Pasaron la noche entre lágrimas y un irrefrenable llanto, aunque llorar no les devolvería a su hijo, al menos servía para desahogar un poco el dolor que sentían.
Parecía increíble, Federico ya no estaba, su hijo ya no estaba, aquello amenazaba con acabar con el buen juicio de Lisa, no había nada que pudiese consolarla, nada podría jamás llenar el inmenso vacío que se había alojado en su pecho, nada podría lastimarla más, se sentía como un cuerpo despojado de la dicha, la alegría y la perfecta vida que hasta ese entonces había llevado.
A primera hora llegaron sus padres, se veían agotados y con los ojos enrojecidos, muestra de que habían llorado toda la noche, o al menos gran parte de ella, la muerte de su único nieto.
Quien fuese el asesino de Federico, no pudo ni imaginarse que no solo acababa con una vida, sino con la de toda la familia. Los padres de Luis Francisco estaban en Australia, sería imposible que llegaran antes del sepelio, pero sin duda alguna estarían presente para el funeral, ya deberían haberse embarcado en el primer vuelo.
Decidieron que lo mejor sería viajar en la avioneta que era propiedad de los Alcázar, eso sin duda alguna agilizaría muchas cosas. Contactar al piloto había sido una dificultad y Luis francisco se negaba a pilotear, situación que toda la familia sin duda entendió.
Cuando todo estuvo listo emprendieron el viaje en silencio, mientras abundantes lágrimas se deslizaban por las mejillas de todos los presentes.
Al llegar se dirigieron directamente a la comisaría.
-El detective Morgan es el encargado del eje de homicidio- Lisa tragó en nudo que se formó en su garganta- en estos momentos se encuentra realizando un interrogatorio, si desean, pueden pasar a la sala y esperar.
-Si- respondió Lisa con voz temblorosa- muy amable de su parte. Esperaremos.
Tuvieron que esperar al rededor de quince minutos antes de que la puerta de la sala en la que se encontraban se abriera.
Linda, entró al cuarto seguida un hombre alto, de ojos y cabello oscuro que tenía una rígida postura, todos supusieron sería el Detective. Nada más verlos se echó a llorar.
-¡Lo siento tanto, Lisa!- Lisa, corrió hacia su hermana y la abrazó gimiendo descontroladamente – ¡lo siento, fue mi culpa Lisa!- Linda estaba igual de devastada y lo comprendía perfectamente, Fede era la luz de sus ojos, su adoración y el no tenerlo, además en unas circunstancias tan fatales debió dolerle casi tanto como a ella. Eso sin contar que gracias a Dios, Lisa no había visto la horrible escena del crimen.
-No, no lo fue – dijo su madre con voz temblorosa.
-Cariño tranquila, no es tu culpa- agregó su padre.
-¿Cómo podría ser tu culpa, Linda?, ya nos han informado de lo sucedido.copy right hot novel pub