Modo oscuro
Idioma arrow_icon

(COMPLETO) Las crónicas de Aralia (2): Reina

LV

Sus palabras provocaron que un desagradable escalofrío recorriera mi cuerpo desde la cabeza a los pies. ¿Eiden se había ido? ¿Qué quería decir con eso?

—¿Está…? —quise terminar de formular la pregunta, pero fui incapaz.

—¿Muerto? —inquirió—. No, no lo creo. Si lo estuviera, nos habríamos enterado. Me refiero a que se ha ido de la ciudad. Para ser más exactos, casi toda su manada se ha marchado. No hay duda —cogió el tenedor y comenzó a pinchar la comida con él.

—¿De qué?

—De que está buscándote —volvió a mirarme fijamente—. Ha reunido a sus lobos y han salido en tu busca. Seguramente estará preocupado porque no hayas encontrado información sobre la trampa de la que te advirtió.

—¿Y cómo sabe que no he encontrado el códice?

—¿Permanecerías aquí sin decirle nada si hubieras descubierto todo lo que Axel oculta? —sonrió, divertido—. No hay que ser muy listo, Reina.

—Maldición —me quejé—. Será imposible dar con él ahora. Hemos agotado todas nuestras opciones.

—Me temo que sí —bajó la mirada hacia su comida, un tanto abatido—. Siento mucho haberte fallado. Pero quizás podamos hacer algo. Quizás Axel se descubra a lo largo del ritual y nos dé la oportunidad de actuar antes.

—No lo creo, pero dicen que la esperanza es lo último que debe perderse.

No volvimos a hablar del tema. Yo no creía que él me hubiera fallado, pero me temo que por mucho que yo se lo hacía saber, él permanecía culpándose. Aquella noche, quizás más que nunca, agradecí pasar tiempo con mis chicos. No me animaron demasiado, pero al menos sus conversaciones me mantuvieron lejos de malos pensamientos. Aunque, como siempre, la noche y la soledad siempre llegaban.

Los quince días pasaron rápidamente, sin tregua. Se formó un último grupo con los alumnos y los profesores de la mansión. Todos juntos haríamos el camino hacia el lugar donde se encontraba el trono.

—¿Por qué no utilizamos un dispositivo de teletransporte? —le pregunté una vez a Axel.

—Porque nunca he estado en ese lugar —me respondió—. Además, aunque uno de los cazadores que se encuentran allí vinieran a por nosotros, el camino a recorrer hacia el trono te ayudará. No solo física, sino espiritualmente.

No lo entendí muy bien, pero no quise que me lo explicara. Era suficiente con saber que tendríamos que hacer el camino completo. Además, según Joel, Axel había pedido a los mejores cazadores del mundo que nos guardaran desde las sombras, desde la lejanía, pero al mismo tiempo permaneciendo cerca. Nosotros no podríamos verlos, pero ellos no nos perderían de vista. Se los llamaba invisibles.

El momento de partir había llegado. Éramos conscientes de los innumerables peligros a los que nos enfrentaríamos allí fuera, alejados de nuestro refugio y con todas las criaturas mágicas buscándonos. Nuestra única baza era pensar que nadie había descubierto el santuario donde se encontraba oculto el trono.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio