“Nada es como uno quiere que sea cuando no depende de uno”

Ana Merlino

Efectivamente sería una noche de sorpresas. Karem y Virginia se sientan en la barra. Apenas se sientan, son recibidas con un par de cócteles.

–Esto si es una bienvenida–dice Virginia casi gritando para que Karem pueda oírla.

–Sí, parece que nos hubiesen estado esperando.

–¡Chin-Chin!–responde Virginia, chocando la copa con su amiga.

un hombre alto, moreno y muy apuesto, se acerca a la barra:

–¿Bailamos?–pregunta a Karem.

Ella mira a Virginia, quien con un gesto le dice que se divierta.

Karem comienza a bailar. Hacia tanto tiempo que no bailaba. Hoy sólo quiere divertirse y no pensar. Aquel supuesto hombre la toma por la cintura, mientras su cuerpo roza con el de ella, al ritmo del bajo de la música electrónica.

–Me llamo Héctor ¿y tú?

–¡Karem!

–un placer Karem–responde

Virginia, mientras toma uno tras de otro cada trago. De esos 3, sólo 1 ha pedido. Los otros fueron de brindis.

Una de las chicas de la barra, observa a Virginia. Ambas intercambian miradas y gestos. Karem regresa con el hombre apuesto hasta la barra.

–Me das tres Gintoni–pide a la rubia de la barra.

Entrega uno a Karem, uno a Virginia y uno para él.

–Estaré sentado en aquella mesa, con un par de amigos. Si gustas pueden acercarse, tú y tu amiga–dice acercándose a Karem.

–OK. Gracias por la bebida.

–Wow, luego te quejas, mira a ese papito. ¡Qué excelente retaguardia tiene!

Karem suelta una carcajada.

–Tú no cambias, Giña. Nos está invitando a su mesa. ¿Vamos?

–Pudiera, más no quiero. Ves la chica de cabello rojizo, creo que ya tengo con quien divertirme hoy.

–Que aburrida. Bueno vamos a bailar, no vinimos para quedarnos sentadas.

Suena la música a todo volumen. Karem y Virginia se levantan y van hacia la pista. Comienzan a bailar entre el resto de la gente, que al igual que ellas, se dejan llevar por la música, los movimientos y los roces. Virginia siente el cuerpo de Karem tan próximo al de ella, que comienza a acariciarla. Karem sabe que está un poco tomada. Le sigue el juego, pero busca safarse cuando todo va subiendo de tono. Gira y en uno de esos giros, cree ver a Miguel, se detiene. Virginia tropieza con ella y la cercanía entre ambas, da abre una brecha para un encuentro de sus labios. Karem reacciona, algo molesta. Virginia, la sigue y la detiene por uno de los brazos, intentando disimular lo ocurrido.

–Es sólo un juego, disculpa. Quería coquetear con la chica de la barra.

Karem respira, y sigue hasta la barra. Se sienta y pide un trago.

Virginia sigue en la pista bailando. Hector, se levanta y se sienta al lado de ella:

–¿Te puedo acompañar? Digo un rato, mientras regresa tu compañera.

–Sí, está bien.

–¿Está algo tomada?

–No, apenas lleva 3 o 4 tragos y créeme, ella no se embriaga así de fácil.copy right hot novel pub