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El sexy chico Alpha es mi mate (COMPLETA)

39

Cogí mi mochila y me apresuré a salir de mi habitación, le había dicho a mamá que hoy me iría con ella, le sorprendió mucho que hoy no me fuera con Caleb pero no preguntó más. Bajé a la sala y la miré que estaba terminando de tomar su café.

—¿Terminarás pronto? Se hace tarde —le dije.

A las 7:00 Caleb me estaría esperando en el campo de fútbol para decirme algunas cosas. No sé qué vaya a pasar hoy y Clarie ni siquera me llamó para darme alguna razón o algo, me imagino que está devastada igual que lo estuve yo.

—¿Tan temprano? Faltan veinte minutos para las siete —replicó, mirando su reloj.

Sí, eso se dilata en llegar a la escuela.

—Lo sé, má, lo que pasa es que tengo que hacer al... —me detuve en seco al ver el auto de Caleb aparecer—...go—terminé la palabra.

Mamá también miró por la ventana y sonrió.

—Justo a tiempo. —murmuró—Ya no te atrasarás. —sonrió.

La miré fulminándola con la mirada y salí en dirección donde Caleb. Estaba saliendo del auto y se apoyó en la puerta de éste, con esa sonrisa de siempre en su cara, aquella irritante.

—¿Se puede saber qué haces aquí? —me mofé.

—¿No es obvio? —respondió sin más.

—Creí que habíamos quedado en algo. —le recordé, dándole una mirada llena de reproche.

Asintió con pereza.

—Y yo creí que sabías que no soy de los que obedecen. —abrió su puerta—Ahora sube.

Enarqué las cejas, ¿ahora me manda? No pues qué bonito. Miré el auto de Lanor que estaba parqueado al lado, ni siquera lo vino a traer, en todo caso tengo sus llaves bien guardadas por si viene algún día. Pero ¿porqué no irme en él? Así no tendría que llegar con Caleb y ahí nomas se lo entrego al dueño. No es una mala idea.

—¿En qué piensas, Luna? —preguntó desde el auto. Le sonreí con malicia, sé que esto que le voy a decir lo va a enfurecer. ¿ Y cómo me ha llamado? ¿Luna? Sacudí la cabeza y me dirigí donde él.

—Caleb, me temo que no me podré ir contigo. —le dije, sonriendo—Porque me voy a ir en el auto de Lanor. —saqué las llaves del bolsillo de mi abrigo y se las puse casi en su cara.

Él las miró y apretó su mandíbula.

—No harás eso —sentenció.

—¿Quién me lo va a impedir? ¿tú? —le di una última sonrisa y me encaminé al auto de Lanor en modo triunfante.

En ese instante escuché la puerta del auto cerrarse.copy right hot novel pub

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