El millonario Dorian Fleyman arrugó con fuerza la carta que apresaba entre sus manos, contuvo el amargo sabor ácido que subía por su garganta mientras volvía a leer las primeras líneas.
"Hay momentos en la vida que son inolvidables por sí solos. Compartirlos con las personas que quieres, los convierte en inolvidables.
Gracias por acompañarnos en nuestra boda.
Elena y Jackob."
El nudo en su pecho se apretó más al leer la palabra boda seguida por el nombre del amor de su vida y su mejor amigo.
Un año, solo eso había pasado desde que su relación amorosa concluyó y comenzó la del futuro nuevo matrimonio. 365 días en los que Dorian había fingido aceptar su romance, mientras intentaba sobrellevar su amistad con Jackob.
Fueron doce meses de tortura vivida mientras observaba como día tras día se enamoraban más, su amor hacia Elena eran descartados y olvidados como basura vieja.
Su corazón se contrajo en un latido de dolor ante el recuerdo, y una lágrima escurridiza se realizó por su rostro.
—Mi señor ¿Se encuentra bien?— susurró Margarita a sus espaldas atrayendo su atención.
Dorian volteó y enfocó sus profundos ojos azules en la madura mujer quien le devolvía la mirada con sabios ojos grises.
La mujer era más una madre que su ama de llaves, trabajaba para él desde que compró ese departamento hacía ya seis años atrás y agradecía su presencia maternal.
Con gesto tímido, extendió la carta arrugada hacia ella, quien la tomó con el ceño fruncido.
—Se van a casar— susurró él, su voz rasposa y las palabras quemando a medida que salían, al igual que sus lágrimas.
La mujer llevó una mano arrugada a su boca, mientras comenzaba a observarlo con gesto de tristeza genuina.
—Lo siento mi señor— logró decir la mujer.
—No te preocupes Margarita, solo procura que mi traje de eventos esté listo para la fecha— contestó Dorian retirando las lágrimas de sus ojos.
El rostro de Margarita se transformó en horror mientras contemplaba al hombre frente a ella.
—Mi señor ¿No pensará en ir a la boda? Romperá su corazón— contestó la mujer con lágrimas sin caer en sus ojos color caramelo.
—Tengo que ir Margarita, Jackob es mi amigo y no puedo dejarlo solo en el día más feliz de su vida— contestó Dorian — estoy seguro que él haría lo mismo en mi lugar.
—Disculpe señor, pero no estoy de acuerdo.copy right hot novel pub