Modo oscuro
Idioma arrow_icon

(COMPLETA) Descubriendo El Placer

Capítulo 118

— ¿La pasaste bien? —Me pregunta Dylan mientras que terminamos de comer nuestro almuerzo, sonrío recordando la hermosa experiencia que vivimos en la isla hace un buen rato; estuvimos buceando en una zona llena de peces de miles de colores y cuando estábamos por salir a la superficie pudimos apreciar dos delfines jugueteando bastante cerca de nosotros, creo que decir que estaba emocionada seria poco. Hoy es nuestro último día aquí y Dylan se ha encargado de que sea maravilloso, desde que puso el anillo de compromiso en mi dedo, se ha preocupado por deshacerse en atenciones conmigo, más de lo normal.

—Sí, todo ha estado maravilloso, me ha encantado todo lo que hemos hecho. —Le digo robándole una sonrisa.

—Y aún falta que disfrutemos de nuestra última noche. —Al escuchar sus palabras un escalofrío me recorre el cuerpo, pues las experiencias íntimas que hemos vivido últimamente han sido bastante intensas y me han provocado un placer inimaginable.

Nos quedamos un buen rato hablando sobre nuestro regreso a casa y sobre los regalos que hemos comprado para todos nuestros amigos y familiares; para cuando regresamos a la cabaña el sol se está poniendo y podemos disfrutar una vez más de un hermoso atardecer; los días que hemos pasado aquí han sido maravillosos, hemos podido sanar las últimas cicatrices que nos habían quedado después de toda la experiencia que vivimos, además de que pudimos afianzar mucho más nuestra relación y lograr tener más confianza y complicidad, no solo en nuestros momentos íntimos, sino en nuestra relación en general y eso me hace muy feliz.

Cuando ya la noche ha caído Dylan me convence de ir a nadar un poco, pero esta vez salimos de la cabaña y caminamos hasta la playa; nos quedamos disfrutando de la brisa refrescante de la noche y aprovechamos el momento para dar un último paseo por la orilla del mar, es algo que hemos estado haciendo todas las noches pasadas; solo que esta vez tiene más significado para ambos; pues tenemos claro que es nuestra última noche es en este hermoso paraíso terrenal.

Luego de que damos por terminado nuestro paseo por la playa, nos quedamos un buen rato disfrutando del hermoso mar que nos rodea, nadamos juntos, jugamos un poco y Dylan no desaprovecha la ocasión para darme un buen susto cuando se sumerge por más tiempo del normal y yo empiezo a buscarlo como una loca; unos segundos después emerge delante de mí de un momento a otro dejándome con el corazón en la boca.

—Vamos, cielo, admite que fue gracioso. —Me dice trotando detrás de mí, mientras que yo camino completamente enfurruñada a paso rápido hacia la cabaña.

—No lo fue Dylan, casi me da un infarto. —Se me escapa un gritito cuando él me da la vuelta rápidamente para luego agacharse y subirme sobre su hombro. —¡Ya basta!, ¡Bájame! —Pataleo un poco e intento deshacerme de su fuerte agarre, pero él solo ignora mis protestas y se encamina rápidamente dentro de la cabaña; cuando creo que me va a dejar en el suelo de nuevo, camina hacia las escaleras y las sube de dos en dos, haciéndome rebotar contra su espalda.

—Te voy a compensar por ese gran susto que te di, lo prometo. —Me dice dejándome caer sobre la cama, logrando que rebote un par de veces.

— ¿Y cómo piensas hacer eso? —Le pregunto intentando lucir inocente; pues sé que con la forma en que quiere recompensarme me tendrá gimiendo de placer dentro de poco.

—Bueno, primero me desharé de esto. —Me dice tomando las tiras que unen el vestido de baño a mi cuerpo, para empezar a desatarlas y un suspiro audible se me escapa.

Permito que se deshaga de mí vestido de baño y luego observo como se deshace de la pantaloneta que llevaba puesta, quedando así totalmente desnudo; dejo que mi vista se desplace por todo su cuerpo y como siempre que está desnudo ante mí, no puedo evitar que mi vista se demore un poco más en su pene y es que no deja de sorprenderme su dureza, cada vena que lo adorna y su punta siempre roja y brillante por el líquido pre seminal.

Mientras que yo recorro con la mirada todo lo que puedo del cuerpo de mi gigante tierno, él hace lo mismo con el mío; en el momento en que nuestro examen visual mutuo termina, gatea por la cama hasta quedar frente a mí; con delicadeza y cuidado se acomoda entre mis piernas y sus labios buscan los míos en cuanto estamos lo suficientemente cerca, me entrego por completo a nuestro beso como cada vez que estamos juntos y dejo que mis manos tomen vida propia y se deslicen sin temor por su cincelado cuerpo.

Juego con su cabello unos largos segundos y luego arrastro mis uñas por sus hombros logrando que él se estremezca contra mí y que profundice aún más nuestro beso; su lengua y la mía se enfrascan en una sensual danza al tiempo que mis manos se deslizan por su ancha espalda hasta que dan con sus nalgas; entonces aprovecho el momento para apretarlas con ansias y abrir las piernas un poco más, dándole la total libertad a nuestros sexos de que se encuentren; la intensidad de lo que sentimos es tanta que debemos romper nuestro beso para poder gemir al unísono, escondo mi rostro en el cuello de mi gigante tierno mientras que él empieza moverse contra mí, logrando así que sienta su erección deslizarse sobre los pliegues de mi sexo.

Describir el placer que me provoca con sus lentos movimientos sería imposible, lo único que podría decir con seguridad es que se siente como si una onda de energía me recorriera las venas; entonces él empieza a repartir besos por todo mi cuello aumentando la deliciosa tortura a la que me está sometiendo en estos momentos.

Me remuevo contra su cuerpo cuando siento la tan conocida y ansiada presión en mi vientre que me anuncia la cercanía del clímax y cuando siento que esta me alcanza brutalmente entierro mis uñas en el trasero de Dylan y saco mi rostro de su cuello para dejar escapar un sonoro gemido, él se desliza varias veces más contra mí, alargando mi placer y unos segundos después siento como separa con lentitud su pelvis de la mía.

Mientras que intento normalizar mi respiración dirijo mi mirada hacia abajo y puedo ver como sostiene con firmeza la base de su pene, el cual ahora tiene las venas un poco más marcadas; entonces me doy cuenta de que lo hace para evitar correrse, ya lo he visto hacer eso varias veces y me sorprende por completo su autocontrol ya que cada vez que yo estoy debajo de su cuerpo, mi mente se hace papilla y me resulta imposible luchar contra la liberación que me pide mi cuerpo a gritos; siendo consciente del enorme esfuerzo y sacrificio que él hace por mí, llevo una de mis manos a su cuello y hago que me mire fijamente.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio