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VENDIDA (COMPLETA)

2. | NO PIDAS PERDÓN

Raquel Martínez.

Una vez que entro a mi habitación echa un mar de lágrimas busco mis tres maletas vacías y guardo la mayor parte de mis pertenencias allí.

No me preocupo en doblar nada, tengo la vista borrosa y es tanto el enojo que sólo lanzó adentro de las maletas la ropa a los golpes, incluso lanzó algunas prendas con los ganchos.

Hora después termino.

Mi madre me pide que bajé a cenar en dos ocasiones, pero aquella noticia me quito incluso el apetito así que me niego.

«Por eso es que estuvo comportándose de forma extraña todo el día» Me digo, acostándome en mi cama.

Miro al techo de mi habitación soltando un largo suspiro de tristeza mientras las lágrimas se desliza por mis mejillas.

Será el último día que dormiré aquí.

Y es en ese momento que surgen muchas preguntas a la vez en mi cabeza, tales como:

¿Qué será lo que ese chico quiere de mí?

¿Por qué rayos me compró? ¿Y para qué?

¿Cómo mi padre se atrevió a hacerme esto?

¿Cómo pudo ser capaz de ofrecer a su propia y única hija a cambio de que salvarán su maldita empresa?

Trato de buscar alguna respuesta coherente para aquellas preguntas que rondan mi cabeza una y otra vez, pero no las hallo.

Nada puede justificar el hecho de que tu propio padre te haga tal cosa.

Producto a mi llanto poco después me quedo dormida.

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A la mañana siguiente despierto con un humor de perros, miro la hora en mi celular: las ocho y media de la mañana.

Sin ánimos me levanto de la casa y camino hacia el baño mientras bostezo. Estoy cansada, siento que dormí nada por culpa de mis pensamientos.

Pero es que todavía no comprendo cómo es que mi padre me vendió a un hombre desconocido del cual no se sabe cuáles son sus intenciones conmigo, puede resultar ser un viejo calvo y regordete pedófilo, o peor aún, puede ser un psicópata asesino y violador. Pero al parecer a mi padre no le importa nada más que no sea si estúpida empresa de mierda.

Cepillo mis dientes y hago mis necesidades, después bajo con el pijama todavía puesto al comedor encontrándome —para mí buena suerte— sólo a mamá.

— Buen día mamá —digo, dejando un beso en su frente.

—Mi pequeña —me da un abrazo al ponerse de pie.

Sonrío nostálgica porque extrañaré esto.

— ¿Cómo dormiste? —pregunta separándose de mí, volviendo a sentarse.

Miro su rostro y su aspecto es igual al mío: ojos rojos e hinchados, ojeras visibles bajo los ojos y nariz roja. Dejando en claro que tambien estuvo llorando anoche.

— No tan bien —confieso, dejándome caer sobre la silla a su lado—. ¿Alexa ya preparo el desayuno?

— Lo prepare yo, e hice lo que más te gusta.

Sonrío por aquel gesto ya que su fuerte no es la cocina, pero aún así lo intento.

— Buen provecho cariño —sonríe, acercándome el plato con waffles llenos de chocolate, fresas cortadas a la mitad y crema batida.

— Gracias...

— Buenos días —habla papá.

Mamá le da los buenos días de una manera fría y yo no me inmuto en si quisiera echarle un ojeada.

— Hola cariño —me sonríe, ganándose la ignorada del siglo.

— Comeré en mi habitación —aviso levantándome.

Tomo el plato con mi desayuno y subo a mi habitación sin más.

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Estoy en mi habitación.

Me faltó una que otra cosa por empacar así que eso hago en este momento, de pronto, escucho que tocan la puerta de mi habitación.

— Pasa.copy right hot novel pub

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