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¡Vuelve conmigo,mi cariño!

Capítulo 184: El origen de la Ciudad Blanca

Alain sostenía una bolsa de plástico en una mano y su hija en la otra. Salieron del supermercado y había un autobús a punto de partir. La madre y el hijo del supermercado también estaban en este autobús.

Cuando el niño subió al autobús, miró hacia atrás y vio a la niña abrazada. Pensó en su interior, que era realmente una niña inocente, pero muy linda.

—Venga.

Insistió su madre.

El niño tuvo que subir al autobús.

—¿Dónde está mi hermano?

Alessia miró por todos lados, había muchos coches y mucha gente por todas partes. No sabía que, detrás de la ventana de cristal de un autobús, había un par de ojos negros y brillantes mirándola.

Pronto el autobús se alejó, bloqueándole la vista.

—Papá, ¿qué están haciendo allí?

Alessia señaló al vendedor de frutas caramelizadas, que no estaba muy lejos, y detrás había un grupo de espectadores.

Rodeó el cuello de Alain con los brazos.

—Papá, quiero frutas caramelizadas.

Alain miró al cielo y luego a la gran bolsa de cosas que tenía en la mano.

«Bueno, si es deseo de mi hija, ¡se compra todo!».

—Papá, ¡qué grande eres!

Alessia abrazó la cara de Alain, besando y frotándolo de nuevo, de esa manera, incluso una montaña de hielo se derretía.

En el pasado, las frutas caramelizadas solo se hacían con espinos envueltos en azúcar moreno. Actualmente, ya había todo tipo de frutas que se ensartaban y se envolvían en azúcar. Alessia pidió uno de espino puro, el espino rojo estaba envuelto en azúcar dando una imagen cristalina, que se veía muy apetitoso.

Ella lamió su boca y dijo:

—Debe estar delicioso.

Alain lo pagó.

—Tenemos que irnos.

La pequeña asintió varias veces, como había conseguido todo lo que quiso, se quedó muy satisfecha.

De regreso al coche, el tanque de gasolina ya estaba lleno, Mauricio había regresado con Álex, y también tenía un montón de frutas caramelizadas en la mano.

—¿Por qué eres tan lento?, todos hemos vuelto hace un tiempo.

Álex miró lo que Alain había traído al coche, luego miró a su hermana, se despejó su duda y suspiró levemente.

Mauricio le dio unas ligeras palmaditas en la cabeza.

—Pequeñín, ¿qué haces suspirando?

Álex frunció los labios y se sentó en el sofá a comer frutas caramelizadas.

Mauricio siguió a Alain a la parte de atrás.

—Cristián solucionó el asunto de Yaiza...

—Lo hablamos más tarde.

Alain lo interrumpió, no quería que su hija escuchara las cosas sucias.

Mauricio se calló de inmediato.

—Te espero abajo.

—Vale.

Alain sentó bien a su hija y puso la comida en la mesa.

—Tú y tu hermano os quedáis en la autocaravana, papá y Mauricio tenemos algo que decir.

—Entendido.

Alessia era sensata y muy obediente en ese momento.

Alain le frotó el cabello.copy right hot novel pub

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