—Me siento muy feliz. —Me dice Sophie en la noche cuando estamos acurrucados en la cama; después de llegar del gimnasio, comimos algo y luego de una ducha caliente nos acostamos juntos con un tranquilo silencio a nuestro alrededor.

—¿Por no tener que verlo? —Ella asiente suavemente y acaricia mi pecho desnudo con sus dedos; debo admitir que me sorprendió mucho cuando me pidió que no me pusiera camiseta en el momento en que salimos del baño, ella por su parte sí que se puso una camisa mía y pude notar que nada más trae sus bragas debajo de ella, por los que es inevitable que mi pene este endurecido.

—Sí, porque siento que ahora podré seguir, avanzar sin el miedo de que en algún momento él volverá para matarme. Podré salir sin estar mirando a todos lados, esperando que alguien me haga daño. —La atraigo más hacia mi pecho y ella suspira abrazándose más a mí. —Aunque no es como si experimentará eso cuando estoy contigo. —Acaricia lentamente mi pecho hasta llegar a mi mejilla y guiar sus labios hasta los míos. —Contigo me siento siempre segura. —Me dice en un susurro antes de fundir por completo sus labios con los míos.

Me entrego por completo a nuestro beso, perdiéndome en la sensación de su suave piel contra mis manos, su lengua jugando con la mía, sus manos jugando con mi cabello y para cuándo rompo nuestro beso estoy sobre ella, entre sus piernas mientras restriego mi dura erección contra su sexo haciéndola gemir sonoramente. Quisiera continuar y arrancarle la camisa, romper sus bragas y luego enterrarme profundamente en ella, pero sé que en su proceso de recuperación el sexo está totalmente prohibido, me aseguré de asesorarme bastante bien con Angie.

—Espera, cielo. —Le digo con voz ronca cuando ella intenta bajar el pantalón de pijama que llevo puesto, ella protesta suavemente y se aferra a mis hombros, arrastrando sus uñas por ellos haciéndome gemir.

—Dylan, por favor. —Su voz llena de deseo me provoca un escalofrío en todo el cuerpo.

—Cielo, escúchame… escúchame. —Le digo cuando empieza a besar mi cuello, con el mayor de los esfuerzos que puedo hacer la separo de mí y sostengo sus muñecas por encima de su cabeza mirándola fijamente. —¿Angie te ha dado el visto bueno para que puedas tener sexo? —Le pregunto moviendo mis caderas contra las suyas, ella deja caer la cabeza en la almohada y niega firmemente haciendo que detenga el vaivén de mis caderas.

—No, dijo que debía esperar unos quince días más y entonces tendría el visto bueno. —Suelto lentamente sus manos y me separo lentamente de ella para luego ponerla encima de mi regazo.

—Está bien, para ese entonces nos habremos escapado y yo podré amarte sin ningún impedimento, me daría miedo que tengas alguna complicación con tu pulmón. —Ella rueda sus ojos haciéndome reír y yo acaricio su cabello lentamente. —Ambos sabemos que aún falta otro poco para tu recuperación total; es más, deberíamos hablar con Angie para preguntarle si es conveniente para ti viajar, no me perdonaría jamás si algo malo te sucede por mi culpa cielo.copy right hot novel pub