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(COMPLETO) Las crónicas de Aralia (2): Reina

LVII

—Nicole. Nicole, tenemos que irnos. Rápido. ¡Nicole!

La voz de Chris zumbaba en mis oídos, pero no entendía lo que decía. Lentamente, mi vista se iba aclarando hasta poder ver, al otro lado del río, el cuerpo inerte de Alec. Su cabello rubio estaba mojado, su barba ya no crecería más… Y, aunque no pudiera verlos bien, sabía que sus ojos ya no mostraban aquel brillo que los caracterizaba. Aquella horrible mancha de sangre en su cuello me producía náuseas, pero también provocaba que me hirviera la sangre. No sabía quién era ese lobo, pero se lo haría pagar muy caro. Me daba igual ser la Reina de los cazadores, la protectora de todas las criaturas, la que impondría una nueva paz… Vengaría a mi amigo antes de ser coronada.

Por fin, accediendo a las súplicas de mi otro amigo el pelirrojo, recogí la blitz del suelo y me levanté. Miré una última vez a Alec, deseando fervientemente poder tocarlo una vez más y guardar su cuerpo en un lugar seguro hasta que todo hubiera terminado, lejos de carroñeros, pero no podía cruzar el río otra vez. De modo que me limpié las lágrimas y me hice una máscara con toda la rabia acumulada. Mi semblante cambió cuando miré a Chris.

—Vámonos.

Pasé junto a él, dispuesta a comenzar a caminar antes de que mi cuerpo me traicionara y se zambullera en las aguas del río. Me daba igual a dónde fuéramos, siempre que mis ojos dejaran de contemplar el cadáver de Alec. Al sentir los pasos de Chris detrás de mí, me relajé un poco.

—¿Cómo encontramos a los demás? —le pregunté.

—No podemos —respondió—. Debemos continuar el camino y llegar al siguiente punto. Nos acabaremos reuniendo con ellos, pero no debemos buscarlos. Órdenes de Axel por si ocurría algo como esto.

—¿Siguiente punto?

—El camino que seguimos está formado por puntos unidos entre sí —me explicó—. Los grupos anteriores fueron dejando armamento, munición y provisiones en cada uno de los puntos por si los necesitábamos. Debemos encontrar el siguiente punto, llegar hasta él y reponernos. Axel y los demás llegarán… cuando puedan.

—Me gustaría ver cómo cruzan ese río —bufé.

—Axel lo pasará y luego se teletransportará de una orilla a otra, transportando cazadores —se encogió de hombros—. Así no hay riesgos.

Ojalá yo hubiera tenido ese maldito aparato. De ser así, Alec no habría muerto. O el lobo no hubiera escapado de mí.

—¿Cómo encontramos el siguiente punto?

—Axel instaló un dispositivo en nuestro guante derecho, en la zona interna de la muñeca.

Poniendo su palma hacia arriba, Chris tocó la parte del guante que cubría el interior de su muñeca y una pequeña pantalla de luz azul emergió de ella. Se trataba de un plano de la zona con puntos blancos unidos por una línea más translúcida. Ese era el camino que estábamos siguiendo. Un punto de color verde marcaba nuestra posición. Nos habíamos alejado mucho del trayecto y deberíamos remediar eso.

—¿Por qué Joel no me habló de esto? —inquirí.

—Porque bajo ningún concepto debes utilizarlo —apagó la pantalla—. Estos dispositivos marcan tu ubicación y es posible que alguien pudiera hackearlos para encontrarte, para encontrarnos a todos. Te lo he enseñado ahora porque quiero que sepas cómo llegar al final si a mí me ocurriera algo, pero solo como último recurso.

Dicho esto, Chris encabezó la marcha por el bosque y yo lo seguí unos pasos por detrás. Tenía muchas cosas en las que pensar y el silencio me ayudaba. No quería hablar. De modo que, sin dejar de prestar atención a mi alrededor, comencé a analizar todo lo que había ocurrido en la última hora.

Nos habíamos separado de Axel y los demás cazadores por culpa de las nagas y no teníamos manera de averiguar cómo había finalizado la batalla. No había visto a Joel y a Kayla desde que ambos se internaron en el bosque con Axel, por lo que cabía la posibilidad de que estuvieran muertos. Pero debía mantener, aunque fuera, una pequeña esperanza de que siguieran con vida, ya no solo porque apreciaba mucho a Joel, sino porque Kayla era uno de los ingredientes necesarios para que se cumpliera la profecía. Sin la magia que portaban sus ojos, jamás conseguiría subir al trono.

Las nagas nos habían rodeado y, cuando Alec, Chris y yo nos deshicimos de una de ellas, los ojos de las demás se centraron en nosotros. Después de todo, yo era el objetivo.copy right hot novel pub

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