Las manos de Milagros temblaron, miró a Celia con incredulidad.

—¿Cómo lo has sabido?

Celia respiró hondo, calmando su emoción.

—Sólo porque nunca te haya preguntado, no significa que no lo sepa. ¿Cómo iba a romper con él si no hubieras ido a pedirle dinero a su abuelo?

Milagros no se atrevía a mirarle los ojos o hablar alto.

—Necesitaba dinero en ese momento... No sabía que arruinaría tu relación...

—No vuelvas a pedir dinero a nadie de mi entorno, ¿vale? Por eso no tengo amigos y no me atrevo a tenerlos, ¡y encima ahora te metes en mis relaciones amorosas!

Celia tenía los ojos rojos.

—Si hubieras sido capaz de quedarte embarazada, seguirías siendo su novia...

Los ojos de Milagros se llenaron de disgusto al recordar que había perdido un yerno rico, olvidándose por completo de Alejandro.

A Celia ya no le interesaba discutir el tema con su madre, había comprado un billete para irse de la Ciudad Sur esta tarde y no sabía cómo huir de aquí.

—Vuelve a casa, encontraré alguna manera de ayudarte a conseguir los 5 mil euros, pero esta es la última vez —Celia cedió el paso.

Al fin y al cabo, era su madre, la mujer que le había dado la vida y criado.

—Hace unos días apostando con Guadalupe Dueñas, la vecina, he perdido 2 mil euros... —dijo Milagros débilmente, su tono intentaba dar pena.

Celia aguantó la furia con toda su fuerza.

—Te conseguiré los 7 mil euros.

—Quiero comprar un sofá nuevo y me gusta uno de mil setecientos euros.copy right hot novel pub