En la entrada de la puerta como si los estuvieran esperando se encontraban los gemelos Laurens y Cipriano, los tres tenían caras de tragedia dibujada en su rostro, Amelia no había terminado de bajar cuando pregunto
-¿Pasó algo con Alessandro? -El vizconde seguía negándose a salir de su hogar y los pocos que lo veían decían que parecía un esqueleto andante, Amelia no había podido irlo a visitar por lo de su brazo
-No -Dijo Cipriano
-Es Samira -dijo Oliver con los ojos sonrojado tratando de reprimir las lágrimas, Amelia sintió que el corazón le había bajado al estómago, Edward esperaba que no fuese noticias de que estuvieran muertos
-Sabemos que eres algo temperamental... -le dijo Cipriano dirigiéndose a Amelia
-Por lo que debes tratar de controlarte -Dijo firmemente Olivia, ni Amelia ni Edward le gustaba lo que estaban escuchando
-por todos los cielos -interrumpió Edward -hablen bien ¿qué le ocurrió a la señora Fitz? -Amelia no había caído en cuenta que ahora “Fitz” era el apellido de Samira
-¿Dónde está? -exigió saber Amelia
-Adentro -dijo Oliver, lo que hizo que Amelia caminara rápidamente a hacia el salón de fiesta y todos la siguieron, cuando Amelia logró ver entre la multitud a Samira sintió ganas de vomitar tenía un ojo morado estaba incluso peor que el morado que había tenido anteriormente Cipriano, “no puede ser” dijo para sí misma ¿Por qué había dejado que esa niña se casará con ese monstruo? Amelia sintió ganas de llorar, no podía reconocer en Samira la niña inocente que se había ido hace dos meses de la ciudad, Samira se dio cuenta de su presencia y se acercó a Amelia
-Lo siento -consiguió decir ella cuando la joven con toda naturalidad la abrazo
-No es tu culpa -respondió ella -estoy embarazada -dijo mientras se separaba de ella y Amelia sintió otra vez que se moría -El viaje fue encantador -dijo para que todo el mundo la escuchara -conocí tantas cosas
-Samira… yo -Amelia comenzó a decir algo pero no sabía que
-no te preocupes luego te comentaré todos los detalles-siguió ella como si nada pasara ¿ese monstruo la estaba amenazando? -pero ahora debo regresar con mi marido -Amelia se quedó como una estatua no sabía qué hacer o qué decir, tal vez se habían preocupado en cómo se comportaría ella al verla, pero lo cierto era que no tenía ni idea, “por lo menos la fiesta no puede ir a peor ¿cierto?” reflexionaba aún con la sensación del mal presentimiento pesando en su corazón
-¿Señorita Laurens? -dijo una voz detrás del grupo que hizo que Amelia se girara, era un hombre pelirrojo bastante alto, no era muy atractivo, pero tenía algo en su personalidad que resultaba atrayente
-¿Barón de Juras? -El hombre sonrió
-No puedo creer que me reconozca ¿Cuántos años tenemos sin vernos? - Amelia vio que el humor de Edward pasó de mal a peor en solo cinco segundos, pero rápidamente una mujer extranjera se posó al lado del hombre y lo tomó del brazo -le presento a mi esposa Antonieta -la mujer dio una rígida reverencia, pero el saber que tenía esposa relajo por unos segundos a Edward -Ella es Olivia Laurens -dijo el hombre, Amelia pensó que era una reunión de conocidos que en nada le concierne, sin embargo, la mujer preguntó algo que hizo que todos salieran de la relativa calma que tenían dada a las circunstancias
-¿Ella es la de los rumores? -pregunto viéndola de arriba abajo, luego dirigió su mirada hacia Cipriano que fingía tener una conversación con Edward -y supongo que él es su amante -Olivia se puso blanca como un papel, Cipriano y Edward se vieron desconcertados y Oliver parecía estar algo nervioso
-¿de qué habla? -Dijo Olivia dirigiendo su mirada al barón de Juras, Amelia noto que la gente se había agrupado también para escuchar, ya que la baronesa no estaba precisamente hablando en voz baja, el barón vio con desaprobación a su esposa, sin embargo, respondió
-No se preocupe son cuchicheos que se han dicho durante la noche, estoy seguro de que es un malentendido -”¿Durante la noche? Pero si la fiesta acaba de comenzar” pensó Amelia extrañada, algo en esa historia no cuadraba del todo
-No son cuchicheos -dijo en voz alta la esposa del barón -quiero que te alejes de mi marido una dama con tan poca reputación como usted no es una persona decente
-Antonieta -gruño el hombre
-No me habías dicho que estabas a punto de pedirle matrimonio cuando huyó dejando atrás esos rumores ¿Qué te hace pensar que los rumores ahora no son ciertos?
