LUCIANA
Estoy llegando al hotel donde el nuevo socio citó a Alex, mi amigo y yo nos dirigíamos a la planta alta donde es un restaurante.
Alex le informa a la joven recepcionista que tenemos una cita con el señor Robinson. Después de que ella acepta, nos guía hasta una mesa, que se ubica algo retirada de donde están los comensales.
Esperamos a ordenar ya que mi amigo prefiere esperar al invitado. Mientras el tiempo transcurre decido enviarle un mensaje a Rebecca para recordarle que pasara a recoger los boletos de avión que habíamos comprado antes de que yo me viniera a este viaje.
El mes que viene mi amiga y mis pequeños hermanos viajarán a Florida, donde yo me encuentro hospedada. Para tomar las vacaciones con mis mostrillos.
A Rebecca hay que estarle recordando todo si el asunto no es algo que se trate de chicos guapos, así que tengo que hacer de su mamá si es necesario. Me pregunto cuando sentará cabeza y no seguirá divirtiéndose mucho con tantos hombres, me preocupa que el día de mañana llegue el indicado y la rechacé por eso. Aunque ella lo niegue, se que algún día se enamorara y hay será cuando llegue el arrepentimiento. Millones de veces se lo he dicho.
Mis pensamientos son borrados en ese instante cuando un hombre se coloca de pie junto a nuestra mesa. No creo que sea un mesero o el gerente del restaurante. Ya que el señor tiene un aspecto muy diferente a los empleados del lugar.
— Señor Robinson — mi amigo nota su presencia y se pone de pie con rapidez para ofrecerle su mano en forma de saludo.
— Solo dime Stefano — dice el hombre, respondiendo el saludo de Alex.
— Esta bien, Stefano. Es un placer conocer a uno de los socios más grandes que tendrá nuestra empresa — anuncia con una sonrisa. — A parte de que eres un buen y gran amigo de mi padre. Ya me contó.
El hombre asiente, pero sin mostrar nada de alegría. Su semblante es completamente serio y rígido, parece un sujeto frío y como si el mundo le perteneciera. Si nos vamos a criticar su apariencia.
Parece un hombre de más de cuarenta años, muy bien conservado, viste muy elegante podría decir que lo que lleva a de costar millones, pero en realidad no tengo ni idea. Se nota que es igual de rico que el padre de Alex y hasta como Erick, solo que no me gusta su mirada y más cuando sus ojos se giraron hacía mi dirección.
Yo sigo sentada, no he querido moverme de mi sitio. Esto no es cortés ¿debería presentarme?, la verdad no se a que vine, no soy la asistente de Alex, y tampoco puedo resolver sus asuntos con sus socios.
— Luci — dice Alex mientras me ofrece su mano para ayudarme levantarme — Stefano, te presento a la señorita Smith, es una de las mejores ejecutivas de finanzas en nuestra compañía.
La mirada del señor Robinson me incómodo cuando sentí esa frialdad sobre mí. ¿Por qué me mira así?
— Smith.. — pronuncia mi apellido, remarcando cada letra, extiende su brazo para ofrecerme un saludo que tardó en responder. Este hombre me da miedo. Pero sin pensarlo más la tomo y él deposita un beso en el dorso de mi mano — Interesante — dice en voz baja.
¿Interesante?, ¿se refiere mi apellido?, si no es la otra cosa del mundo.
Frunzo los labios y con rapidez alejó mi mano de la suya, como si quemara su tacto. Es un hombre extraño.
Tomamos asiento, y yo ignoro lo que había dicho y su mirada rara también. Me concentro en lo mío por si Alex pide mi ayuda en algo.
Los minutos pasan mientras los hombres hablan de negocios. Al parecer el señor Robinson cuenta con una compañía muy amplia en todo el continente americano y otra parte de Europa, pero él ya contaba con un socio mayoritario que no dio mucha información de él. Parecía que no le gustaba hablar de ese otro hombre.
Con lo que me quede sorprendía fue que su empresa es una de las con mayor récord del mundo empresarial. Al igual que la compañía E&H la de Erick. Me pregunto si sus compañías serán rivales en el mercado. Bueno no creo que así sea, ya que el padre de Alex se estaría arriesgando mucho.
La conversación es más profunda lo que respecta a negocios. El señor Alfred firmó un acuerdo con él para hacerse cargo de sus nuevos proyectos, ya que quiere que la compañía arquitectura de Alex maneje y construya casi un imperio para la de él.
Pero esto es muchos millones y muchos años asociados con este cliente. Aunque es una muy buena inversión para la empresa de Alex.
Los hombres hablan entre sí, y es aquí cuando me pregunto para que vine, ni siquiera me ha necesitado. Suspiro en silencio, ya me había aburrido y había terminado tres vasos de jugo de naranja que le pedí al mesero jugando vino a dejar el menú.copy right hot novel pub