Vega nunca se había casado en su vida, simplemente supo las cosas de pareja, pero jamás imaginaba que pudiera estar tan locos.
Todos miraron a Cynthia, incluye Alain.
—¿Estás bien? ¿Te duele algún sitio?
Vega dijo primero sin esperar a Cynthia:
—Se resbaló en el baño y tenía un moretón en la cintura. Justo lo vi cuando estaba comiendo. Si no lo digo yo, ella no dirá nada nunca.
—¿Te duele, quieres ir al hospital?
Preguntó Carmen preocupada.
—Estoy bien. Ya no me duele nada, no te preocupes.
Cynthia dijo manteniendo con un tono normal.
En este momento, se moría de vergüenza y no quería enfrentarse a nadie.
Alain quedó pensando por un rato, «¿se cayó anoche? ¿Por qué yo no lo sabía?»
—Vamos, ya es tarde.
Cynthia vistió a Álex, e intentó a eludir el tema deliberadamente.
La mirada de Alain cayó sobre su cintura, y pestañeó, parecía que ya había entendido de todo.
Carmen todavía estaba preocupada, se acercó a ella y le preguntó levemente:
—¿De verdad estás bien?
Cynthia respondió sin levantar la cabeza, le puso los zapatos a su hijo rápido:
—De verdad, estoy bien.
Carmen notó que Cynthia no quería mencionar más este tema.
Pero Vega no dio cuenta de que Cynthia estaba intentando evitar hablar este asunto, y volvió a preguntar:
—¿El baño de arriba no hemos puesto materiales antideslizantes en el suelo? Si no, hay que ponerlo, si no es muy peligroso.
—Sí, claro que el suelo es antideslizante, y encima está hecho con buenos materiales. No se debería caer, Cynthia se cayó, con lo cual puede ser un accidente.
Carmen no había pensado mucho.
Vega tenía la duda de que, si fuera antideslizante entonces cómo pudiera caerse.
—Ya está bien, vámonos.
Dijo Alejandro con voz alto.
Todos se pusieron los abrigos y salieron de casa juntos. Hacía mucho viento afuera, y cuando pisaban la nieve, se oían el rechinamiento.
Alessia ya no quería los abrazos de Cynthia, se acostó obedientemente en los brazos de Alain.
Ya hacía tarde, tal vez por la nieve, no se sentían que se oscurecía mucho.
Los coches salieron del chalet uno tras otro.
La carretera estaba cubierta con la nieve, se veía las marcas que dejaron por los coches.
Alejandro eligió el lugar, era un sitio que podía caber vente personas. Este año la familia celebró el Año Nuevo en otra manera, los sirvientes y conductores todos se sentaban juntos con los dueños de casa. Aunque ellos vinieron de diferentes sitios, finalmente se reunieron en la misma casa, vivían juntos y se cuidaban mutualmente todos los días. De hecho, toda la gente se trataba como si fuera de su propia familia.
Así que con tanta gente estaba muy animado.
Este año, Alejandro estaba bastante contento. Porque hacía mucho tiempo que Alain no celebró la víspera de Año Nuevo con ellos.
Ahora todos estaban sentando en sus sillas, entró un camarero y preguntó si quería que empezaran a servir la comida.
Alessia dijo primero sin esperar a Alejandro:
—Sí, claro. Ya tengo hambre.
Como era una niña, el camarero no lo tomó en serio. Sonrió y miró a Alejandro.
Alejandro agitó la mano:
—Decide mi nieta.
Al recibir el orden, salió de la sala privada.copy right hot novel pub