Celia se dio cuenta de que la llamada no se había colgado.

Al parecer, la policía había escuchado su conversación con Alejandro y había localizado su ubicación.

—¡Esta vez tienes suerte! Pero volveré a por ti, ¡y no vas a salir de la Ciudad Sur!

Alejandro con los dos hombre se llevaron todo el equipaje de Celia.

La casa se quedó finalmente en silencio, el frío de afuera le hizo temblar a Celia. Seguía en la ventana, que no se atrevía a mirar hacia abajo, y tampoco pudo quitar las piernas de lo tensa que se encontraba.

—Señora, señora... —continuó llamándola la policía al otro lado de la línea.

—Gracias —Celia por fin pudo reaccionar.

—Hemos enviado unos policías a su ubicación, por favor, dígame el lugar exacto, ¡irán enseguida!

La policía fue muy paciente y su voz dio a Celia una sensación de tranquilidad.

El corazón de Celia se llenó de amargura al recordar que Alejandro aún tenía el documento con la firma de su madre. Encima se había llevado todo su equipaje con el billete de tren, su documento de identidad y tarjeta bancaria, haciéndola imposible salir de la Ciudad Sur.

—Gracias, ya se han ido, me encargaré del resto yo misma...

Celia sintió una calidez por su parte. Flotó su cuerpo para poder entrar en calor y después lentamente dejó sus piernas dentro de la habitación.

—En el futuro, si encuentra algún peligro o dificultad, por favor, contacte con nosotros, nos aseguraremos de llegar lo más rápido posible —La policía no insistió demasiado.

Celia se sintió realmente conmovida por su sinceridad, también se sintió muy agradecida de que fuera capaz de comprender su situación.

—Gracias, muchísimas gracias...

Tras colgar el teléfono, Celia se acurrucó en un rincón y se rompió a llorar.

No durmió en toda la noche, se quedó acurrucada en el suelo viendo cómo la luz mañanera entraba a la habitación por la ventana. Hacía todavía un poco de fresco.copy right hot novel pub