Amelia se había quedado prácticamente sola en la mansión, los criados que no acompañaron a Edward a su casa de campo se habían ido de vacaciones, solo quedaron las ayudantes de cocina y una que otra empleada.
Amelia pasaba los días en el lago nadando y disfrutando del sol, los criados nunca iban allí y la mayoría hacía sus labores y se retiraba a sus casas en la ciudad para la mayoría la boda de Edward era un regalo del cielo que les había caído y ahora ellos podrán encargarse un poco de sus propios hogares.
Nadar en el lago era divertido, pero su objetivo en nadar en él era otro, estando sola en la mansión recordó que ella tenía una vida fuera de esa época y que no podía quedarse para siempre allí por mucho que adorara a sus nuevos amigos ella necesitaba un abrazo de su familia, una charla sobre cosas inútiles con Hannah, decirle a Erick que se fuese a comer una hectárea de verga, pero de forma de la manera más educada que encontrara y sobre todas las cosas necesitaba un café helado con crema por encima:
-¿Disfrutando del sol? -Preguntó una voz conocida detrás de él
-¿Qué haces acá? -dijo Amelia sin voltear
-algo sin pacientes y me aburría, llegue a la mansión, pero parece que no había nadie y supuse que estarías acá
-¿No tienes más amigos?
-Últimamente, ninguno -reconoció Cipriano -Aparte te mentiría si no dijera que estaba preocupado
-¿Por mí? Que amable
-Yo diría más bien por las cosas de valor del hogar -Cipriano se sentó a su lado dejando que su pantalón se ensucien de tierra
-¿No cree que ya es hora de olvidar que soy una estafadora?
-Supongo que sí -reconoció Cipriano, Amelia esperaba algún comentario sagaz, sin embargo, el suspiro -Creo que me iré de acá pronto -La escasez de trabajo estaba presionando y con ello también iba una presión de una mujer embarazada que lo deseaba como esposo y le prometía que en su país podría ejercer su profesión tanto como él deseara
-Entiendo -dijo Amelia, quien entendía las dificultades
-¿Cuándo se irá?
-Dos días después de la llegada de Edward -Suspiro Cipriano
-¿No será muy pronto?
-Si me quedo más Edward me convencerá de que me quede -ambos hablaban sin mirarse, pero Cipriano se atrevió a mirar a Amelia las gotas de agua que tenía por el cuerpo le daban una apariencia dorada a su cuerpo -Yo quiero que sepa…- comenzó a decir Cipriano sin saber exactamente qué decir
-Si hubieses nacido antes o tú después seguro que sea lo que sea esto hubiese resultado -dijo Amelia sonriéndole, pero Cipriano noto que por dentro estaba destruida, había muchas cosas de ella que él no sería capaz nunca de reconocerle, a veces creía en su historia de que era una viajera en el tiempo y otras veces no, pero desde hacía mucho tiempo sabía que ella tenía el corazón roto y con esa sonrisa que le entregaba sabía que este se había roto un poco más
Amelia no iba a mentirse así misma amaba a Erick y lo extrañaba, pero el tiempo que había tenido en esta época irónicamente le había dado el tiempo para pensar, él había tomado sus decisiones y tenía que atenerse a las consecuencias, aunque seguramente cuando ella regresara él ya habría hecho su vida con la mujer con la que estaba aquel día, pero aun así cuando regresara “porque tengo que regresar” pensó Amelia, cuando eso pasara tendría que confrontarlo, pero, por otro lado, viendo a Cipriano sabía que todos sus malos tratos e insultos no era más que una infantil manera de tratarse.
Había algo entre ellos, algo que desearía llevarse con ella, pero sabía que eso no podía ocurrir y, por lo tanto, le reconfortaba pensar que en algún universo ella y él estarían juntos, tal vez ella como una mujer de alta sociedad enamorada de un médico que no tenía ni idea de que algún día existirá la penicilina o tal vez como ella una mujer empoderada en trabajando en sus diseños de juego saliendo con un doctor cirujano con heterocromía y fan del futbol.
Amelia se quedó mirándolo fijamente, Cipriano le regaló una sonrisa pensando que tal vez esto podría reconfortarse, ella no lo había visto nunca tan guapo, tal vez esto era por la luz del sol que traspasaba las hojas de los árboles para iluminar la piel o por su hermosa sonrisa “Él tiene una hermosa sonrisa es una lástima que no lo haga tan a menudo” pensó ella:
-Tal vez tenga razón -alcanzó a decir con su voz grave y seductora -¿Sabe que fui yo quien la sacó del lago cuando se estaba ahogando? -recordó Cipriano de repente, Amelia no recordaba el asunto aunque si lo sabía
-Oh sí, debo darle las gracias
-¿Cree que si entro en el lago también pueda viajar con usted? -Cipriano pretende que esta sea la última vez que volvería a ver a Amelia y le costaba admitir que no quería separarse de ella, ella sintió nuevamente crecer el calor en su cuerpo aunque esta vez no fue de lujuria sino de esperanza
-tal vez si entras conmigo lo descubriremos -Amelia se paró del piso y se metió al lago, Cipriano se quitó la ropa quedando tan desnudo como el día en que nació y fue tras de ella
A Cipriano no le preocupaba que alguien los viera, la mansión estaba vacía y ahora nadie le interesaba un hombre caído en la desgracia como él, Amelia había nadado hasta el fondo del lago, contrario a su creencia ella era una excelente nadadora, el lago no era tan profundo aunque le preocupó que se quedara enredada con una las plantas que había en el fondo, ella tomó impulso del fondo y nado nuevamente hasta la superficie, el también saco su cabeza a la superficie y nado hasta acercarse a ella:
-Parece que no funcionó -dijo él
-estás desnudo -dijo Amelia quien lo vio debajo del agua, no esperaba volver a ver al doctor de esa manera más nunca
-¿Estás escandalizada?
-solo un poco -admitió ella lanzándole agua a la cara con sus manos -solo no pensé que volvería a verte así
-No es nada que no hayas visto ya -dijo el mientras echaba su cabello largo hacia atrás, Amelia recordó que en algún momento ella también le había dicho algo similar -¿deberíamos salir? -sugirió
-¿Sabes nunca he tenido sexo en un lago? -Amelia lanzó su indirecta aunque lo había dicho más en broma que como una proposición, él se acercó más hacia ella, tanto que ella pudo sentir su pene endurecido debajo del agua
-yo tampoco ¿crees que se pueda hacer? -ella se rio nerviosa, pero de alguna manera logró quitarse la parte de abajo del traje baño de época que le llegaba a los tobillos y lo mantuvo en sus manos mientras enrollaba sus piernas en el cuerpo de él
El se introdujo lentamente en ella, ella gimió, era extraño hacerlo allí, “no es tan divertido como esperaba” pensó Amelia mientras recordaba todas las películas que había visto en su vida, sin embargo, cuando se trasladaron a la tierra, todo se hizo mucho más excitante.
Amelia se apoyó contra un árbol mientras Cipriano rozaba su lengua entre sus piernas, ella sintió la plenitud creciendo dentro de ella.
Cuando Cipriano levantó la vista para verla pensó que si tuviera que para el tiempo en algún momento en su vida sería en ese momento cuando ella estaba mojada, gimiendo y con el orgasmo tan cerca, en ese momento ella era una especie de ninfa del bosque, así quería recordar la última vez que se vieron por el resto de su vida.
Lamentablemente, al día siguiente llegó para Cipriano y se dio cuenta de que volvería a ver a Amelia, pero en una situación completamente diferente y para nada placenteras, dichos encuentros empañaron el recuerdo de su ninfa del bosque para siempre.
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