Ivette, se movió y sintió un peso sobre su seno izquierdo y sobre sus piernas. Abrió los ojos enormes y no reconoció el lugar hasta que los recuerdos volvieron a ella. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, la mano de Zahir, era la que reposaba sobre su seno y una de sus piernas rodeaba las suyas, estaba completamente abrazado a ella. Lo contempló en silencio, su hermoso rostro sereno y placido, su respiración acompasada, era increíblemente hermoso y ahora lo sentía tan suyo, sentía que se pertenecían en cuerpo y alma, pero no debía engañarse El Príncipe, estaba acostumbrado a llevar una vida de libertinaje, no cambiaría de la noche a la mañana, así que debía tener mucha paciencia.
Él abrió los ojos en ese preciso momento, sus parpados dieron paso a esos hermosos pero fríos pozos grises. Solo que en aquel momento tenían un cálido color, menos acerado, menos distantes.
-Buenos días, Alteza- lo saludó acariciándole la mejilla.
-Buenos días, cariño- le besó la palma de las manos-¿dormiste bien?
-Muy bien. Caí como tronco.
-Era de esperarse- le dice con picardía- es esplendido despertar a tu lado.
-Si. Lo mismo me digo cada mañana- ríe de su propio chiste y Zahir, también lo hace- pongámonos en marcha. Deseo ducharme y prepararme para las preguntas de Isabella- se ruborizó un poco.
-No tienes de qué avergonzarte- le dijo con ternura.
-No es vergüenza por lo que hicimos, sino que Bella lo sepa me pone nerviosa. No sé es una sensación extraña.
-Quizás, ni lo sospeche- le acarició la boca.
-De seguro me buscó como loca. Aunque no lo sospeche, sé que me ruborizaré en cuanto la vea. Me delataré.
-Lo afrontaremos juntos, cariño- le besó la frente- quisiera quedarme aquí contigo- le pasó una mano por las costillas y ella se estremeció.
-A mi me sucede igual, pero sabemos que debemos salir. Ahora a vestirse, Alteza.
Después de que cada uno se pusiera sus respectivas ropas e Ivette, intentara peinarse lo mejor posible emprendieron el camino de vuelta por el pasadizo.
Al llegar a la habitación de Zahir, Ivette le sonrió. Pensaba despedirse con un beso y un abrazo cuando la puerta se abrió dando paso a una colorada Isabella y junto a ella un sereno Zabdiel.
-Bella. . .
–Vetty, necesito que hagas tus maletas de inmediato, volvemos a Inglaterra.
-¿Volvemos?- preguntó-¿volvemos, quienes?
-Tú, Nael y yo- debemos marcharnos pronto, así que apresúrate a hacer las maletas.
-Pero. . .
-¿Por qué se marchan?-Zahir, le preguntó ceñudo.
-No lo entiendo muy bien, pero Suseth nos necesita en Inglaterra ahora, así que no perdamos más tiempo – dicho aquello, salió de la habitación.
-Bueno, veamos el lado positivo- dijo él- al menos no peguntó qué sucedió entre nosotros.
-Eso es lo más aterrador. Me bombardeará con preguntas en el avión y es un viaje bastante largo- gimió.
-Lamento no estar para ayudarte con las respuestas, pero como soy todo un caballero puedes culparme de todo y asegurar que te seduje sin ninguna consideración, hasta hacerte ceder a mis bajos instintos- le sonrió con picardía- pero te prometo que viajaré pronto para la boda de Suseth- le acarició ambas mejillas- mientras tanto, extráñame un poco Ivette Cooper, porque yo no dejaré de pensar en ti.copy right hot novel pub