Nos quedamos un buen rato así, él demostrándome lo tierno que puede ser y yo rojita como tomate por las cosas que me dice; luego nos quedamos sumidos en un silencio bastante cómodo hasta que él decide romperlo.
—Estaba pensando, bueno, más bien recordando —Me dice mientras juguetea con mis dedos entre sus manos. —Ayer que estaba terminando de organizar mi agenda para poder tener nuestra cita sin interrupciones, caí en cuenta de que mañana tenemos una reunión programada en la emisora, ¿lo recuerdas? —Me dice mirándome de forma interrogante y es entonces cuando me doy cuenta de que no había revisado mi agenda, menos mal me lo recordó.
—¡Ay!, la verdad, no lo recordaba, lo siento. Estuve con tantas cosas que no me había dado cuenta —Le doy una mirada de disculpa y él me acaricia la mejilla suavemente mientras que me derrito con ese simple gesto.
—No pasa nada, pero se me ocurrió que podrías ir en horas de almuerzo y así comemos juntos. para luego tener nuestra reunión, así como hace días, ¿qué me dices?, ¿o estoy siendo muy acosador? —Me dice en un tono avergonzado y me gustaría decirle que me puede acosar todo lo que quiera, pero prefiero abstenerme y entonces se me viene a la cabeza la idea de Cloe sobre secuestrarlo y se me escapa una risita, que termina convirtiéndose en un intenso sonrojo cuando noto que él me mira como queriendo saber de qué me rio.
—Yo… vale, está bien, eso me gustaría; almorzar juntos suena lindo —Le digo mirándolo a los ojos y noto como estos se iluminan con mi respuesta.
—¡Bien! Pero ¿quieres almorzar en la oficina? ¿o mejor prefieres que salgamos? —Me dice en un tono emocionado que me hace reír y es que parece emocionarse con detalles tan pequeños que se me hace tierno.
—Por mi estaría bien cualquiera de las dos; aunque como la vez pasada almorzamos en tu oficina, sería lindo variar y salir a comer por ahí, no sé qué pienses tú —Le digo siendo yo ahora quien juega con sus dedos. Y reparo en lo distinto de nuestros tamaños; pues su mano es muy grande en comparación a la mía, lo que me hace pensar que en serio es fascinante ver a alguien con ese porte siendo tan delicado y tierno.
—Vale, tus deseos son órdenes; pero ahora aunque no quiera será mejor que te acompañe hasta tu edificio ya que empieza a hacer frio y no quiero que te enfermes, vamos —Me dice mientras se pone de pie y me jala a su costado para abrazarme. Sus brazos parecieran engullirme lo cual me hace reír, él al notar el motivo de mi risa decide alzarme en brazos para que quedemos de la misma estatura, haciéndome soltar un gritito por la sorpresa, grito que calla con un suave beso que termina prolongándose. Al parecer ninguno parece tener suficiente; pues dejamos que nuestras lenguas jueguen mientras él muerde varias veces mis labios haciéndome dar pequeños respingos, hasta que decide ponerle fin a nuestro ardiente beso lentamente diciendo que no quiere que me resfríe por su culpa, y aunque quiero protestar sé que tiene razón así que después de me deja en el suelo emprendemos camino al edificio agarrados de la mano.
Cuando llegamos al edificio parece que ninguno de los dos quiere despedirse, nos miramos fijamente hasta que nos empezamos a reír por lo absurdo de la situación y más teniendo en cuenta que nos veremos de nuevo mañana; cuando se nos pasa el ataque de risa él me acerca a su cuerpo y todo rastro de diversión se borra de su rostro para darle paso a una expresión seria.
—No tienes idea de lo bien que lo pasé este día a tu lado, espero que tengamos muchísimas citas más en el futuro —Me dice mientras acaricia varias veces mi mejilla.
—Yo también me la pasé muy bien contigo Dylan, gracias por ser tan especial conmigo, me gustaría repetir de nuevo esta cita —No logro decir nada más, pues me pierdo en la intensidad de su mirada; cuando esta se desvía a mis labios es como si fuéramos impulsados por imanes y empezamos a acercar lentamente nuestros labios. Estamos a punto de besarnos cuando una voz conocida rompe la burbuja en la que nos habíamos sumergido.
—¿Sophie?
Nos retiramos sobresaltados y miramos al dueño de la voz mata momentos, entonces me encuentro con la mirada asesina que Miguel le está dirigiendo a Dylan; estoy a punto de saludarlo cuando siento que Dylan me aprieta contra su costado posesivamente, mientras le responde con una mirada desafiante a mi vecino. ¡Oh no!, esto no me gusta para nada, así que decido romper la tensión que se instaló en el aire saludando casualmente a mí muy enojado vecino.
—Hola Miguel… ¿cómo estás? —Digo alzando la voz logrando que rompa el concurso de miradas a muerte que está librando con Dylan.
—Hey, preciosa Sophie —Dice mientras se acerca a nosotros y me toma la mano jalándome a su lado para separarme de Dylan y darme un abrazo y un beso en la frente; todo esto mirando desafiantemente a mi acompañante, lo cual me deja desconcertada. ¿Qué mierda le está pasando a Miguel?; me deshago sutilmente de su abrazo y me acerco nuevamente a Dylan que parece estrangular con la mirada a Miguel.
—Este… te presento a Dylan.copy right hot novel pub