13/08/1801 hora 9:30 am.
Edward y Oliver sentían que los glúteos les ardían, pero aun así había llegado a tiempo a la ciudad, no era muy grande, pero ninguno de los dos veían una mansión digna de una condesa, Oliver se acercó a una pareja de ancianos que estaban sentados en unas sillas hechas de mimbre:
-¿la mansión de la condesa? -la mujer pestañeo extrañada, Edward temió que la mujer le dijera que en ese intento de ciudad no había ninguna condesa -¿vienen para la boda? -Eso alivio a Edward solo por un segundo ¿se habrían casado ya?
-Si -dijo Oliver, la mujer no lo miro con desconfianza porque Oliver tenía una cara amigable, esa cara que te incita a confiar en él
-Vienen un poco tarde -respondió el hombre y Edward sintió que el corazón le dejaba de latir
-todavía están a tiempo -refunfuñó la mujer inmediatamente y a Edward le volvió a latir el corazón -tienen que apurarse, la iglesia está algo lejos, pero si se apuran pueden llegar, está en esa dirección -dijo señalando un camino -solo deben seguir recto, hay indicaciones en el camino
-si siguen las indicaciones no se perderán -añadió el hombre
-Muchas gracias -Edward y Oliver corearon mientras volvían a sus caballos para seguir su camino.
13/08/1801 hora 10:00 am.
Cipriano vio entrar a su futura esposa por la entrada principal de la iglesia y supo instantáneamente que ya no había marcha atrás, Lilibeth aun con su embarazo lució preciosa con un vestido color dorado y un moño recogido alto tan arreglado que ni un cabello estaba fuera de su sitio lo que hizo que este comparará sin querer los mechones desordenados y salvajes de Amelia con los de su futura esposa, sin duda Lilibeth era más hermosa, pero su mente no dejaba de ir una y otra vez hacia la misma dirección.
La boda iba a ser pequeña con solo invitados la familia de Cipriano y la familia más cercana de Lilibeth, sin embargo, al contrario de lo que el novio pensaba se encontró con todos los asientos de la iglesia llenos, entre los asistentes se encontraron los ex familiares de la viuda, Cipriano reconoció entre los familiares al hombre con el que había hablado en la plaza de la ciudad, también había uno que otro chismoso de la ciudad.
La asistencia de la familia política de Lilibeth la sorprendió y la hizo sentir con mucho temor, temía que su cuñado le hiciera algo, pero mientras caminaba al altar desecho a la idea, nadie hacía un escándalo en la iglesia por respecto.
La boda parecía ir con total normalidad, el sacerdote pronunció un discurso que tanto para el novio como la novia parecía eterno, Cipriano volvió a mirar por el rabillo del ojo a la mujer que estaba a su lado "quisiera conocerla más, quisiera no estar enamorado de otra y quisiera que esta boda no se diera en otras circunstancias" pensaba él, tal vez no había conocido lo suficiente a la novia, no sabía ni siquiera si tenía algún pasatiempo o que clase de postres le gustaban ¿podría llegar a amarla si la conociera más? Se estaba tratando de convencer así mismo de que si pasaba el suficiente tiempo podría llegar a amar a Lilibeth.
-¿acepta usted a esta mujer como su legítima esposa ante los ojos de los hombres y de dios? -Preguntó el sacerdote y Cipriano abrió la boca para responder, sentía como los labios le temblaban y no podía emitir sonido, pero antes de que la situación se volviera ridícula y el padre tuviera que volver a hacer la pregunta, la puerta de la iglesia se abrieron de un golpe chocando contra la pared y produciendo un sonido muy fuerte que hizo que todos los presentes giraron las cabezas.
-No puede aceptar a esa mujer como su esposa -dijo Edward que tenía cara de pocos amigos y la verdad es que estaba enojado, no había dormido en días, se había perdido y la endemoniada iglesia estaba a casi cuarenta minutos a caballo de la ciudad
-¿Edward? -Cipriano sintió una luz de esperanza, tal vez Edward lo ayudara a salir de esa situación
-¿Tiene algún impedimento? -Preguntó el padre con desconfianza
-Este hombre lo están desposando bajo un ruin engaño -esta vez hablo Oliver que estaba casi de tan mal humor que Edward por las mismas razones y quería que todo eso terminará inmediatamente por lo que dejó su timidez de lado, la madre de Cipriano se levantó de su asiento, pero no dijo nada, ya que la novia habló primero
-¿Qué engaño? -Dijo Lilibeth con voz potente, lo que hizo retroceder al tímido Oliver -¿cómo te atreves a tratar de impedir mi boda? -en ese momento Lilibeth sintió una contracción, pero no le dio importancia -por favor padre siga no hay ningún impedimento
-Lilibeth -Esta vez fue Cipriano el que hablo y ella lo vio temerosa de que él cancelara la boda y quedara en ridículo frente a todos en la iglesia, él le señaló hacia abajo y ella bajó la mirada para encontrarse que estaba parada encima de un charco -has roto aguas debemos llevarte a un sitio donde puedas tener a tu hijo ahora mismo
Lilibeth palideció todavía no se había preparado mentalmente para lo que iba a ocurrir, no quería pasar por el dolor del parto, Cipriano noto que la mujer estaba conmocionada y la cargó entre sus brazos, la llevaría al carruaje para regresar a la mansión en ese mismo instante.
Cipriano era consciente que un parto podía durar horas incluso días, pero Edward le había regalado los segundos necesario para que el destino le regalara una segunda oportunidad y no lo desperdiciaría, el nacimiento del hijo de Lilibeth solo le daba más tiempo, pero no la excusa que necesitaba, pero seguro se le ocurriría algo o tal vez Edward ya tenía la excusa planeada.
Edward y Oliver fueron tras de él, pero no se montaron en el carruaje con ellos, pero el doctor de la ciudad y el ex cuñado de Lilibeth si lo hicieron, cuando el carruaje arrancó Lilibeth reaccionó:
-¿Qué haces? Espera no nos hemos casado
-en estos momentos me preocupo más por su parto que por una boda mintió él, lo único que le preocupaba era salir soltero de la ciudad
-¿Qué haces tú acá? -Pregunto Lilibeth temerosa al ver a su ex cuñado en el carruaje con ella -Bájate -Ordenó, pero sintió una contracción, no era tan dolorosa, pero era la primera vez que una contracción venía acompañada de dolor y eso la asustó
-Oh no Lilibeth, no sé si tienes a estos dos comprados -señaló a Cipriano y Alfredo- y tienes a algún niño ya preparado para hacerlo pasar por mi sobrino en caso de que tengas una niña -dijo el hombre -no voy a separarme de tu lado hasta que vea al niño -Lilibeth quería golpear a su ex cuñado, sin embargo, estaba tan asustada que no hizo y no dijo nada más aunque igual pensó que el plan que había mencionado su cuñado era un plan bastante inteligente y se sintió estúpida por no preparar ese plan en el caso de que su bebé no fuese un niño.
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