En la mañana del sexto día y mientras se dirigía hacia la mansión Wilson Cipriano estaba casi seguro de que la chica no se volverá despertar debido a la fiebre había sido muy intensa, las convulsiones no eran buena señal y ya estaba comenzando a nevar, una muy mala época para enfermarse sin duda, pero cuando llegó encontró a Edward dando vueltas sobre sus pasos en la entrada de la mansión y casi le salta encima al verlo:
-despertó - anunció
-¿en serio? -Eso era algo completamente inesperado - ¿Qué te dijo?
-No, no, yo no he entrado a verla - a Cipriano no le sorprendió, no había ido ni una sola vez a ver a la chica y probablemente era lo mejor si alguien en la ciudad descubre que el conde tenía una joven enferma en su casa desde hace una semana y que la joven no tenía un acompañante, a pesar de la salud de esta iba a haber rumores muy fuertes como las posibilidades de que la joven fuese su querida o dios no lo quisiera era una querida embarazada se pondrían sobre la mesa y eso no solo perjudica a la joven, sino a Edward también, los rumores ya habían comenzado, pero todavía ninguno se acercaba a la verdad, hasta ahora todos se dirigen hacia la salud del conde ¿por qué otra razón el doctor iba dos o tres veces al día a visitar al conde? - el ama de llaves logró hablar con ella, dijo que se llamaba Amelia y que no tenía idea de que le había ocurrido, luego perdió el conocimiento nuevamente… de eso ha pasado unos diez minutos.
-iré a verla enseguida
Cipriano iba subiendo la escalera dobles saltándose escalones para llegar más rápido, para sus adentros Cipriano sabía que tenía una curiosidad muy impropia por la desconocida, una curiosidad que rozaba muy cerca a la obsesión no únicamente por la joven sino por todo el misterio que la rodeaba, al llegar al frente del cuarto de invitados se debatió en sí debía tocar la puerta o no, usualmente no tocaría porque sabía que probablemente estaría sin conocimiento y con sus otros pacientes siempre había familiares o amigos que le concedían el permiso de entrar y aunque no lo hubiera se le perdonaba porque nadie nunca quiere crear escándalos que puedan comprometer su relación con un médico y esta fue la razón por la cual decidió entrar sin tocar, era el médico, no iba a hacerle nada malo a la chica y lo más probable era que estuviese otra vez tan inconsciente como el primer día… que equivocado estaba.
Al entrar fue como si entrara en el sueño más vergonzoso de su vida, la joven estaba tratando de levantarse y se había apoyado en una de las barandillas de la cama, estaba algo encorvada y de su frente corría gotas de sudor que recorrían su rostro algunas gotas parecían caer directamente en el suelo, otras simplemente bajaban por su cuello hasta llegar al escote del camisón blanco de algodón donde muy al pesar del momento a la joven se le marcaba notoriamente el color de los pezones, obviamente como doctor no es lo primero en lo que te fijas cuando tu paciente tiene una fiebre que no baja, convulsiones y una semana sin despertar, pero ahora esto parecía una puesta en escena para escandalizar a cualquier dama de sociedad respetable o por lo menos así lo sentía él.
Ella se veía enormemente confundida, pero, sin embargo, no parecía asustada ni escandalizada de que un desconocido interrumpiera en la habitación sin tocar:
-no debería estar parada - las palabras fluyeron de Cipriano debido a un repentino nerviosismo que comenzó a sentir
-tenía sed - dijo como si eso explicara todo -¿Dónde estoy? -tenía la voz algo ronca -¿quién es usted?
-hubiese llamado un sirviente -ella arrugó la cara parecía cada vez más confundida
-¿Quién es usted y por qué viste así? - Amelia por su parte estaba casi segura que durante su caída se había golpeado la cabeza y estaba pasando por algún tipo de trauma severo, el hombre frente de ella estaba vestido con un traje y un abrigo largo con un sombrero de época como si hubiese salido de un cuadro de la mansión Wilson
-Señorita -Cipriano se volteó para mirar una pared y evitar un posible escándalo cuando la joven se diera cuenta de que estaba en un pijama -yo soy el doctor De Luca - lo mejor era identificarse como médico lo antes posible para evitar alguna serie de gritos irracionales en breves momentos - le ruego que se acueste para poder revisar su estado -en la mente de Cipriano rogaba que también tuviera la prudencia de taparse
-no -ese no fue tan rotundo que a Cipriano se le paró el corazón por un segundo, era obvio que la dama poseía un mal temperamento y que por su tono de voz no importaba si se le insistía un no era un no - ¿Dónde se supone que estoy? ¿Me han secuestrado? - Para Amelia toda la situación era extraña, recordaba haber estado caminando por la instalación de la mansión Wilson, haber caído por accidente en el lago y ahora estaba en medio de una puesta en escena de alguna película antigua solo faltaba que entrara alguien con un par de velas para iluminar la habitación y un orinal, pero aun si no se iba a ponerse a gritar como una demente había una gran posibilidad de que lo que veía era una alucinación causada por un fuerte golpe en la cabeza, estaba segura de que Erick la saco del lago y seguramente estaba en el hospital con una alucinación y con doctores completamente enterados de que su cabeza no estaba bien
-Nadie la ha secuestrado, se estaba ahogando en el lago y yo la rescaté -Cipriano estaba pensando que la chica sin duda había sido atacada, en sus revisiones había notado algunos moretones y rasguños en su cuerpo, ahora que había despertado se encontraba confundida y tal vez pensaba en él como su atacante, situación que, sino se trataba con delicadeza podría terminar involucrando a la policía
-¿Y dónde me encuentro? ¿Por qué no me encuentro en una clínica?
-Se encuentra en la mansión Wilson, el conde y yo pensamos que debido a su condición de salud tan delicada de los últimos días estaría mejor acá -Amelia sintió un rayo de luz y tuvo la explicación perfecta para lo que estaba ocurriendo en ese instante
-oh ya veo es usted actor ¿cierto? -seguramente era alguien que estaba contratado para actuar en los tours de la mansión a lo mejor la confundieron con alguna pobre chica extraviada de un grupo y por eso su ropa anticuada.
-Señorita le repito que soy el doctor De Luca - Cipriano pensó que tal vez ella estaba peor de lo que pensaba -¿Puede recostarse?
Amelia se dejó caer en la cama ya las fuerzas le estaban faltando, el hombre seguía de espaldas viendo fijamente a la pared, Amelia no tuvo la oportunidad de verle la cara, pero por lo que observaba era un hombre alto y algo músculo, no como Erick claro está, pero sí lo suficientemente musculoso para saber que si estaba siendo secuestrada y necesitaba luchar para huir no le iba a hacer una tarea nada fácil.
-ya estoy en la cama - el hombre se volteó era bastante guapo a pesar de su vestimenta anticuada, pero quien se fija si es guapo o no cuando estás secuestrada, aunque Amelia trató de fijarse bien en su apariencia por sí lograba llegar hasta una estación de policía con vida, él era todo lo contrario a Erick, tenía un color de ojos bastante particular lo que era bueno para recordar, tenía heterocromía, es decir un ojo azul y otro marrón, tenía el cabello algo largo y liso de color negro, era espeso y tenía la piel tan blanca como ella, tres características que podía recordar fácilmente.
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