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(COMPLETO) Las crónicas de Aralia (2): Reina

XLVII

Genial. Axel me estaba buscando porque Alma se había ido de la lengua.

—¿Por qué se lo dijiste?

Estaba alterada, pero no quería pagarlo con ella así que intentaba hablar lo más relajadamente posible.

—Lo-Lo siento —estaba nerviosa—. Pensé que Kendall te estaba entrenando por orden de Axel y que él sabía todo lo que estabais haciendo. Me preguntó por ti y yo pues... Lo siento mucho, de verdad, creía...

—No pasa nada —inspiré profundamente.

—Cuando se lo dije, él se enfadó mucho y empezó a gritar y... yo sabía que como te encontrara podría encararse contigo. Pensé que debía advertirte de lo que había pasado y no sé... Tal vez encontrar alguna buena excusa si no quieres que se entere de la verdad...

—Alma, tranquilízate —la tomé suavemente de los hombros y la miré a los ojos—. No ha sido tu culpa, solo ha sido un pequeño fallo, ¿de acuerdo? Lo hecho, hecho está.

La chica asintió y empezó a relajarse un poco.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —me miró—. ¿Por qué entrenas con Kendall? ¿Por qué no se lo dijiste a Axel?

—No puedo explicártelo —suspiré—. Todo va a solucionarse, te lo prometo. Hay muchas cosas que están mal aquí.

—Todo está mal —musitó.

–Pero para eso estoy yo. Por eso me he quedado con vosotros. Vamos a cambiar las cosas.

Y, dicho esto, me dispuse a salir de mi habitación. Pero luego me giré para decirle una última cosa a Alma.

—Nunca hemos hablado de esto y no creo que lo hagamos pero... No voy a dejar que te sacrifiquen como a un cerdo. Lograremos que me siente en esa maldita silla sin que tú tengas que dar tu vida por ello.

Vi que a la chica se le desencajaban los ojos y que iba a replicar, pero me adelanté.

—No quiero discusiones.

—Pero las cosas deben pasar de un determinado modo para que todo encaje —parecía angustiada—. Es mi destino y debo cumplirlo. Para eso me educaron y para eso me he estado preparando toda mi vida.

—¿Quieres morir?

Y obtuve la respuesta que quería: silencio dubitativo. Sabía que deseaba decir que no, pero no sería correcto.

—Siempre hay otra alternativa —le sonreí—. Te prometo que voy a hacer todo lo que esté en mi mano para encontrar ese otro camino que debe estar por alguna parte.

—¿Y si no lo encuentras? ¿Y si no hay otra manera?

—Entonces habré fracasado como cazadora suprema y no tendré derecho a sentarme en ese trono ni de dirigiros a todos.copy right hot novel pub

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