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(COMPLETA) Descubriendo El Placer

Capítulo 95

La mañana avanza rápidamente y casi al medio día, Lisa vuelve con una Amelia mucho más estable, se le nota que logró descansar y sé que eso deja bastante tranquilo a Benjamín, apenas nos ven nos echan del hospital alegando que necesitamos un baño y una comida caliente con urgencia, intentamos protestar, pero ellas están decididas a lograr que nos marchemos, por lo que al final tenemos que claudicar. Decir que Benjamín y yo nos apresuramos hasta mi departamento sería todo un eufemismo, creo que ambos queremos regresar cuanto antes al hospital.

Mientras que yo me doy una ducha, Benjamín aprovecha para comer algo y cuando salgo lo encuentro acomodado en un sofá, dormitando; evito despertarlo y como un poco antes de terminar de alistarme, luego me permito interrumpir su pequeña siesta, él me agradece y luego se encamina hasta la ducha, está vez soy yo quien lo espera recostado en el sofá, pero a diferencia de él, a mí me es imposible cerrar los ojos, estoy ansioso por volver y saber algo de mi Sophie; en cuanto ambos estamos listos emprendemos camino de vuelta al hospital y nos topamos con las mismas noticias que antes: Ninguna actualización del estado de Sophie, supongo que después de todo lo único que nos queda es esperar.

Casi a las cuatro de la tarde algunos chicos empiezan a llegar para hacernos compañía de nuevo, está vez todos estamos al pendiente de que la puerta se abra y salga alguien a darnos noticias, cuando faltan unos minutos para las cinco, la joven doctora del día anterior sale mirándonos con una suave sonrisa en su rostro, todos nos acercamos a ella rápidamente y esperamos a que hable.

—Bueno, hola de nuevo, me alegra ser la portadora de buenas noticias en esta ocasión; la paciente ha pasado una excelente noche y se encuentra estable, lastimosamente aún no puede recibir visitas, pero podemos permitirles verla por el cristal de la habitación, el acceso es completamente restringido; su pulmón herido ha estado funcionando bien con la ayuda del respirador que le hemos puesto y sus signos vitales están muy bien, a partir de mañana podremos permitirle las visitas, pero, sólo será de a una persona y obviamente esta será preparada por el personal médico para que entre con un traje especial. Me gustaría poder darles mejores noticias, pero creo que todos somos conscientes de que este será un proceso de recuperación algo lento, por ahora la paciente lo está haciendo muy bien y poco a poco saldrá adelante.

En cuanto termina de darnos el informe todos respiramos aliviados al saber que Sophie está fuera de peligro, yo también creo firmemente que ella luchará y se recuperará de esto poco a poco, lo único que nos queda, aunque no nos guste demasiado será esperar, pero sé que todos lo haremos, todos esperaremos lo que sea necesario para tenerla de nuevo con nosotros.

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Todos estamos impacientes por nuestro turno; hace unos minutos los padres de Sophie se marcharon con la doctora para verla a través del cristal de la habitación en donde la tienen en estos momentos; todos nos quedamos a la expectativa, ansiando el momento en que ellos vuelvan para poder ir nosotros. Algunos están de pie luchando por no empezar a caminar de un lado a otro, puedo ver la ansiedad en sus rostros; otros estamos sentados, pero debo decir que removiéndonos inquietamente; yo realmente tengo muchísimas ganas de poder verla y aunque sea una tortura tener que hacerlo desde lejos, me conformaré por ahora con eso, aunque tengo claro que las horas se me harán eternas, con lo mucho que estoy deseando que sea mañana para así poder entrar a verla y acariciarla.

Mi pierna rebota de arriba abajo mientras miro el reloj que hay en una de las paredes del pasillo, en el puedo ver que apenas y han pasado diez minutos desde que los padres de Sophie se marcharon, pero la verdad me han parecido dos horas o más, le doy un breve vistazo a Cloe y puedo ver que está tan ansiosa como yo; en cuanto se da cuenta de que la estoy mirando me regala una pequeña sonrisa a la cual intento corresponder, pero estoy más que seguro de que solo he logrado darle una mueca llena de ansiedad.

Intento concentrarme en un punto fijo de la pared, pero no permanezco ni cinco segundos concentrado cuando la ansiedad se apodera rápidamente de mí; dejo caer mi cabeza contra la pared detrás de mí, intentando distraer mi mente con pensamientos de cualquier cosa que no sea de Sophie, pero es completamente imposible; en cuanto siento que estoy relajado y distraído, imágenes de Sophie riendo conmigo o dándome un beso aparecen en mi mente y es que ella está grabada a fuego en mi mente, en mi cuerpo y sobre todo en mi corazón.

Abro los ojos rápidamente logrando que los hermosos recuerdos se desvanezcan, entonces veo que Amelia y Benjamín vienen caminando tomados de la mano a paso lento por el largo pasillo, me pongo de pie y voy a su encuentro, Amelia tiene los ojos hinchados y sus pestañas tienen algunas gotitas restantes de las lágrimas que al parecer ha derramado. Ni siquiera me atrevo a preguntarles nada, pues una bola de ansiedad se posa en mi estómago; Benjamín coloca una de sus manos en mi hombro y le da un suave apretón susurrándome que vaya a verla, le doy un suave asentimiento y cuando me separo de él logro ver a la doctora esperándome al final del pasillo, camino apresuradamente hasta ella y cuando me lo indica empiezo a seguirla por las instalaciones del hospital.

Tomamos el ascensor y escucho atentamente las pocas indicaciones que me da, en cuanto estamos frente a una puerta blanca al parecer de una habitación ella me hace seguirla y puedo ver el cristal que deja ver el interior de la habitación, antes de llegar la doctora me dice que me dará quince minutos y luego volverá de nuevo por mí; le doy un asentimiento distraído y apenas ella me deja solo camino con lentitud hasta el cristal.

Siento que la respiración se me atasca en la garganta al ver lo que hay adentro; Sophie está en una gran cama blanca rodeada de cables y máquinas, en su boca hay una careta de aspecto extraño con un grueso tubo que al parecer conduce al respirador artificial que mantiene a su pulmón dañado funcionando, su cabello está recogido al lado de su rostro y puedo alcanzar a ver que su torso está cubierto por un vendaje.

Pongo una mano en el vidrio y se me escapan las lágrimas, se ve tan pequeña e indefensa, tan frágil; miro todas las máquinas que la rodean y pego mi frente al cristal, ¡Dios!, No puedo creer que ella esté en esta situación, no se merece nada de lo que ese loco hijo de puta le hizo. Me quedo contemplándola mientras que las lágrimas salen sin control de mis ojos; mi hermosa Sophie, mi chica tímida, la que se sonroja cuando le digo frases con doble intención, la mujer de mi vida; cierro los ojos y entonces empiezo a hablar en voz baja.

—Escucha, sé que debes estar ocupado con los problemas del mundo, pero si por favor pudieras ayudarla, por favor, ella no se merece esto y sé que tú has visto lo buena mujer que es, por favor, Dios, tengo fe en que la ayudes a salir de esto, yo creo en ella, creo en ti y sé que puedes darle tu ayuda, por favor no me la quites, no después de que por fin me siento completo, ella lo es todo para mí, por favor. —Dejo mis ojos cerrados mientras termino mi unilateral conversación con Dios.

Cuando abro mis ojos la miro de nuevo y un pesado suspiro se me escapa de los labios, me separo del vidrio cuando escucho unos pasos acercarse y luego limpio mis mejillas. La doctora carraspea suavemente y cuando la miro me hace un gesto con la cabeza para que la siga, miro una última vez a Sophie y luego la sigo en silencio; el camino de vuelta se me hace corto y antes de unirme de nuevo a los chicos le agradezco a la joven doctora, los próximos en irse con ella son Cloe y Miguel; me siento al lado de Amelia y puedo sentir como ella toma una de mis manos entre las suyas y le da un suave apretón.

En lo que resta del día todos logran ver a Sophie y creo que quedan en la misma situación que yo, sin palabras; cuando la noche cae los chicos del gimnasio se marchan, no sin antes darnos algunas palabras de ánimo, los demás se debaten entre irse o quedarse, pero Amelia y Benjamín los instan a irse y se comprometen a avisarles cualquier novedad, yo me niego a irme y Matías se queda haciéndome compañía, Lisa debe que irse pues tiene que ir temprano en la mañana a su trabajo.

Cuando ya nos hemos quedado los cuatro solos, nos instalamos en las sillas pegadas a la pared y Matías nos cuenta cómo va el proceso con Lucas Zapata, Amelia le hace algunas preguntas y él las responde todas y cada una pacientemente; mientras que escucho a mi hermano explicarle algunas cosas, me pregunto si ella sabe que su esposo le hizo una pequeña visita a Lucas en la estación, pero cuando mi mirada se encuentra con la de Benjamín y él niega levemente con la cabeza como leyendo la pregunta en mi rostro, me doy cuenta de que ella no sabe nada y creo que es mejor así, en estos momentos Amelia ya está manejando el estrés suficiente como para tener que preocuparse por lo que su esposo pudo haberle hecho a Lucas.copy right hot novel pub

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