LISA. . .
Mi embarazo ha avanzado felizmente, no pensé que se pudiese ser tan dichosa. Siento como mi bebé crece y se mueve dentro de mí, aún no me acostumbro del todo, es una sensación tan extraña. Cada vez que pienso que dentro de mí se gesta una vida, me siento maravillada.
Nuestra casa es el sueño de cualquier mujer; amplia, hermosa, con una decoración exquisita, las habitaciones son muy ámplias. Luis Francisco, decidió comprar la que más me gustó, tiene dos niveles, y un gran jardín que es sencillamente maravilloso. El médico nos ha dicho que el bebé es un varoncito; nuestro Federico, ya lo imagino corriendo por el jardín.
Luis Francisco no puede estar más orgulloso, se ha encargado él mismo de la decoración de la habitación de nuestro Fede. A todo el mundo le comenta lo guapo e inteligente que será su hijo, y yo no puedo más que sonreír feliz, por ser la mujer más dichosa de todas, verlo tan emocionado me hace tan dichosa que siempre quiero llorar. No pensé que se pudiese amar tanto. Luis Francisco va a la universidad por la mañana al igual que yo, por las tardes vuelvo a casa para descansar y ocuparme de mi hogar, él se va a las oficinas de su padre. Trabaja muy duro por darnos a nuestro hijo y a mí una vida maravillosa. Cuando vuelve a casa me consiente, me llena de cariños, es tan buen hombre, tan buen padre, que no dudo que seremos felices hasta nuestro último suspiro; él, nuestro Fede y yo, juntos viviremos plenamente dichosos.
Extraño mucho a mi familia, quizás más a mis padres, porque mi pequeña Linda casi que se ha venido a vivir con nosotros. Sonrío como tonta, pero no puedo evitarlo, ella es mi adoración, la amo tan profundamente que la siento tan mía. Ella es ese rayo de luz que siempre brilla, sus grandes ojos café, su hermosa mirada, su lindo y lacio cabello.
Siempre he sabido que mi padre la adora, y no es secreto para mí que Linda, es su favorita. Pero no puedo chuparlo, también es mi favorita.
Mi madre siempre me ha preferido, no porque me ame más, sino porque me parezco más a ella.
-¡Lisa!- se queja mi pequeña hermana- ¡ te has quedado otra vez con esa mirada tonta!- hace puchero y luego ríe.
-Lo siento, princesa- me disculpo- solo pensaba un poco.
-¿En qué?- me mira frunciendo el ceño. Amo ese gesto en ella, le da una apariencia medio indignada.
-En todo un poco.
-¿Piensas en mi hermanito?- me sonríe.
-No es tu hermanito preciosa, es tu sobrino- río feliz.
-Igual lo voy a querer mucho- se encoge de hombros.
-Claro que sí, princesa- acarició su cabello sintiendo una gran ternura inundar mi pecho.
-¿A qué hora vuelve mi hermano, Luis Francisco?
-No debe tardar en llegar, Linda.
-¿Le prepararemos un pastel?- preguntó abriendo mucho los ojos.
-Eres una glotona- río- apresurémonos o no se enfriará a tiempo.copy right hot novel pub