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Gea: Por siempre el deseo del alfa Eros.

Capítulo 35.

Los días restantes estuvieron llenos de sonrisas y suspiros de parte de muchas personas, habían salido a fiestas fuera de la manada, las buenas relaciones se empezaban a establecer, aunque todos sonreían a causa de malos chistes no habían olvidado las palabras del hijo del amor frustrado de Gea, ella nunca pensó que su amado Xel podría tener hijos… aunque era un vampiro mayor, tampoco es que fuese un santo.

Xel por su parte le ocultaba esas informaciones a Gea porque no era necesario saberlas, eso no quitaba el hecho de que ella cuando lo supiera se pudiese sentir traicionada, a él le dolería ver eso, y sentir sobre su cuerpo su mirada juzgante también podría ser agobiante; pero ya no podría ver esos ojos que llenaban sus vidas, había muerto y había dejado a alguien que lo amaba con toda su alma atrás… aunque quizás, ¿Xel podría volver?

Aquel vampiro nunca creyó en las reencarnaciones, pero nunca cerró la idea de que cuando muriera volvería a la vida en otro cuerpo y que cuando lo hiciera sus pensamientos ya no los inundara su adorada Gea, aquel día que ella lo encontró moribundo e hizo un pacto con él no sabía a las cosas que se estaba enfrentado, él tampoco, pero aun así…

—Hey, ¿en qué piensas? —Los ojos de la mate del alfa Eros fueron hasta la chica que había hechizado el corazón de uno de sus mejores amigos.

—¿Me odias? —Preguntó, la chica la miró extrañada y sonrió ligeramente.

—¿Por qué lo haría? Eres mi hermana y mi cuñada. —El ceño de Gea se frunció extrañado.

—¿no estás molesta por… Isa?

—No entiendo, ¿Quién es Isa? —Analí se sentía confundida, pensaba que su amiga estaba un poco desconcertada, Gea solo sonrió diciendo.

—No es nadie.

Luego de aquello ambas entraron a la casa. Se había vuelto costumbre quedarse en el patio trasero de la mansión, el cargo de rey de su alfa no impedía que lo viese muy seguido, pero había días que al parecer a Eros se le olvidaba el camino a casa. Era muy molesto para ella quedarse despierta hasta tarde en espera de él y sentir que no llegaba a casa, eso la irritaba, habían tenido un sinnúmero de discusiones por aquella situación.

—Pero miren quien aún sigue respirando. —Ambas chicas escucharon la voz de Clarisse, aquella chica era todos los días se ponía un poco más insoportable.

—Sí, ¿eso te come por dentro? —Preguntó Analí, Gea por su parte siguiendo su camino, pasando por el lado de su cuñada sintió como era tomada del brazo, sus ojos se cerraron reprimiendo el dolor que le producia la fuerza de su agarre.

—Espero por tu bien que me sueltes, no quieres perder esa mano. —Dijo zafándose y dándole el frente a su cuñada.

—Me da risa la seguridad que tienes al decir esas palabras, ¿Qué no sabes que nadie te quiere en la manada? Por ti murieron soldados, murió una de las mejores guerras, pero sigues aquí, infundiendo la inseguridad de mi manada. —El nudo en la garganta de Gea empezó a tomar fuerza, pero su rostro seguía con la misma expresión.

—Quedas advertida. —Esas dos palabras fueron suficientes, porque las tres personas que estaban ahí entendieron perfectamente. Ella continuó su camino hacia las escaleras y mientras lo hacía pudo ver como la puerta fue abierta por Eros, y tras él venían su hermano, Darwin y Gray.

—¿Desire? —Pudo oír la voz de su alfa llamándola, pero aun así no volteó.

—Vamos, huye, es lo único que puedes hacer. —Una carcajada resonó por toda la sala, ella continuaba su camino y al entrar sonrió al ver su hermosa arma, su cuerpo se movió de manera rápida tomándolo en sus manos, estando de vuelta en el pasillo puso una de las flechas en el arco.

—Vuelve abrir la boca en mi presencia y juro que una de mis flechas atravesará tu lengua.copy right hot novel pub

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