"Pero cuando puedas vuelve, porque acecha tu fantasma jugando a las escondidas”
Silvio Rodríguez
Durante toda el almuerzo, Karem se mantiene pensativa. Los recuerdos de su historia con Miguel van y vienen, Mercurio retrogradando en su vida. Quizás es eso. Ella ya había descartado esa historia de su pasado doloroso. Las emociones de tristeza y miedo la perturban. Tristeza al recordar lo que pudo ser y no fue. Miedo por enfrentar ese sentimiento subliminal que esta dentro de ella por Diego y ahora esta sensación de misterio que la empuja a Ernesto.
Toma su café antes de llegar su hora de volver al trabajo. Pide algunas rosquillas para llevar. Paga su cuenta y regresa al edificio. Camina, eso la ayudara a despejarse un poco. Siente la brisa en su rostro y el sol acariciando su piel.
Al entrar en su oficina, encuentra sobre su escritorio un chocolate junto a una nota. Lo toma y lo lee: “endulza tus sueños y márcame cuando necesites”. Ella sonríe tras ver el mensaje. ¿Ese hombre tan amable, tan inteligente y tan sexy puede ser real? Es su pregunta más frecuente. Pero también es su realidad más próxima. Se sienta, destapa el chocolate y revisa sus mensajes en el computador.
–¡Que tengas un buen provecho amada mía!
Apenas ve el mensaje, Diego está conectado:
–Gracias mi amor. Acabo de llegar del almuerzo. ¿Cómo has estado?
Digitando...
–un poco agotado, realmente he dormido poco. Necesito terminar este trabajo para la exposición. Pero también, necesito saber de ti y decirte que me hace falta tu presencia en mis noches de insomnio.
–Prometo acudir a tus noches de insomnio. Y besar tu espalda, acariciarte mientras dibujas tus cuadros y luego hacerte el amor.
–Eso que dices me estremece. Como dicen por allí,” la piel erizada, también tiene derecho de autor” y tú eres la autora de estas emociones que se reúnen dentro de mí ser.
–Entonces seremos coautores porque tú y tus palabras son la razón de mis piernas estrangulado las ganas.
–Quiero verte.¿Puedes, encender tu cámara?
–En este momento estoy en la oficina. Pero al llegar a casa, hablamos. Por ahora te envío esta foto.
Toma su teléfono, coloca su cámara, se hace un selfie y lo sube a sus redes.
–Eres hermosa mujer, toda una diosa térrea.
–Exageras un poco, pero te creo
Escucha pasos acercarse. Se desconecta y sigue en su navegador. Tocan su puerta.
–Adelante–contesta ella.
Ernesto se asoma, sonriendo:
–¿Estás ocupada?
–No, pasa. Dime ¿qué tienes por allí?
–Vengo de la oficina de Luis y me mencionó que a partir de la semana que viene, estaremos trabajando en equipo.
–Sí, me comentó algo, cuando salí a almorzar. Será una experiencia bastante interesante.
–¡Yo diría super genial!
Ella sonríe y continúa revisando su computador. Él se da cuenta de que debe irse:
–Te dejo para que continúes. ¿Te gustó el chocolate?
–¡Sí!, gracias, amo el chocolate.
–Me alegra que te haya gustado. ¡Qué tengas un excelente fin de semana!
–Gracias, igualmente tú, Ernesto. ¿Ya te vas?
–No, reviso unos pendientes y en media hora me voy.
–¿Te importaría darme un aventón a parada del metrobus?
–Puedo llevarte hasta tu cada, claro, si quieres.
–Eres un amor. Termino esto y me desocupo entonces.
–Te espero en el estacionamiento en media hora, vale.
Ernesto sale. Ella observa su corpulento cuerpo. Sonríe al percatarse de sus pensamientos lascivos.copy right hot novel pub