Modo oscuro
Idioma arrow_icon

(COMPLETO) Las crónicas de Aralia (2): Reina

XXXVII

Abrí los ojos lentamente. Todo estaba a oscuras. Echaba mucho de menos tener una ventana en mi habitación. Todo era un poco más alegre con la luz del sol. Me giré en la cama, haciendo memoria de todo lo que me había pasado en los últimos días: me había enfadado con Axel, los vampiros me habían secuestrado, casi me convierten, Eiden me secuestró, él me entregó a Axel para que quitara de mi cuerpo el suero azul, vi a Eiden, trató de forzarme, me acosté con Max, no funcionó, conocí a Kendall, busqué información sobre hombres-lobo y la profecía, Axel tenía todos los pergaminos bajo su custodia, Jona quiso que me acostara con él, me besó… Espera. ¿Lo había hecho? ¿Me había acostado con él?

Con el corazón latiéndome a mil por hora, me centré en mi cuerpo: tenía el pijama, no estaba desnuda. Eso ya era una buena señal. Con extrema cautela, palpé la cama: estaba sola. Un suspiro de alivio escapó de entre mis labios. Me tumbé bocarriba y comencé a pensar detenidamente en lo que había pasado la noche anterior.

Había rechazado a Jona. El muchacho se había ido muy molesto, pero no me arrepentía de mi decisión. Lo había intentado con Max y no había funcionado. Había pasado un buen rato con el cazador, sí, pero no me había hecho sentir como Eiden. No pensaba intentarlo más y coger fama de mujer fácil como mi querida amiga Tiffany, quien se acostaba cada noche con un hombre y jamás dos veces con el mismo. Pero, a pesar de ello, la chica decía que buscaba el amor verdadero. Siempre me hacía reír y acordarme de ella me entristeció. La echaba de menos.

Me levanté con energías renovadas. Jona estaría muy enfadado conmigo, pero podría soportarlo. Si no entendía la razón por la que lo había obligado a parar anoche, no era mi culpa. Ahora solo debía asearme, desayunar e ir a entrenar con Axel. Me quedaba un duro día por delante.

Todo estaba silencioso y tranquilo cuando bajé. Desayuné rápidamente, ya que llegaba un poco tarde, y salí de la mansión. Axel estaba esperándome fuera, demasiado sonriente para mi gusto. Al principio alguien podría pensar que simplemente estaba de buen humor, pero yo tenía una extraña sensación en el estómago que no me permitía estar tranquila.

—Buenos días, Axel —lo saludé.

—Hoy es un gran día, cazadora —sonrió ampliamente—. Un gran día.

—¿Por qué? ¿Ha pasado algo? —intenté no sonar preocupada, aunque lo estaba.

—Acaba de llegar uno de nuestros grupos —me explicó—. Nos han dado la feliz noticia de que han exterminado a casi todos los miembros de otra de las manadas de hombres-lobo de la región. ¿No es genial?

¿Genial? Era una abominación. De solo pensar en las mujeres y en los niños de aquellas manadas me entraban arcadas y unas ganas tremendas de llorar, y no era por haber sido mordida por un alfa. Aquello estaba mal, muy mal... y por esa razón debía quedarme.

Miré a Axel e hice de tripas corazón para poder corresponder a la hermosa sonrisa que me mostraba.

—Sí, es verdaderamente increíble...

—Esta noche celebraremos una pequeña fiesta en honor a esta victoria y a esos valientes cazadores —me dijo—. Pero me gustaría que la ceremonia tomara un aire un tanto formal porque quiero presentarte ante los otros, Nicole —me miró fijamente—. Ha llegado el momento de que todos sepan quién eres.

—¿Lo aceptarán? —pregunté con reticencia.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio