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⭐Amor sin anestesia

Capítulo 40 11:11

“Un arte que no se basa en el sentimiento no es arte.”

Paul Cézanne

Si algo tiene Karem, es su problema de ansiedad y saber que iba a tener esa salida con Ernesto, le hizo pasar la mitad de la noche dando vueltas en la cama. Desde que amaneció, ya estaba en pie, arreglando la cocina y limpiando el apartamento.

–Buen día, aquí te traje tu desayuno–le dice a su amiga mientras coloca la bandeja sobre la cama.

–¿Qué hora es?–pregunta entre dormida y despierta Virginia.

– 8:00am.

–¿Es sábado Ka! Yo los sábados me levanto después de las 10am.

–Tengo muchas cosas que hacer, Giña.

–Claro, como dormir, por ejemplo. Hoy es un gran día, debías dormir para estar fresca como una lechuga, no despierta como un zombie.

–No seas rata. ¿Parezco zombie?–pregunta mientras se observa en el espejo de la peinadora.

–Casi–responde lanzando una carcajada.

–No pude dormir bien, pensando sólo en esta noche.

–¿Me lo dices o me lo preguntas? Parecías un pollo horneado, vuelta y vuelta.

–¿Dime qué me harás en el cabello?

–Relájate Ka. Vamos a comenzar relajándonos. ¿Desayunaste?

–No, no quiero verme gorda.

–Santo Dios Ka, la cita es a las 9 de la noche. Vamos a desayunar juntas y así no comes tanto.

–Me gustaría que fueses conmigo a la exposición de pintura.

–Tengo una cita con Eduardo. Vamos a salir a bailar.

–Está bien.

Se sienta en la cama, ambas desayunan. Luego Virginia se da un baño mientras Karem termina de acomodar el cuarto.

Virginia sale envielta en la toalla, desenreda su cabello ensortijado.

–Tienes alguna crema exfoliadora?

–Sí, nunca la he usado.

–OK. Trae un poco de agua tibia del grifo y una toalla pequeña.

Karem va a la cocina. Virginia, busca en el guardarropas algo cómodo que ponerse. Se coloca una bata corta de Karem. Va al baño, revisa en las gavetas del lavamanos y encuentra algunas cremas. Camina hasta la cocina.

–Siéntate en el sofá, voy a hacer una limpiez de cutis casera.

Karem está emocionada y a la vez, algo nerviosa. Ese tipo de atuendos no es cómodo para ella, pero la ocasión requiere que haga un esfuerzo para no desentonar en esta oportunidad.

Durante toda la semana, Diego estuvo yendo al museo; llevando las piezas haciendo junto a Lorenzo las fotografías para el baner. Estaba emocionado por el logro de uno de sus sueños. Eliza lo acompañaba a almorzar todas las tardes y aprovechaba para seducirlo y volver a sentir el placer físico y emocional que Diego le proporcionaba cada vez que la hacia vibrar como mujer.

–Hoy, será el gran día–se dijo a sí mismo, mientras arregla el saco que se colocará esa noche.

Se mira al espejo, mientras rasura su barba incipiente. Coloca algo de gel en su cabello y lo bate con sus manos para que se vea con ondas sueltas.copy right hot novel pub

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