-Lo siento, no sé de qué rumores está hablando… -Comenzó Olivia sin saber realmente cómo defenderse
-Los rumores de que ha estado fornicando con el doctor -dijo la mujer señalando a Cipriano -toda la ciudad está hablando de eso -Amelia miro a Cipriano que estaba casi tan confundido que Olivia por lo que ella supo que esos rumores eran completamente falso, sin embargo, de ¿dónde habían salido?
La antigua Baronesa de Baudin sonrió al ver como los rumores habían tomado vida rápidamente y como Antonieta que era muy amiga de Úrsula había representado bien el papel que le habían pedido que hiciera, cuando le pidieron ayuda pensaron que ella se negaría, sin embargo, resultó que la mujer estaba encantada, ya que resulta que su matrimonio con el barón había sido completamente arreglado y el barón no paraba de mencionar que sí Olivia se hubiese quedado un día más en la ciudad él le hubiese pedido su mano y ahora estarían felices y no estaría casado con ella, así que lastimarla para que ella tampoco tuviera un buen matrimonio no le parecía mala idea.
Ahora con los rumores que se habían esparcido, Cipriano si era el caballero que decía ser tendría que pedirle matrimonio a Olivia, dejando a Edward libre y a Amelia lastimada ¿por qué clase de amiga se acostaría con el esposo de una amiga?
Solo era cuestión de que Úrsula pusiera de su parte y sedujera rápidamente a Edward, La baronesa de Baudin podía saborear en su boca la nueva posición que tendría su familia, con su hija como condesa tendría una influencia increíble en la alta sociedad.
Después de varias negaciones de dicho rumor tanto de Cipriano como Olivia, pero el daño estaba hecho por lo muy pronto Olivia y Oliver se fueron mientras ella lloraba amargamente, Oliver sabía que los rumores eran completamente falsos por lo que nunca reclamo nada a Cipriano, el doctor se quedó negando los rumores y Edward tomó de la mano a Amelia, no había pasado ni media hora desde que había comenzado la fiesta, pero ya la noche se había echado a perder.
En vez de irse para la mansión Wilson se fueron directo a la casa de los Laurens, Olivia estaba completamente en llanto, su madre y hermano no sabían qué hacer para que ella dejara de llorar, Amelia se deslizó con suavidad a su lado y le puso la mano buena en su brazo, Olivia la miro y se recostó sobre su hombro bueno y comenzó llorar, Edward no sabía que hacer.
Lo cierto era que Edward no creía que Olivia y su amigo tuvieran que ver, claro que no, Olivia era demasiado buena y decente para dudar de ella y Cipriano era su mejor amigo jamás haría algo para lastimarlo, pronto Amelia lo miró como pidiendo ayuda a Edward, pero él tampoco sabía que procedía en ese tipo de situación, Amelia entendió que él no sabía cómo ayudar así que decidió hablar ella:
-Olivia no llores por favor -Olivia se levantó para mirarla fijamente
-Mi vida está acabada -sollozo -¿Cómo no voy a llorar?
-No está acabada tu vida
-Nadie me va a querer Amelia, jamás me voy a casar ni tener hijos -las lágrimas le caían como enormes gotas de lluvia de sus ojos
-No -Dijo Edward, lo que hizo que todos giraran para verlo, “Esto lo iba a hacer de todas maneras ¿Por qué no hacerlo ahora?” pensó Edward mientras se acercaba y se arrodillaba, tomó la mano de Olivia -Liv, no tengo un anillo conmigo en este momento, pero te juro que esto es algo que he deseado hacer desde hace un tiempo, ya me has rechazado y si es tu deseo puedes rechazarme ahora y más nunca sacaré el tema otra vez, pero ¿Me harías el honor de ser mi esposa? -Amelia se sorprendió y Olivia dejó de llorar de la sorpresa, abrió la boca para dar su respuesta
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