Alain levantó los ojos para mirar a la mujer que estaba sentada en la mesa comiendo, frunció el ceño involuntariamente, no porque Ismael se había muerto, sino porque pensó que este asunto seguramente tuviera algo que ver con Isabel.
Desde el momento en que decidió volver a casarse con Ismael, sintió algo raro. Como era de esperar, Ismael murió antes de que terminara el año.
Se acercó a la ventana y habló sólo cuando estuvo seguro de que Cynthia no podía oírlo.
—¿En dónde murió?
—En casa. Ahora estoy en la escena. Cuando me enteré de la noticia, me quedé impactado. Murió sin más, no es por enfermedades o por desastres externas. ¿Acaso es el karma?
Mauricio dijo.
Alain no creía en eso. Solo confiaba en la realidad del mundo.
—Ahora voy para allá.
Si no tuviera nada que ver con Cynthia, no intervendría en tal asunto.
Ni siquiera interferiría aun sabiendo que era Ismael, pero ahora tenía miedo de que Isabel tuviera algo que ver.
Cynthia e Isabel habían dependido la una de la otra durante muchos años y tenían una relación profunda. A pesar de que Cynthia estaba en contra de que Isabel se volviera a casar con Ismael, podía notar que Cynthia seguía dándole mucha importancia a Isabel.
Si Isabel no tuviera nada que ver todo estaría bien, pero si sí...
Colgó el teléfono y entró al comedor. Cynthia bajó la cabeza, sin mirarlo.
Un mechón de cabello se deslizó hacia abajo. Alain lo recogió para ponerlo detrás de su oreja y susurró:
—Tengo que salir.
Cynthia asintió.
—Hoy no hay nadie en casa. Después de comer, sube y duerme un rato más.
Recordó con gentileza.
Cynthia asintió y preguntó:
—¿Vas a la empresa?
Alain mintió:
—Cristián y Mauricio quieren que me reúna con ellos.
—Vale, no bebas mucho, es malo para tu salud.
Ella dijo con preocupación.
Alain se quedó atónito por un momento, pero enseguida sus ojos se llenaron de alegría, sintió que una calidez invadió en su interior. Le habían dicho de todo, pero nunca nadie se había preocupado por su salud. La besó en la frente.
—Espera a que vuelva.
Cynthia le dio un empujón.
—Ve, no dejes que te esperen.
Alain asintió. Cogió el abrigo de la percha de la entrada y salió.
Vega entró poco después de que Alain se fuera.
Se quitó el abrigo manchado de nieve en la entrada. Cynthia todavía estaba sentada en la mesa del comedor cuando entró. Su suéter se había levantado en algún momento, revelando un moretón en su cintura.copy right hot novel pub