Amelia explicó con lujos y detalles lo que había hecho ese día y como creía que había llegado hasta esa época y no se cohibió al dar detalles completamente escandalosos como el hecho de que viviese con su novio sin estar casada (lo que para Edward y Cipriano era algo impensable y los alarmó enormemente) y también cómo lo había encontrado con otra mujer y como más tarde la había ido a buscar en a la mansión y como termino en el lago.
-supongo que si regreso al lago podré regresar -dijo Amelia de repente, se había entusiasmado
-creo lo mismo -respondió Edward- pero el problema es que el lago está congelado, si tiene que estar dentro del lago eso no será posible
-¿Podemos intentarlo aun si está congelado?
-claro, pero si no funciona ¿cuál será su plan?
-supongo que esperaré a que el hilo se derrita
-entonces tendrá que quedarse acá
-oye Edward- Cipriano había caído en cuenta que tal vez la chica era una estafadora, era evidente que alguien le había comentado sobre su enorme parecido con la antigua condesa y de lo loco que estaba el conde y pensó que tal vez podría aprovecharse de la situación - no crees…
-Cipriano - Edward lo interrumpió -entiendo tus dudas, pero mírala ¿Realmente piensas que ella es una estafadora? Si no logras entenderlo creo que es mejor te vayas y te desentiendas porque esta situación no es para alguien con la mente cerrada - Cipriano era un médico, un hombre de ciencia y sabía que tal cosa como ir al futuro o al pasado era imposible, vio a la joven si era rara, pero era una mujer común y corriente como cualquier otra damita de la sociedad, no se quería quedar viendo como su amigo era estafado, pero este había dejado en claro que no lo quería allí.
Cipriano se paró hizo una reverencia y se fue, cuando estaba cerrando en la puerta lo último que escuchó fue algo sobre hacerla pasar por una prima viuda y a pasar los días no tardó el rumor en llegar a la ciudad:
-Doctor - el joven y enfermizo vizconde de Navarra, un joven de menos de veinticinco años que si no fuese por una tos y enfermedades respiratorias constantes podría ser considerado un excelente pretendiente para las jóvenes en edad de casarse de la ciudad, era uno de los pacientes a los que Cipriano visitaba diariamente y ya se había forjado una pequeña amistad - escuche que la prima viuda del conde se encuentra en la ciudad ¿es cierto? - Cipriano no quería hacer quedar como un tonto a su mejor amigo por haber caído en esa estafa tan absurda así que termino por decir
-Así es
-¿Sabe la razón de tal visita?
-sinceramente, no tengo idea - Cipriano lo auscultó no importaba lo que le indicará los pulmones seguían emitiendo un sonido silbante y lamentablemente era posible que el joven vizconde viviera el resto de sus días con esa tos
-entiendo -el vizconde estaba pensativo - escuché a una de las jóvenes de la servidumbre decir que es una chica muy hermosa…
-Si es muy bella - Cipriano no quería darle ningún halago a la estafadora pero sería una mentira del tamaño de la ciudad decir que no era hermosa, por que si lo era y eso se debía admitir aunque la portadora de tal belleza no fuese una buena persona
-oh… -el vizconde parecía que le hubiesen dicho lo contrario
-parece que eso no le agrada -Observo Cipriano mientras le indicaba que se pusiera la camisa
-Si le soy sincero doctor, mi enfermedad no parece querer mejorar, así que pensé que debía contraer nupcias lo antes posible para dejar un heredero -explicó - pero lo que me hace querer contraer matrimonio es lo que espanta a las jóvenes, ninguna madre quiere que su hija se case con alguien que puede morir en cualquier momento
-te prometo que te queda mucho tiempo por vivir -Cipriano sabía que la situación del joven era delicada, pero esperaba que este pudiese vivir muchos años más, el joven le hizo una señal de que dejara ese tema de lado
-Escuche que la joven no tiene, ni hijos, ni título o algún amparo aparte de él de su primo pensé que si era una joven viuda y además algo fea podría convenirle casarse con alguien enfermo y engendrar un heredero para poder acomodarse en la sociedad - Entonces Cipriano lo entendió el joven vizconde buscaba a una mujer desesperada que estuviese dispuesta a tener a su hijo, él dejaría un heredero y ella tendría la vida acomodada, no era raro que entre la alta sociedad se casaran por conveniencia, pero nunca se hablaba abiertamente de eso- pero si es tan hermosa como dicen los rumores seguros tendrá miles de pretendientes tan pronto se presente en la sociedad, Cipriano no había pensado en eso, para una estafadora tan hermosa un matrimonio por conveniencia con un vizconde o incluso un barón era lo mejor que le podría pasar.
