El sonido de alguien llamando a la puerta interrumpió el baile y Edward al dar permiso que entrarán inmediatamente entró el mayordomo para informarles que el doctor Cipriano pedía verlo, Edward pidió que lo hicieran pasar y se molestó muchísimo él era como de la familia y nunca quiso o tuvo la necesidad de anunciarse con el mayordomo, él solo entraba y salía a su antojo y de vez en cuando bromeaba con el mayordomo que anunciará que estaba en la mansión, pero esto nunca ocurriría porque él siempre llegaba a cualquier rincón de la casa donde estuviese Edward antes de que el mayordomo avisara:
-me preguntaba cuantos días más estaría desaparecido -refunfuñó Edward, Amelia en los días que llevaba allí había entendido que Cipriano era el mejor amigo de Edward y por lo que había escuchado de la servidumbre el joven Cipriano nunca se desaparecía más de dos días, si no venía en persona mandaba un recado para disculpar su ausencia y Amelia sabía que la razón de esa ausencia se debía a ella y aunque entendía lo loco que sonaba lo del viaje en el tiempo no entendía el motivo de alejarse de su amigo tanto tiempo, es decir, si fuera ella la que estuviese en la situación del doctor evitará al lunático que dice viajar en el tiempo y estaría cerca de Hannah para cuidarla de dicho lunático
-Buenas tardes su excelencia -dijo el doctor mientras daba una reverencia, tenía una expresión severa en el rostro, pero por primera vez Amelia se permitió en fijarse en su apariencia, como toda persona de la alta sociedad era un hombre blanco de cabello negro y al hablar se le escuchaba un acento italiano casi perdido con la manera local de hablar y tenía un ojo azul y otro marrón -señorita -concluyo con un tono de irritación
-¿como que excelencia? ¿Sigues molesto conmigo? - Cipriano solo llamaba excelencia a Edward cuando la situación lo requería y esta no era tal situación.
-Solo vine a comentar que se han esparcido rumores de que la señorita aquí presente está buscando marido -Cipriano ignoro por completo a Edward
-¿y eso que? -Gruñó Edward
-Yo no busco marido, solo quiero regresar a mi casa
-No conozco sus planes señorita, pero quiero que sepa que no voy a dejar que estafe a nadie en esta ciudad -Cipriano volvió a ignorar a Edward y se dirigió a quien él creía que era la manzana de la discordia
-Entonces no tendrá mucho trabajo -se burló ella
Y a partir de allí comenzó una discusión acalorada entre Amelia y Cipriano entre ambas partes hubo comentarios inapropiados, insultos, sarcasmos y una que otra acusación o amenaza, como ambos participantes de la discusión se habían empeñado en ignorar a Edward este se sentó y disfruto de un habano y un vaso de coñac por lo que cuando este acabó de fumar y beber su bebida y se dio cuenta de que esa pelea podría seguir así durante horas incluso días por lo que decidió que era momento de acabarla:
-Ya basta -ordenó con el mejor tono autoritario que pudo poner, ambos se callaron al instante quizás por la orden o quizás por la sorpresa tan repentina de la orden -No voy a dejar que se maten entre ustedes, Cipriano eres mi mejor amigo y si no puedes confiar en Amelia te pido que confíes en mí y Amelia Cipriano no cree en tu historia tal vez deberías demostrarle que eres quien dices ser y así los tres llevaremos la fiesta en paz mientras buscamos las maneras de que regreses a tu hogar -ambos compartieron una mirada apenada
-Edward tiene razón -Amelia fue la primera en ceder - No sé cómo probarle que no soy una estafadora ni estoy loca, pero espero hacerlo mientras me veo obligada a estar acá - Cipriano estaba muy desconfiado, pero poco podía hacer ante la situación era como decía el dicho mantén a tus amigos cerca, pero mantén a tus enemigos aún más cerca
-No creo que logré convencerme nunca de esto, pero no puedo hacer mucho por la situación
-muy bien -dijo Edward con una voz de despreocupación - ahora que han acordado llevarse bien te pido Cipriano que por favor termines con la lección de Amelia hoy tengo algunas cosas que hacer - mintió Edward él no tenía nada que hacer, pero si quería descansar un rato antes de la cena y Amelia estaría allí por un tiempo indefinido y Edward no estaba dispuesto a renunciar a lo que para él no era solo un amigo sino su familia
-¿qué? -corearon ambos, pero ya Edward que era tan ágil como un gato cerraba la puerta del despacho
Amelia se quedó mirando a Cipriano y ella, ambos parecen incómodos con la situación y como no lo estarían si hace menos de cinco minutos se habían insultado abiertamente y ellos sabían algunas de las cosas que habían dicho no eran ciertas y muchas dichas sin pensar:
-no tiene que ayudarme -Cipriano observó que la mujer no le gustaban los silencios incómodos por eso era la primera en tratar de decir algo lo antes posible
-Conociendo a Edward ya mandó a preparar comida extra para la cena, debo quedarme así que tal vez pueda ayudarla - a Cipriano no le apetecía quedarse vagando por la mansión tratando de ignorar a su amigo y a la mujer -¿qué está aprendiendo?
