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⭐Amor sin anestesia

Capítulo 39 Una ligera sospecha

“Aceptamos la realidad con tanta facilidad, tal vez porque sentimos que nada es real”

Jorge Luis Borges

Comienza la semana. Karem se alista para ir al trabajo. Sale de su apartamento. Se encuentra con Rosa, quien lleva a Elenita a hacerle los exámenes. Se ve que ella viene algo amanecida. De no estar ocupada, la acompañaría. Le ofrece llevarla y la deja en un laboratorio, cercano a su trabajo.

Entra a su oficina. No ha visto a Ernesto durante su llegada al edificio. Casi siempre coinciden en los pasillos. Revisa nuevamente su teléfono y no tiene ningún mensaje. Camina hasta su oficina. Abre la puerta. Se sienta. Enciende su computador y se pone a trabajar.

Virginia llega la saluda desde el pasillo. Karem le sonrié. Piensa, si amiga se ve con otro semblante y ánimo. Se alegra de ello. Transcurre la mañana rápidamente. Hora de almuerzo. Sale de su oficina. Camina hacia la sala de reuniones. Se sirve un café. Virginia entra, le pregunta:

–¿Vamos a almorzar?

–No tengo mucha hambre. Ve tú.

–Traje comida para las dos. Anoche preparé un pasticho.

–¿Tú, la chica Delivery?

–Sí, Eduardo fue a cenar y guardé para traerte y almorzar juntas.

–Probemos a ver que tal te quedó.

Virginia saca de su cartera el envase, lo coloca dentro del microondas. Sirve y el olor se riega en la sala. Ernesto, viene entrando. Karem diente su corazón apresurarse.

–¡Qué bien huele!–comenta Ernesto.

–Gracias colega. ¿Si gustas?–pregunta Virginia.

–Puede ser. No tengo muchas ganas de salir.

Mientras Virginia busca en una de las gavetas platos para servir, se acerca a Karem y le susurra:

–Hola, preciosa.

Karem sonríe y le regresa el saludo. Virginia se acerca, coloca los platos y sirve el pasticho.

–¡Wow amiga, esto te quedó increíble!–exclama Karem

–Realmente está delicioso–comentó Ernesto.

–¡Gracias!–responde Virginia–cuando me splivo, me splico–añade.

–Deberías aplicarte con más frecuencia–dice Karem.

Durante el almuerzo Karem evade la mirada de Ernesto. Virginia se da cuenta de que tal vez, sea por su presencia. Come un poco más rápido. Terminan de almorzar y sale de la oficina para dejarlos solos.

–Te llamé ayer, varias veces.

–Estaba ocupado con unos amigos, jugando Golf.

–OK. Quería que nos viéramos.

–Me dijiste que estarías ocupada, preciosa.

–Sí bueno, me desocupé antes.

–Este fin de semana, iré a una exposición de pintura. Me gustaría fueses mi acompañante.

–Claro, por supuesto.

–Anótalo en tu agenda–comenta con cierto sarcasmo.

–Está bien.

Ernesto se levanta y sale de la sala. Karem recoge los platos y cubiertos desechables, los echa en la cesta de basura. Se lava las manos y regresa a su oficina.

Continúa con su trabajo.copy right hot novel pub

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