-Sinceramente, no sé mucho sobre esa joven y mucho menos creo comprender a alguna otra joven de la ciudad, pero si alguna rechaza su amor es porque esta es una estúpida - Tendría que ir a hablar sobre la situación con Edward no podía dejar que una estafadora se casara y embaucara a más de una familia
-no hablo de tonterías de amor - replicó el vizconde - no quiero que se enamoren de mí, quiero un heredero
Amelia había ido directamente al lago con el que ahora se hacía llamar su primo aunque en honor a la verdad vendría siendo un tratará abuelo de ella y tal como él había indicado el lago estaba supercongelado casi parecía una pista de hielo y no había forma de nadar en él para comprobar si podía regresar entrando al lago otra vez, así que no le quedó de otra que comenzar a fingir ser una prima viuda, Edward le explico que como viuda tendría más privacidad que como una chica soltera aunque Amelia tuvo la impresión de que todo el asunto se debía al hecho de que no era una dulce virgen y aunque Amelia quería permanecer oculta hasta que el lago se descongela, Edward dijo que eso era imposible, que los rumores ya habían tardado en llegar a la ciudad gracias a la intervención del tal Cipriano, pero ahora que él no ayudaría los rumores llegaron y podían destruir su reputación como conde y hubo una larga discusión de lo importante que la reputación era para un hombre o una mujer en esa época por lo que a Amelia no tuvo más que apegarse a las normas que Edward le ponía, como aprender a bailar, comer y hablar de la época por lo que en esa semana que había pasado desde que ella se declaró como una viajera del futuro había tenido dos horas diarias con su primo para practicar esas cosas, el hablar o el comer podía resultar algo fácil, pero el bailar o cosas como una servidumbre e incluso algo que en el futuro era tan normal como ir al baño ahora era cosas complicadas:
-Creo que tendré que organizar un baile la próxima semana -Anunció Edward mientras bailaban sin música en el salón
-¿Por qué?
-Hay que presentarte en sociedad, aparte si no te presento podrían pensar que estoy interesado en contraer nupcias contigo
-¡pero la gente cree que eres mi primo!
-¿En el futuro no se casan entre primos?
-No, claro que no, si te casas con un familiar es muy posible que tus hijos nazcan enfermos
- oh - Edward pensó en cuántas familias conocía que fuesen primos o familiares de algún tipo
-bueno si no hay otra opción entonces tendré que participar en un baile
-le encargaré a la señora Beatriz que te acompañe a la modista mañana temprano - Edward y la señora Beatriz habían intentado convencerla de conseguir ropa adecuada, Amelia se había negado porque ella buscaba era regresar a su época y comprar ropa hacía más real el hecho de que estaba atrapada y no sabría cuando volvería, al final resultaba que si estaba secuestrada, pero no de la manera que ella había creído -has mejorado en el baile, las personas no dirán que eres una excelente bailarina, pero por lo menos no dirán que eres una pésima bailarina
-eso es bueno supongo - Amelia se quedó pensando mientras bailaban, desde que Edward y ella se habían dado cuenta de la verdad se hicieron amigos casi de forma inmediata y en la semana que habían transcurrido y a pesar de que las obligaciones de él cómo conde que habían limitado sus interacciones ellos habían logrado forjar una amistad similar a la que uno tiene con alguien desde niño, casi como si se conocieran desde que nacieron, Edward se interesaba mucho por el futuro aunque las preguntas que hacía eran cosas históricas que ella desconocía, pero intentaba responderle lo que podía, Edward estaba fascinado por el hecho de que en realidad su padre tenía razón y quitando lo que para él estaba mal como el hecho de que una mujer se mudara con un hombre antes de casarse o que fuese capaz de decir tantas groserías como un marinero, encontraba en Amelia a la hermana que no sabía qué quería.
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