-vals - Cipriano había decidido que mataría a Edward esa misma noche, el bailar vals era algo íntimo, para que una joven bailara con un hombre de esa manera necesitaba un permiso explícito de sus padres, el vals a diferencia de otros bailes requería de mucho contacto físico a diferencia de otras danzas donde los cuerpos se encontraban más separados como la cuadrilla u otras donde el mero contacto se reducía a las palmas de las manos - pero como le dije no es necesario
-está bien -Cipriano no sabía que le impulsó a aceptar bailar con la joven, pero la tomo fuertemente por la espalda acercándola a su cuerpo y le tomó de la mano, ella no estaba tensa ni avergonzada como se esperaba que estuviese otra joven en su situación y comenzaron a dar vueltas por la habitación que no era tan grande como se esperaba para una pareja de baile - no lo hace mal -observo Cipriano
-Que bueno - dijo ella con exagerado entusiasmo -siempre he pensado que tengo dos pies izquierdos y esto de bailar es horriblemente complicado - Cipriano pensaba que ciertamente no lo hacía mal, pero tampoco era una buena bailarina si no fuese porque Cipriano pensó que los primeros intentos de pisarlo era una especie de venganza, pero luego se dio cuenta de que era parte de su torpeza al bailar
-Tampoco estoy diciendo que sea una excelente bailarina, ya que cualquier joven podría bailar mejor que usted de eso no tengo dudas, pero las normas de conducta indican que debo darle un cumplido -Amelia se sintió terriblemente lastimada por ese comentario Edward le había dicho que estaba mejorando en su baile y sinceramente estas pocas cosas que hacía para tratar de encajar en esa época era lo que la mantiene cuerda y esto también lo hacía mal entonces ¿Cuál era el sentido de que ella estuviese allí? Así que se armó de valor y se zafó de entre sus brazos y le dijo firmemente
-Yo no le caigo bien y sinceramente usted no me cae bien y por más que Edward quiera lo contrario usted no va a aceptar lo que soy y eso lo entiendo por la mente cerrada de la época por lo que esperaba tener una relación cortés con usted mientras encuentro la manera de regresar a mi hogar, pero no me gusta la hipocresía, si me hubiese dicho lo mal que bailo desde el principio no me sentiría molesta, pero no fue así -Amelia sentía que las orejas y los cachetes estaban seguramente de un rojo brillante y que su enojo se reflejaba completamente en su cara, en cambio, Cipriano tenía una expresión de sorpresa enorme nunca había visto a una mujer tan enojada y cayó en cuenta que incluso cuando se estaban insultando abiertamente hacia unos momentos ella no había reflejado ningún tipo de enojo hacia él -Por lo que muy respetuosamente le invito a que se meta sus normas de cortesía por donde no le entra el sol - Y Amelia se fue dejando a Cipriano escandalizado.
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