LUCIANA
Llegué a su lado y él se giró cuando me sintió acercarme.
—¿Todo bien? —seguía preocupado.
Cómo si lo anterior no le hubiera dejado convencido cuando le mostré que todo iba bien.
—Sí, un baño en agua tibia ayuda a relajar un poco —dije sin pensar.
Me callé antes de tiempo, ya había soltado lo que él se estaba preguntado desde hace rato. Una de sus cejas se alzó en curva y fijo sus ojos en mí.
—Así que estabas nerviosa. Lo supuse —afirmo, detuve mi respiración por un momento ¿Ya lo sabía? ¿Me conocía muy bien o era muy obvia? —¿Pero por qué? —podía intuirlo, pero no sabía el porqué.
Encogí los hombros antes de responder.
—No sé, quizás sea por lo de la propuesta —no estaba mintiendo en parte era por eso, pero esa no era la mayor razón. Tenia pena de confesarle el porqué.
Llego hasta mí y tomó de mis manos, depósito un beso en ellas cuando las unió y se inclinó para dejar un beso suave en mis labios.
—Es normal que estés nerviosa. Mientras sean por algo bueno, no debes preocuparte —volvió a besarme —Yo también lo estuve antes de pedirte lo, por unos segundos pensé que rechazarías mi propuesta.
Niego con la cabeza.
—Jamás hubiera hecho eso. ¿Por qué creíste eso?
—Por muchas cosas, una de ellas que no te sintieras lista para dar este paso conmigo —ahora fui yo la que besé sus labios, quería transmitirle tranquilidad, algo que solo encontrábamos estando juntos —Por muy duro o serio que me vea, también me pongo nervioso, tengo miedos e inquietudes. Y todas conllevan a ti.
Me alejo para verle, ¿tenía miedo de mí o que le preocupaba?
Noto mi extraña confusión y volvió hablar para dejar claro lo que había comentado.
—No de la forma que estás pensando —tomo mi barbilla mientras la acariciaba con su pulgar —Me refiero a ti porque mi lado vulnerable tu lo despertaste, por ti es que en ocasiones soy débil. Ya que mi gran miedo es perderte nuevo. Y cuando algo malo te pasa me inquieto, tanto que a veces pierdo el control y solo quiero ayudarte a resolver el problema o la situación por la que estás pasando —hace una pausa y con sus nudillos acaricia mi mejilla —Y cuando me pongo nervioso, eso como hoy, cuando te vi en ese hermoso vestido y me sonreíste, estabas preciosa y más cuando te pedí que te casaras conmigo. Esos momentos son los mejores pero también los que me dejan sin aliento. Solo tu Bonita, eres la que despierta todas esas emociones en mí. Algo que nunca experimenté con nadie.
Me quedé muda mientras sentía un vuelco en el corazón. No podía entender cómo él podía ponerse nervioso, y que pensara que podía rechazarle. Si no me lo dijera nunca lo hubiera sabido, era muy bueno ocultando lo, o tal vez yo era muy tonta para darme cuenta.
Nuestra plática finalizó con otro beso, para después él irse a tomar una ducha. Me quedé unos minutos más contemplando el mar en calma. El viento rozó mi rostro mientras mi melena se movía a causa de el.copy right hot novel pub