Ivette, se sorprendió al ver el elegante coche que estaba estacionado esperando por ellos.
-Muy lindo- dijo sonriendo.
-Tengo excelentes gustos- le dijo con una enorme sonrisa que la hizo ruborizar, al entender el doble sentido de sus palabras. Se acercó a ella y la rodeó por la cintura- estás muy, muy hermosa.
-Gracias- le sonrió- usted se ve realmente bien, Alteza- elevó una irónica ceja- diferente a los caftanes, pero realmente bien.
-Eres hermosa con la guardia baja- le dijo.
-Eres hermoso, en faceta romántica- le respondió y ambos estallaron en carcajadas, entonces él le colocó un mechón detrás de la oreja y se acercó a su rostro, tan cerca como para que entendiera su intención, pero no tanto como para sentir que se aprovechaba de la situación, dándole la oportunidad de decidir si quería que la besara o no.
Ivette, se quedó esperando un par de segundos, era evidente que no quería presionarla, pero como no sentirse presionada teniendo esa perfecta boca y esos hermosos ojos tan cerca de ella. Colocó las manos en su pecho y las deslizó hacia arriba hasta enredarse en su cuello.
-¿Es esa una invitación, Alteza?- le ronroneó junto a la boca.
-Completamente- le sonrió, un segundo antes de que sus bocas se encontraran en un cálido beso. Labios chocando y encontrándose en una lenta y sensual danza, dos corazones latiendo al unísono, dos almas que con cada contacto se llenaban de amor.
El restaurante era increíblemente bello y elegante, el lujo resplandecía en cada rincón e Ivette, se sentí magnifica. Un lindo lugar y con semejante compañía, sentía que nada podría ser mejor. No cambiaría ese momento por nada del mundo.
-Es un lugar maravilloso.
-Maravillosa es mi compañía- le dijo él recorriendo su rostro- no puedo dejar de pensarte.
Extrañamente sus palabras eran similares a las que James, le había dedicado. Lo que no se parecía en nada eran las sensaciones que habían despertado en su cuerpo. Cuando James se lo dijo, se sintió inmensamente halagada, pero incómoda, ahora que las recibía de Zahir, sentía un extraño calor recorrerle todo el cuerpo, su respiración agitada y las sensaciones a flor de piel, quería arrojarse contra él y besarle.
-Yo también te he pensado mucho- reconoció- se me hace extraño todo esto que está ocurriendo entre nosotros.
-Es diferente, pero me gusta Ivette. Me siento tan bien a tu lado, podría acostumbrarme a ser feliz contigo.
-Quiero creerte- le dijo mirándolo a los ojos- quiero creer que esto puede ser.
-Yo ya lo creo- la tomó de las manos y la miró fijamente- ni te imaginas la paz y sosiego que le das a mi alma, antes vagaba buscado esta sensación de plenitud que tengo a tu lado, la he conseguido y no la perderé Ivette, cada día que pasa, me convenzo de que tu eres la mujer indicada.
-Me aterra la idea de que me lastimes- le confiesa, sujetando con fuerza sus manos.
-No lo haré Ivette, no soportaría ver tus ojos llenos de tristeza.
-Es que. . . siempre has sido un mujeriego, siempre.copy right hot novel pub