El camino se me hace más fácil puesto que ya lo conozco más; luego de pasar por el proceso de dejar bien asegurada mi moto en el estacionamiento me encamino al interior del edificio para después pedir el ascensor. Cuando me estoy acercando al puesto de la secretaria de Dylan noto que este se encuentra vacío y pienso que lo más probable es que esté almorzando, así que me acerco a tocar suavemente la gran puerta de la oficina. Unos segundos después escucho la voz del gigante que me trae de cabeza indicándome que pase; abro lentamente la puerta que me revela a Dylan detrás de su escritorio tecleando en el portátil concentradamente; sin embargo, lo que más me sorprende es que está usando gafas y eso sí que lo hace ver más sexy. Él al notar que la persona que ha entrado no dice nada levanta la cabeza dejándome ver un ceño fruncido que al verme se transforma en una gran sonrisa.
—Pequeña, que bien que ya hayas llegado —Me dice mientras rodea su escritorio y camina hacia mí con una sonrisa lobuna que me quita la respiración.
—Hola, ¿cómo es… —No logro terminar la frase pues él me toma de la cintura para jalarme contra su cuerpo y plantarme un beso apasionado y hambriento que hace que suelte mi bolso y lleve mis manos hasta su cuello. Siento cómo me levanta del suelo y camina conmigo en sus brazos hasta que siento que me sienta en lo que supongo es su escritorio. Nos besamos intensamente por un largo rato en el que siento como él pasa sus manos por mis muslos de arriba abajo, para después agarrarme de la cintura y pegarme a su duro y firme pecho; cuando siento que me falta la respiración y la cabeza empieza a darme vueltas me separo poco a poco de sus labios y de su cuerpo.
—Me disculparía por abordarte así, pero estaría mintiendo —Me dice mientras acaricia lentamente mi mejilla, haciendo que suelte una risita tonta.
—No hay problema —Le respondo mientras intento bajarme de su gran escritorio pues me siento un poco abochornada luego de esa efusiva bienvenida.
Después de ayudarme a bajar y robarme un beso más Dylan recoge sus cosas para llevarme a almorzar. El restaurante es pequeño y acogedor y con su compañía me siento muy a gusto; pasamos un buen rato hablando sobre nuestro día y le cuento del nuevo trabajo que me encomendó Cloe, él se encarga de decirme lo bien que lo voy a hacer y lo orgulloso que está de mí. Cuando terminamos nos devolvemos a la emisora tomados de la mano, intento soltarlo cundo entramos al edificio pues temo que se sienta incomodo, pero él no lo permite, sino que por el contrario afirma aún más la unión de nuestras manos como dándome a entender que no piensa soltarme y eso me hace sentir bien.
Cuando arribamos a su piso veo a lo lejos que su secretaria ya está ubicada en su puesto y no se encuentra sola, a su lado está una impresionante morena de piernas kilométricas y un largo cabello castaño oscuro; al parecer ella nota nuestra presencia pues se da vuelta hacia nosotros y su cara al ver a Dylan se ilumina mientras le da una sonrisa que a mi parecer es coqueta; al terminar de comérselo con los ojos repara en mi presencia y me mira de arriba abajo de una manera que no me gusta; además, en el momento en el que mira nuestras manos unidas con un gesto de repulsión que luego intenta disimular cuando vuelve a mirar a Dylan me convenzo de que sea quien sea esta chica, no me gusta.
—Señor Castillo, que bueno verlo —Le dice mientras se acerca lentamente a él para darle un beso en la mejilla que se me hace muy largo y que al parecer a Dylan le disgusta pues noto como se retira disimuladamente de su lado.
—Señorita Taborda, cuénteme, ¿qué la trae por aquí? —Le dice Dylan con un tono frío que nunca había escuchado en él.
—Oh bueno, la verdad es que quería hablar sobre la entrevista de hace unos días —Le dice mientras vuelve a mirar nuestras manos unidas y entonces caigo en cuenta de que esta debe ser la artista revelación que tuvo que entrevistar Dylan hace unos días.copy right hot novel pub