo de preguntar.

-Perdón lo siento, es sólo que ha sido demasiado que procesar en un solo día -Y si bien hasta hace un momento seguía molesto con ella todo ese enojo desapareció en cuanto me confeso que espera un hijo nuestro, me acercó a ella y posó mi mano en su vientre, no me había dado cuenta, pero viéndola bien su barriga se ve un poco abultada lo cual es bastante notorio gracias al vestido que está usando, el cual al ser de seda se ajusta perfectamente a su hermoso cuerpo, me hinco y beso su vientre -Aun no te conozco, pero ya te amo -Digo y escucho como rompe en llanto nuevamente.

- ¿Dije algo malo? -Inquiero con duda.

-No mi amor, pero esas fueron las mismas palabras que me dijiste cuando nos enteramos de mi anterior embarazo -Me levanto y la beso con desesperación, al fin me siento libre de besar a la mujer que amo, después subimos a su habitación y le hago el amor muy diferente a otras veces porque ahora sé que ella me pertenece y yo le pertenezco.

Mientras descansamos abrazados en la cama, la abrazo un poco más fuerte y le hago una de las tantas preguntas que rondan por mi mente.

- ¿A quién prefieres a Massimo o a Luciano? -Levanta el rostro y apoya su barbilla en mi pecho, sonríe antes de contestar.

-A los dos, porque ambos son parte de ti, aunque por el momento no recuerdes nada estoy segura de que en un futuro lo harás -Medito sus palabras un instante y sin pensarlo formulo mi siguiente pregunta.

-Y si nunca recupero la memoria ¿me seguirás amando? -.

-Claro que sí, no importa si no puedes recordar nada, podremos crear nuevos recuerdos de ahora en adelante con nuestros 3 hijos -Me da un beso rápido y me calma saber que aun después de todo me seguirá amando - ¿Podrás perdonarme por no decirte la verdad desde antes? -Acaricio su rostro y limpio las lágrimas que comienzan a derramarse por sus ojos.

-Si mi amor, si no me lo dijiste tus razones tendrías -Asiente ante mis palabras y esboza una enorme sonrisa, la abrazo nuevamente y me impregno de su delicioso aroma.

Lilibeth

Han pasado tres meses desde que Massimo regreso conmigo lamentable no ha podido recuperar su memoria, esto debido a los fármacos que Maritza estuvo suministrándole, el señor Lombardi nos hizo favor de contactar con los mejores especialistas, pero todos coinciden en lo mismo, debido a que no sabemos la gravedad de su accidente porque todo esto lo mantuvo en secreto Maritza es imposible decir si será capaz de recuperar su memoria y más aún, si no tuvo el tratamiento adecuado en su momento, pero aun así no pierdo la esperanza de que mi marido vuelva a recordarnos; he decidido que regresemos a México hoy, ya hemos abusado bastante de la amabilidad de Giuseppe quien se ofreció a prestarnos uno de sus jets privados.

Me encuentro ultimando detalles de nuestro viaje antes de partir cuando escucho unos pasos rápidos por la escalera, cuando me giro veo a Massimo corriendo hacia mí y con una expresión un tanto rara.copy right hot novel pub

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