Zahir, escuchó el grito de terror de Isabella y se acercó a ella para abrazarla y brindarle un poco de consuelo.
-Debes ser fuerte, Isabella. No puedes rendirte ahora.
-Todo estará bien- gimió Ivette, con las lágrimas derramándose por sus mejillas.
-¿Está. . . está muerto?- preguntó para certificar sus sospechas.
-No, no lo está- Zahir, lloró- pero está muy delicado, tiene una herida grave, él. . . él dice que está muriendo y que necesita verte.
-¡Por Alá!-gimió Hayffa, quien hasta ese momento había llorado en silencio- ¡quiero ver a mi hijo!
-¡Yo también quiero verlo!- exclamó Isabella, mientras se secaba las lágrimas.
-Todo está controlado, vayamos pronto. Ya pueden salir.
Salieron corriendo del escondite. Zahir, siguiendo a una desesperada Isabella.
-¿A dónde?- le preguntó con el alma en vilo.
-Al gran salón. . .Isabella, hay muchos muertos y. . .
-No me importa. Quiero verlo- dice decidida- No me importa lo que tenga que ver si puedo estar con él.
-¡OH POR ALÁ!- gimieron las mujeres al llegar al lugar. Heridos gemían de dolor, cuerpos sin vidas esparcidos por doquier, era mucho peor de lo que hubiesen imaginado. La peor de las escenas de su cabeza, era superada ante tanta sangre. Hayffa, sostuvo con fuerza a Nael, acercándolo a su pecho, intentando protegerlo con su cuerpo.
-¡ZABDIEL!-gritó Isabella, al reconocer el cuerpo de su esposo en el piso. Un guardia real junto a él, sostenía la herida de su pecho, sus manos manchadas de sangre y sus ojos enormes.
-Alteza. . .yo. . .
-¡TE DIJE QUE NO LO DEJARAS MORIR!- sollozó cayendo al suelo.
-¡Mi amor!-gimió Isabella, llegando al cuerpo de su esposo y abrazándolo mientras gemía con desesperación- ¡levántate Zabdiel!, ¡levántate!- decía con dolor- yo no puedo vivir sin ti, no puedo- gimió- levántate, mi amor- acarició su rostro con desesperación, buscando que la mirase- dime algo, háblame mi cielo, mi rey, mi señor. . . no me dejes Zabdiel, no me dejes.
-Aléjate Isabella- pidió Zahir- déjame ver su pulso.
-¡ESTA MUERTO!- gritó con infinito dolor. Ivette, se acercó y la tomó entre sus brazos, arrastrándola lejos del cuerpo del Jeque.- ¡DÉJAME ESTAR CON ÉL, IVETTE. NO ME ALEJES!- gritaba histérica.
-Cálmate Isabella, cálmate- pedía Ivette, conteniendo las lágrimas. Hayffa, llegó hasta el cuerpo de su hijo.
-Mi amor, por tu hijo, por tu esposa, por tu hermano, por tu reino, por mi, tienes que vivir- lloró- vive mi amor.
-Tiene pulso- dijo Zahir- es muy débil, pero lo tiene.
-¿DÓNDE ESTÁ EL REY?- preguntaba el médico, que llegaba corriendo, con el maletín en mano.
-¡AQUÍ!- gritó Isabella, sollozando-¡ESTÁ AQUÍ DOCTOR! – el médico llegó corriendo a donde estaba el cuerpo del Rey.
El galeno se inclinó sobre el cuerpo y tomó el pulso, luego examinó la herida.copy right hot novel pub