Esta vez evité decirle a Cloe lo mal que me sentó la visita del señor Zapata, pues no quiero que piense que soy problemática o que me estoy dejando llevar por supersticiones tontas.
La semana rápido entre el trabajo y los preparativos para el paseo del fin de semana, todos se muestran más que animados por la escapada que tendremos, el tema principal en los pasillos son los planes que todo están armando para pasarla bien en el "Fin de semana de relajación". El miércoles Cloe me avisa que saldremos por la tarde para irnos de compras y como a ella es imposible darle una respuesta negativa, a la hora del almuerzo me encuentro en el asiento del copiloto de su auto con rumbo a uno de los centros comerciales más grandes de la ciudad.
Tan pronto como llegamos empiezo a entrar a tiendas y más tiendas detrás de Cloe, pero no logro ver nada que me guste, pues en realidad lo que he venido buscando es un vestido de baño. En el caso de Cloe es todo lo contrario pues parece una compradora compulsiva, todo lo que ve termina necesitándolo y mientras ella ya está caminando con al menos seis bolsas de diferentes tiendas en sus manos yo solo tengo un batido de fresas en las mías, razón por la cual ella me mira de manera extraña, a lo que solo me encojo de hombros.
—¿Y bien?, ¿No piensas comprar nada, florecilla? —Me pregunta mirándome críticamente.
—Aún no he encontrado lo que estoy necesitando. —Le digo con un encogimiento de hombros, mientras termino mi batido y tiro el recipiente a un bote de basura.
—¿Y qué es eso que estás necesitando, si se puede saber?
—Simplemente necesito un vestido de baño, es solo eso.
—¿Es en serio?, ¿Un simple vestido de baño?, tu deberías de estar buscando lencería sexy, por que debes aprovechar este fin de semana para aprovecharte de Dylan y empotrarlo contra la pared, querida florecilla. —Su afirmación me hace sonrojar, pero cuando escucho su consejo sobre empotrarlo contra una pared la miro fijamente mientras niego con la cabeza.
—Definitivamente Cloe, necesitas hablar con alguien de esto, no es normal que quieras empotrar a los hombres contra una pared, me compadezco de Miguel.
—Pero, por favor si eso es normal, además soy feliz de decirte que Miguel no ha protestado para nada, al contrario se ha mostrado muy colaborador.
—¡Dios!, no necesitaba saber eso Cloe, demasiada información, en serio, no necesito saber que sucede entre mi vecino y tú.
—Pero florecilla, si no te lo cuento a ti, ¿a quién más?, además nadie se traumatiza como tú, así que no será divertido si se lo cuento a alguien más. —Se encoge de hombros como si su afirmación fuera la más simple.
—Estás loca, en serio estás mal Cloe, a veces me asustas.
—Pero, no entiendo que tiene de malo florecilla, es que si supieras como se pone cuando le agarro el...
—¡Oh mira, una tienda de vestidos de baño, perfecto! —La interrumpo antes de que suelte alguna cosa que sea más íntima, pues no creo ser capaz de mirar de nuevo a los ojos a Miguel si me entero de los detalles que mi muy alocada amiga me quiere compartir. Prácticamente voy corriendo hasta la tienda mientras ignoro las carcajadas de Cloe junto con su voz llamándome.copy right hot novel pub